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Stellantis infla la competitividad de Kénitra, que sube puestos entre las plantas “low-cost”

Con una capacidad para 450.000 vehículos, se coloca de igual a igual con otras factorías del grupo como la eslovaca Trnava o la polaca Tychy, todas competidoras directas de Balaídos

Víctor Manuel Mera, ayer frente a Stellantis Vigo. Marta G. Brea

La inversión anunciada por Stellantis en la planta de Marruecos, en la localidad de Kénitra, deja dos mensajes claros del grupo pilotado por Carlos Tavares. Por un lado, y esto es algo que ya dijo el portugués en el comunicado, la región de África y Oriente Medio es importante para la firma, y la idea es que se convierta en su tercer “motor” junto con América del Norte y Europa. Por otro, los más de 300 millones concretados elevan el caché de la factoría, que sube puestos entre las que se encuentran a este lado del Atlántico. En solo tres años de vida, la planta ve inflada su competitividad frente a otras del grupo a través un drástico aumento de la capacidad, hasta los 450.000 vehículos, lo que deja a Kénitra en el rango alto de la liga de plantas low-cost muy por encima de Mangualde (Portugal) o Kragujevac (Serbia) y de igual a igual con instalaciones como la de Trnava, en Eslovaquia, o la de Tychy, en Polonia. Todas ellas, rivales directos de Balaídos en esa batalla entre plantas por la que siempre apuesta Tavares en pro de la competitividad.

PSA, antes de la fusión con FCA que dio como resultado a Stellantis, anunció en 2015 su intención de crear una factoría en Marruecos. En 2019 la planta estaba construida e inició producción, con una capacidad de 200.000 vehículos, un tercio de la de Vigo. Solo tres años después, el grupo ahora creado decide apostar fuerte por el país, atraído por un suelo prácticamente regalado, con una mano de obra mucho más barata que cualquier país europeo, con conexión a la autopista del mar y con facilidades, en forma de ayudas (no desveladas), por parte de su Gobierno.

Los 300 millones de euros hacen que Kénitra pueda producir 400.000 vehículos, a los que se unen otros 50.000 microcoches eléctricos, el Citroën Ami y el Opel Rocks-e. En esa liga de plantas low-cost que está en el imaginario de Tavares, la marroquí ha ascendido puestos, dejando muy atrás a otras cuya capacidad es menor, como la de Mangualde, en Portugal, y superando a otra que hasta el momento de este anuncio estaba en una situación similar, como la de Kragujevac, en Serbia, que según la consultora especializada Marklines cuenta con una capacidad para 200.000 vehículos al año.

Sin embargo, en esta liga hay otras dos plantas a las que Kénitra ahora podrá ver de igual a igual. Una es de la Tychy, en Polonia. La otra es una vieja conocida de Stellantis Vigo, la eslovaca de Trnava.

Desde que Tavares anunció fuertes inversiones para electrificar sus líneas de producción, estas plantas han ido recibiendo las inversiones, acompañadas siempre de apoyos del estado. En el caso de Mangualde, por ejemplo, se concretaron 137,7 millones, de los que el Estado luso aporta unos 60 a cargo de los Next Generation. Antes, la de Trnava recibió 180 millones, con más de 15 por parte del Gobierno, y la de Kragujevac un total de 190, con casi 50 del país (que posee una parte de la planta). Los 300 millones de Kénitra superan con creces los invertidos en las otras fábricas low-cost del grupo. Mientras, Vigo sigue esperando por su plataforma industrial.

Víctor Manuel Mera: “La alta tensión es importante para ser competitivo”

“Tener paradas es dinero y al final con eso encareces el producto”, explica el nuevo presidente del comité de empresa de Stellantis Vigo


La plantilla de Stellantis Vigo tiene desde hace ocho días un nuevo presidente del comité de empresa. Como adelantó FARO, Víctor Manuel Mera, del sindicato SIT-FSI, sustituyó en el cargo a Juan José Muñoz. Natural de Vigo, lleva ya desde 1991 en la factoría de Balaídos y la ha visto evolucionar de pasar de la anterior PSA Peugeot-Citroën a lo que es hoy, el gigante Stellantis. “No hubo cambios apreciables, seguimos trabajando como siempre”, comenta. A su juicio, la gran inversión que necesita la factoría con la llegada del vehículo eléctrico, la nueva plataforma industrial diseñada por el grupo, “tiene que contar con el apoyo de las instituciones públicas como pasa en los países del entorno”, además de que ver clave la llegada de la alta tensión. “Es muy necesaria y más yendo hacia el vehículo eléctrico, va a necesitar más energía y más estable”, explica, “es importante para ser competitivo, porque al tener paradas es dinero y al final encareces el producto”.

Tras los “muy buenos” resultados de las elecciones para el SIT (amplío su mayoría de 20 a 21 representantes), este responsable de unidad (o supervisor) del Sistema 2 –en el que se ensamblan las furgonetas K9– se fija como principal objetivo para su mandato trabajar para intentar que exista “estabilidad”. “Lo que quiero es que sea tranquilo y constructivo para la plantilla, que podamos llegar a acuerdos que nos beneficien a todos”, recalca.

Vera, que cuenta con 50 años, apunta que “lo ideal” sería “recuperar el cuarto turno”, pero que para ello lo primordial es “no parar”. “Llevamos con estos problemas desde la pandemia, porque antes esto no era lo normal. Últimamente es el pan nuestro de cada día”, lamenta, “supongo que harán un reparto equitativo entre las plantas...”. Por el momento no tiene noticias sobre un posible ERTE de cara al próximo año de continuar esta escasez de componentes. “La preocupación de la plantilla es no parar o parar lo mínimo, esperemos que 2023 sea un año en el que podamos trabajar y no tengamos paradas”, señala.

En lo que insiste el nuevo presidente del comité de empresa es que en la alta tensión es muy necesaria para apuntalar la competitividad de la planta. “Es la única planta de España que no la tiene, y Mangualde también la tiene pese a ser una localidad pequeña”, recuerda Vera, que cree que “es importante para ser competitivo” y que ayudará a “no parar y generar más empleo”.

En cuanto a las grandes inversiones que la compañía está repartiendo por todas sus plantas y que a Vigo aún no han llegado, Víctor Manuel Mera confía que el grupo siga repartiendo. “Stellantis es muy grande y hay muchas plantas, hay que repartir el trabajo entre todas, no hay más; suponemos que las inversiones llegarán”, razona.

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