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La caída del consumo y del gasto público reduce a la mitad el crecimiento de Galicia

El PIB autonómico avanzó un 2,5% en verano por la fuerza de la exportación | El sector primario se desploma y la aportación de hostelería, comercio y transporte sube un 12%

Viandantes pasan frente a un escaparate. Manuel Bruque

Los dos años y medio largos de pandemia demostraron que la obsesión por la vacuna tenía muchísimo sentido. De ella dependía el alivio de la grave crisis sanitaria, pero también la recuperación de la actividad, obligada a hibernar durante las semanas más duras de la primera ola para frenar la interacción social y los contagios desmedidos. Sigue ahí, conviviendo con la eclosión de la temporada de la gripe y otros virus respiratorios, pero los usos y costumbres a pie de calle guardan bastantes semejanzas con la vieja normalidad que tan lejana parecía en algunos momentos, hasta que el verano pasado marcó el punto de inflexión. La oferta de ocio y descanso se libró de ataduras y ayudó a la economía de Galicia a rozar los niveles pre-COVID. Ya se quedó a las puertas de conseguirlo entre abril y junio y, de hecho, el Producto Interior Bruto (PIB) no varió entre ambos trimestres. Es la otra cara de la moneda, el freno del crecimiento en la comunidad por la crisis energética, las tensiones inflacionistas y la enorme incertidumbre para lo que queda de este ejercicio y el próximo 2023.

El PIB autonómico medró un 2,5% en comparación con el periodo estival de 2021, según el balance publicado ayer por el Instituto Galego de Estatística (IGE). La mitad que en los tres trimestres anteriores, cuando los incrementos superaron el 5%. Después de la resiliencia mostrada en los picos de pandemia gracias a la fuerza inesperada de la automoción, el peso de la industria agroalimentaria en el tejido productivo y la menor dependencia del turismo extranjero, Galicia crece desde finales del año pasado muy por debajo del conjunto del Estado, que entre julio y septiembre avanzó el 3,8%.

A diferencia de anteriores crisis, el PIB regional esquivó el bache de la pandemia con una expansión de la actividad más sana, sostenida tanto por la demanda interna como por el negocio exterior de las empresas. Eso se acabó de momento. El consumo pisa el freno. Los hogares gastaron un 1,2% menos que hace un año y la caída en el desembolso de las administraciones públicas alcanza el 6,7%. A pesar de que la inversión de las empresas, un termómetro fundamental porque muestra las expectativas de sus negocios a medio y largo plazo, baja ligeramente respecto al segundo trimestre (-0,4%), la tasa interanual aguanta aún en positivo: 0,5% de ascenso.

Simón Espinosa

Así que el pulmón de la economía gallega en estos momentos es el comercio foráneo de las empresas. La aportación de las exportaciones al PIB aumentó un 8,1% y un 0,1% las importaciones. El comercio exterior marca récord –22.096 millones de euros hasta septiembre, según los últimos datos del Ministerio de Industria– por el mayor tráfico de mercancías y la subida de precios. Aunque con menor ventaja por culpa de los parones por el cuello de botella de los chips, la automoción sigue liderando las ventas de Galicia en otros países (4.885 millones de euros), seguida del textil, que suma 4.400 millones tras un incremento del 57% en las exportaciones de prendas de punto y del 66% en el resto. El valor de los combustibles se dispara un 187%. El saldo de la pesca se elevó un 21%, un 33% el del aluminio y un 8% las conservas.

Con el recorte del gasto público tras las fortísimas inyecciones para paliar los efectos de la pandemia en el empleo y las cuentas de las empresas, la cuota de la administración, la sanidad y la educación en el PIB por la vía de la oferta se reduce un 0,2%. Los mayores descensos vienen de las actividades financieras y los seguros, que se dejaron un 8,7%; y del sector primario, que cae un 4,4%. El trimestre anterior ya disminuyó por encima del 2%. La industria arroja también números rojos, un 1,9%, pero en el caso de las manufacturas la bajada se contiene al 0,9%; y las finanzas y seguros se contraen el 8,7%.

El resto de los sectores se mantienen al alza todavía. Hay dos grupos de actividades que destacan especialmente. Comercio, transporte y hostelería crecieron un 12% en comparación con los mismos meses del año pasado; e información y comunicaciones se disparan un 13,7%. La construcción avanzó un 0,6% y un 4,6% las actividades artísticas, recreativas y de ocio.

El mercado laboral autonómico reunió 1,037 millones de puestos de trabajo a tiempo completo durante el tercer trimestre, un 1,2% más (11. 882 empleos) que en el mismo periodo de 2021. Los tres sectores con peor comportamiento son los únicos que recortaron personal: un 0,8% la agricultura, ganadería y pesca; un 5,9% las actividades financieras; y un 0,4% la administración pública. Información y comunicaciones aumentaron un 3,6% sus plantillas y un 3,1% el comercio, la hostelería y el transporte.

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