Crece la cola en los concesionarios: hasta medio año para conseguir un coche nuevo

La escasez de modelos a estrenar se contrapone con el gran número de averiados, que colapsan sus talleres por falta de piezas y en detrimento de sus vehículos de sustitución

Vehículos amontonados en una de las zonas exteriores del concesionario Rodosa (Vigo).

Vehículos amontonados en una de las zonas exteriores del concesionario Rodosa (Vigo). / Marta G. Brea

Los clientes de los concesionarios no tienen coches, pese a que haya numerosos vehículos en los concesionarios. Es una paradoja, pero es real, y el problema que viene a evidenciar es idéntico al que afronta Stellantis Vigo, que sigue tirando de imaginación para almacenar los automóviles que continúa produciendo en Balaídos, destinados a un mercado exterior que bastante dista de los nuevos espacios habilitados en O Porriño (tres campas), Salvaterra (dos zonas en la Plisan) y Redondela (el antiguo cargadero de Rande), donde actualmente han echado el freno. El enredo logístico que en estos momentos mantiene en vilo a buena parte de la industria automovilística y ya se siente en Madrid –el grupo de Carlos Tavares viene de suprimir un turno de producción en su factoría de Villaverde, que como la olívica depende de la terminal de Bouzas para dar salida a sus vehículos– se traduce en que los modelos a estrenar tardan más en llegar a los concesionarios gallegos, pero también los repuestos precisos para reparar aquellos que poco a poco se han acumulado en sus talleres. ¿El resultado? La citada paradoja. Cada vez más conductores sin sus coches, ya tengan cero, cinco, 10 o 20 años.

“Parece que sí que hay un problema en el bloqueo de la distribución: tanto en lo que es el transporte marítimo como en el transporte terrestre”, comenta Rubén Trillo, jefe de ventas de Rofervigo (concesionario oficial de Nissan en Vigo), destacando que, en función del modelo, algunos de los vehículos que piden a fábrica se demoran “seis meses”. “Es un tiempo que a veces no sabes cómo argumentárselo al cliente. Son retrasos que se van acumulando y que son difíciles de prever”, añade, haciendo hincapié en que a la par se van “generalizando” las interrupciones en el aprovisionamiento de los recambios, que se postulan vitales.

Los coches con averías que afectan a un conjunto de piezas son los más conflictivos, porque “es fácil encontrarte con varias de ellas que no tienen suministro inmediato”, apunta. Este escenario se extiende a las labores de chapa, que se han visto ralentizadas al compás de los demás procesos, pasando a resolver encargos de 15 días en dos meses.

Interior del taller mecánico y concesionario de Rodosa (Vigo).

Interior del taller mecánico y concesionario de Rodosa (Vigo). / Marta G. Brea

Y todo ello en plena crisis económica que siente el conductor: “A la hora de reparar prioriza, va a lo más necesario y el resto se va dejando”. Para José Luis González, gerente de Nipocar (concesionario oficial de Toyota en Vigo), lo mismo. Conforme explica, cuentan con modelos que incluso tardan más en llegar a sus instalaciones y un ejemplo es la “Proace”, una furgoneta que precisamente se fabrica en Stellantis Vigo.

“Los plazos de entrega son muy altos, grandísimos”, refleja, evidenciando que superan el medio año. A sus ojos, el origen del huracán se remonta a las paradas de Citroën y señala que –simultáneamente– sus talleres están “llenos”; aunque no tanto por la falta de recambios sino por el enorme volumen de reparaciones que les llegan, producto de un parque envejecido como lo es el gallego –somos la tercera comunidad con los coches más antiguos–. “Estamos un poco desbordados”, concluye, no sin antes dejar claro que la previsión es “que la situación mejore de cara a principios de año”. Pese a ello, recuerda, entonces dependerán “de muchos factores externos”.

“Al final, por suerte, tenemos campa suficiente para tenerlos guardados”

Pablo Ogando

— Rodosa

Que haya más coches en reparación acumulados está derivando en que algunos negocios estén al límite de la sobresaturación: algo que nota especialmente Pablo Ogando, jefe de ventas de Rodosa (concesionario oficial de Renault y Dacia en Vigo). “No estamos colapsados porque al final, por suerte, tenemos campa suficiente para tenerlos guardados”, asegura, tras puntualizar que padecen una severa “carencia” de vehículos de sustitución: tienen todos “ocupados” y los que van recibiendo, según arreglan los coches de sus clientes, los destinan a otros.

Situación en una de las zonas exteriores del concesionario Rodosa (Vigo).

Situación en una de las zonas exteriores del concesionario Rodosa (Vigo). / Marta G. Brea

En este sentido, comenta que “la cifra de negocio se ha visto mermada” porque no están facturando lo que facturaban, fundamentalmente como consecuencia de la demora que trae consigo la falta de piezas. Y es que los tres o cuatro días que antes suponían la puesta a punto de un automóvil ahora han pasado a ser un mes y una semana. Hasta 10 veces más. El lleno es tal que hay decenas y decenas de vehículos esperando su turno en dos espacios que han habilitado fuera de la nave interior en la que trabajan sus mecánicos. Entre ellos, bastantes medios esenciales, como varias ambulancias y más de un coche de policía.

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