La ocupación se contrae en enero, pero el empleo desestacionalizado sigue al alza

El mercado laboral enfila su cuesta de enero más dura, de momento, de la era poscovid. Si el primer mes del año siempre se traduce en una pérdida de empleo, este 2023, con la artillería resonando todavía en Ucrania y los precios en niveles contenidos pero elevados, no será una excepción. Si bien el previsible destrozo no estará al nivel de los experimentados durante la Gran Recesión. El Ministerio de Inclusión y Seguridad Social ha publicado este martes sus datos de ocupación a mitad de mes, que sitúan la cifra de afiliación media en 20,06 millones de trabajadores en activo, unos 230.835 menos que en la media de diciembre. En este sentido y a falta de los efectos de final de enero, es el peor balance desde 2020, cuando dos meses antes de estallar la pandemia se perdieron 244.044 empleos.

El ministro José Luís Escrivá ha estrenado nueva metodología este 2023 de cara a avanzar los datos de empleo. Ha introducido cambios en los datos desestacionalizados –aquellos que incorporan fórmulas correctoras para sortear los sesgos propios del calendario y las campañas de contratación– y ha dejado de anticipar proyecciones sobre como acabará el mes a día 30 o 31. De momento en enero tampoco ha salido a comparecer ante los periodistas para comunicar dichos datos y se ha limitado a mandar un comunicado con los mismos, sin preguntas. Fuentes del Ministerio explican que el protocolo a partir de ahora será el de limitarse a mandar notas de prensa y descartan de manera habitual volver a las comparecencias públicas del ministro.

La nota positiva de un siempre malo enero es que la fórmula desestacionalizada proyecta un crecimiento positivo del empleo. Concretamente 25.294 cotizantes más a la Seguridad Social, lo que indica que más allá de la coyuntura puntual, la inercia es positiva. Escrivá no solo proyecta que esa tendencia es positiva, sino que ha mejorado respecto a diciembre.