Galicia tiene casi tantos hogares alquilados como hipotecas por el auge en rentas altas

Las familias que ganan más de 2.500 euros se convierten en el grupo mayoritario en los arrendamientos | El alza récord del 4,8% en 2022 sitúa el precio medio en 472 euros

Un joven observa el escaparate de una inmobiliaria en Ourense

Un joven observa el escaparate de una inmobiliaria en Ourense / Iñaki Osorio

Julio Pérez

Julio Pérez

A diferencia de otros sectores, el shock provocado por la pandemia en la construcción no duró mucho más que el confinamiento. Cuando las actividades no esenciales se reabrieron tras los festivos de Semana Santa en abril de 2020, el ladrillo volvió a la carga, con mejores expectativas incluso por la demanda alborotada de aquellos que pudieron blindar sus ingresos y querían el cambio a una vivienda mejor tras las durísimas semanas de encierro para contener la primera ola del COVID-19.

“Una primera apreciación es que tanto las operaciones como los préstamos están volviendo a los niveles anteriores, aunque aún quede cierto recorrido para esa recuperación”, apuntaban los economistas Santiago Carbó y Francisco Rodríguez Fernández en un informe sobre el mercado residencial publicado por Funcas en julio de 2021. Efectivamente, tanto las transacciones como los préstamos para la compra de inmuebles pisaron el acelerador y se mueven en las mejores cifras desde el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.

Una parte importante de las compras claramente tenía un objetivo inversor para aprovechar el auge del alquiler y su suculenta rentabilidad como alternativa a la raquítica remuneración de los depósitos durante el largo periodo de tipos de interés negativos. ¿La crisis del coronavirus afectó a los arrendamientos? Sí, pero básicamente por la imposibilidad de salir a la calle en aquel momento. Los contratos y los precios no dejaron de crecer en Galicia, animados por un nuevo perfil de cliente con ingresos elevados que antes se hubiera decantado por firmar un crédito.

evolucion vivienda W

evolucion vivienda W / Hugo Barreiro

En la comunidad hay prácticamente lo mismo de lo uno que de lo otro. El número de hogares que estaban pagando una hipoteca en 2021 rondaba los 175.400. Los que optaban por alquilar superaban los 170.600. La tendencia es muy diferente entre las dos modalidades de tenencia de vivienda. Las familias hipotecadas en Galicia se redujeron un 7,5% en comparación con 2020 y los arrendamientos aumentaron cerca del 12%, según el Instituto Galego de Estatística (IGE).

Las razones del bum

Entre las razones que ya antes de la pandemia el Banco de España daba para el bum del alquiler en un profundo análisis en 2019 estaban “las dificultades de los colectivos con menor renta” para mejorar sus ingresos por la todavía elevada incidencia del paro, la también alta tasa de temporalidad y parcialidad en los jóvenes y la población inmigrante y la caída de la cuantía concedida por los bancos sobre el valor total de la vivienda, huyendo de los excesos que abrieron la espita de la doble recesión financiera entre 2008 y 2013.

Durante mucho tiempo, los hogares con ingresos de entre 1.000 y 1.500 euros al mes formaron el grupo mayoritario de los arrendamientos en Galicia, seguidos de las familias con entre 600 y 1.000 euros. Pero el progresivo cambio de mentalidad sobre la propiedad y la movilidad laboral en puestos mejor remunerados dan un vuelco a la situación. Los hogares que ganan más de 2.500 euros ocuparon ese lugar en 2021: casi 44.000, un 47% más que el ejercicio anterior. En los intervalos de menor renta –entre 600 y 1.000 euros–, los hogares en arrendamiento mermaron alrededor de un 14%, unos 6.500 menos.

El encarecimiento sin descanso de los precios se ha convertido en una barrera para los colectivos más vulnerables –hay 42.000 familias que destinan más del 30% de su presupuesto al alquiler, el límite de esfuerzo recomendado–, mientras que la creciente demanda de las personas con más recursos ayuda a recalentar el mercado. De hecho, los contratos con mensualidades superiores a los 1.000 euros no dejan de crecer en la comunidad: 34 en 2014 y casi 400 en 2022. Lo mismo está pasando en los de 700, 800 o 900 euros. La cuantía media se situó en 472 euros el año pasado, según el informe que acaba de divulgar el Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS), tras un alza récord del 4,8% respecto a 2021.

OBRAS DE CONSTRUCCION DE VIVIENDAS EN LA CALLE JACINTO BENAVENTE, EN VIGO, A CARGO DE AVANTESPACIA, INTEGRADA EN EL GRUPO INVERAVANTE.

Obras de construcción en la calle Jacinto Benavente, de Vigo / Marta G. Brea

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Galicia fue la tercera comunidad en la que más aumentaron las compraventas de viviendas en noviembre del pasado año. Se comercializaron 1.994 inmuebles, un 15% más que en el mismo mes de 2021, según el balance del Instituto Nacional de Estadística (INE). A la espera de los datos de diciembre, se superaron ya las cifras de ejercicio anterior al completo: 19.980, el mejor dato para el mercado desde 2010.

En toda España, el número de operaciones se incrementó en noviembre de 2022 un 10,8 %, el mayor aumento que se registra en este mes desde 2007, y sumó 55.132 operaciones. La compraventa de viviendas encadenó 21 meses de subidas y un crecimiento del 17% a falta de un mes para conocer el dato de cierre de 2022, marcado en los últimos meses por el encarecimiento de los tipos de interés para hacer frente a la escalada inflacionista. Con respecto al mes anterior, octubre, las compraventas de vivienda subieron un 6,8 %.

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