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Tavares apuesta por la India para competir con China en la fabricación de coches eléctricos

El CEO de Stellantis cree que el país tiene “una gran oportunidad” para exportar a la UE coches cero emisiones “a precio asequible”

La factoría de Stellantis en Thiruvallur, India, en el lanzamiento del C5 Aircross. CITROËN

El vehículo chino eléctrico está realizando una invasión “silenciosa” en el mercado europeo, con una quincena de marcas de coches que están a la venta en el continente o que proyectan hacerlo en los próximos meses. También de autobuses, camionetas o furgones. El movimiento preocupa a los grandes constructores occidentales, como verbalizó el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, en un escenario clave como fue el Mondial de l’Auto de París. Por el momento, las fábricas europeas están dando pasos hacia la fabricación de estos vehículos, pero el patrón del grupo con fábrica en Vigo cree que la clave puede estar más lejos del suelo europeo. “Hasta ahora, Europa no puede fabricar vehículos eléctricos asequibles. Por lo tanto, la gran oportunidad para India sería poder vender autos compactos eléctricos a un precio asequible, protegiendo la rentabilidad”, señaló Tavares en un acto en el país asiático, en donde tiene dos factorías que producen vehículos Jeep y Citroën.

Desde la creación de Stellantis (formada por la fusión de PSA y FCA), el grupo ha ido anunciando inversiones y redistribuyendo los modelos a producir en cada planta. En la India, país en el que lleva invertidos desde 2015 (en la era de PSA) más de 1.000 millones de euros, el gran cambio llega a comienzos del próximo año, con el inicio de la fabricación del Citroën C3 eléctrico.

Durante su primera visita al país tras la creación de Stellantis, Tavares volvió a dejar claro el rol de China en el mercado automovilístico en todo el mundo, especialmente en Europa. Según recoge Reuters, el portugués aseguró en una mesa redonda con periodistas en la ciudad de Chennai (al oeste de la India) que si las factorías son “competitivas” podrían “exportar a otros mercados”. De hecho, llamó al país a aprovechar las tensiones existentes entre el gigante asiático y occidente para hacerse un hueco en el mercado. “Es una muy buena oportunidad para India”, aseveró.

Lanzamiento del C5 en la planta india de Stellantis. Stellantis

La planta de Thiruvallur fabricará el C3 eléctrico a partir de enero (el térmico ya se fabrica allí) y, según Stellantis, se exportará también a Europa. De hecho, su visita al país se debía a que decidió pasar revista a la factoría, tal y como hizo recientemente en Kénitra (Marruecos) tras anunciar la inversión de 300 millones de euros para doblar la capacidad. Algo que, por cierto, todavía no ha hecho en Vigo pese a ser la planta de referencia del grupo (por volumen de producción) y a que se encuentra en un momento crucial de negociación con el Gobierno español para recibir fondos con los que asegurar la nueva plataforma industrial de la firma, las denominadas STLA.

En el caso de la India, la planta de Citroën cuenta con la plataforma Smart car, pensada para países emergentes, la misma asignada recientemente a Kénitra y que también se instalará en las factorías de Sudamérica (Brasil, en concreto).

Problemas

Mientras las cosas parecen ir bien para Stellantis en terceros países, en Europa la situación es más problemática. Principalmente, por los problemas de suministros y de logística. Ayer mismo, la planta de Figueruelas (Zaragoza) comunicó una nueva parada que afectará a ambas líneas. En concreto, la próxima semana se cancelarán todos los turnos de la línea 1 (que fabrica el Citroën C3 Aircross y el Opel Crossland) y de la línea 2 (que ensambla el Opel Corsa). En este último caso será desde la noche de este domingo hasta la del martes.

En Vigo, el principal problema ahora mismo está en la logística, con el atasco de vehículos y la búsqueda de espacios en los que aparcarlos hasta que haya hueco para su exportación. Una situación que se reproduce también en otras plantas, como la de Sochaux. Ayer medios franceses explicaban que la firma tuvo que recurrir a un aeropuerto abandonado para poder aparcar los coches.

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