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Pescanova aborta su proyecto expansivo en Argentina y apura un “plan B” para medrar

Las diferencias provocadas por el tipo de cambio, con una inflación local del 83%, frustran la compra de Veraz | La multinacional necesita ganar tamaño para mejorar la rentabilidad

Trabajadores en una línea de producción de Pesquera Veraz. / VERAZ

Sus casi 332 millones de habitantes convierten a Estados Unidos en un mercado prioritario para la industria gallega de productos elaborados del mar. Y no solo por su dimensión: el país se ha convertido en el primer comprador neto de pescado, con compras anuales por valor de más de 23.600 millones de dólares, como constatan los registros del portal Comtrade de Naciones Unidas. Allí operan compañías como Mascato, a través de la filial Next Wave Seafood (Maryland o Miami), Profand (con la firma Stavis Seafoods), Iberconsa, Wofco, la conservera Orbe o Nueva Pescanova. Es una plaza compleja, muy enfocada a los formatos casi listos para su consumo (convenience) y con una especie claramente favorita: el langostino. Es uno de los motivos por los que Pescanova había puesto sus ojos en la pesquera de Grupo Veraz. La firma argentina no solo le iba a aportar volúmenes y tamaño, que es lo que necesita, sino una complementariedad en el escarpado terreno norteamericano con las capturas de sus tangoneros. Por eso hizo una oferta de compra, como anticipó FARO, a la que solo le restaban flecos para consumarse. Pero no se hará; de momento, la multinacional no se expandirá en el caladero de Cono Sur.

Este periódico ha confirmado la ruptura de las negociaciones en fuentes del sector en Argentina y con la propia Nueva Pescanova. “La situación no es propicia ahora”, abundaron desde la compañía que preside José María Benavent, que alude a la sideral presión inflacionaria que sufre el país. El indicador de precios marcó en septiembre un incremento interanual del 83%, según el Banco Central de la República. La divisa local se ha desparramado, con un tipo actual de cambio –en el mercado oficial– de un dólar por 157 pesos, con una depreciación de cerca de sesenta puntos en el último año. “Es muy difícil a día de hoy hacer una venta en dólares e ingresarlos en Argentina”, explican desde Mar del Plata, donde Veraz cuenta con instalaciones de procesado, tanto para producto fresco como congelado. Tiene capacidad industrial, asimismo, en Puerto Deseado (provincia de Santa Cruz) y Rawson (Chubut). Las mismas fuentes inciden en que la familia Contessi, dueña de la pesquera y del astillero homónimo, pedía el pago en dólar blue, una especie de divisa paralela. El blue se cambiaba ayer a casi 286 pesos.

La multinacional disponía de esquema de financiación para hacer la transacción

Además de la pesquera y del astillero, los Contessi también controlan una conservera, Marechiare; ni la empresa naval ni esta última de enlatado formaban parte de la operación. Hasta Vigo, durante la semana de Conxemar, se desplazaron el director comercial de Veraz, Federico Angeleri, y su gerente, Pablo Otegui. “Somos complementarios y tenemos intención de seguir colaborando con ellos, pero ahora mismo la situación no es la idónea”, abundaron desde Nueva Pescanova. El grupo había cerrado además las negociaciones para financiar la compra, a través de un esquema financiero articulado por Rabobank a través de su filial norteamericana. Sin esta transacción, el holding gallego se encuentra en el punto de partida, con la necesidad de ganar tamaño a través de una operación inorgánica (compra de otra empresa) que le reporte rentabilidad. Con unos 1.000 millones de euros en activos, los resultados en el último ejercicio fiscal fueron exiguos, de apenas siete millones de euros de beneficio neto.

El “Federico C”, de Pesquera Veraz, durante las pruebas de mar antes de su entrega. CONTESSI

El BCE obliga a Abanca a reducir su peso en la pesquera por debajo del 50%

La localización del socio industrial que Abanca buscaba para Nueva Pescanova nunca se consumó, lo que llevó a la entidad financiera –tiene el 97,76% del capital en la pesquera– a cambiar de estrategia: ha pasado a intentar fichar ahora socios financieros, no industriales, que le permitan reforzar su solvencia y garantizar su viabilidad. Abanca cuenta para esta tarea con la asesoría del gigante de inversión Rothschild, como publicó FARO el pasado mes de julio. Por detrás, el murmullo constante del Banco Central Europeo (BCE), que reclama a los de Juan Carlos Escotet que rebajen su participación en la compañía. “No existe un plazo concreto para formalizar esta venta, pero no quieren que tenga una participación mayoritaria. Hay bastantes interesados”, exponen fuentes próximas a la multinacional de Chapela.

El traspaso de acciones es relevante para la entidad financiera, por cuanto le permitiría no consolidar la deuda de esta participada en caso de que el eurobanco (BCE) le meta prisa. De momento, tanto Nueva Pescanova como el Deportivo de La Coruña están clasificados como “grupos enajenables de elementos que se han clasificado como mantenidos para la venta”, por lo que no ha tenido que ejecutar esa consolidación. De acuerdo al balance remitido por Pescanova al Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF), la deuda neta a cierre de marzo ascendía a 452 millones de euros, equivalente a más de cinco veces Ebitda.

El cuaderno de venta ya se ha perfilado, con la aspiración de alcanzar una valoración de nueve veces Ebitda, un rango elevadísimo para el sector y que supondría otorgar a Nueva Pescanova un precio de más de 700 millones de euros. Fuentes del sector ya explicaron a FARO que la localización de un socio industrial era muy compleja. “Hay dos cosas importantes: tamaño y complementariedad”, señaló un directivo de la industria a este respecto. “Hoy por hoy, en el mercado español no hay players tan grandes” para digerir una operación de esta magnitud. Con más de 1.060 millones en activos de la multinacional que preside José María Benavent, el resto de operadores de España tendrían que hacer un Martinsa –comprar un grupo mucho más grande que sí misma– para que el capital de Nueva Pescanova se quedara en casa.

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