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Encarecimiento

Las familias gallegas recurren ya al crédito para llegar a fin de mes y capear la inflación

El coste de la vida pasa por caja: el importe de las compras con tarjeta crece un 17%, mientras el fraccionamiento y el aplazamiento lo hace en 8 puntos respecto a 2021

Ángeles Nieto, en su comercio de moda localizado en Vigo, cobra a una clienta que utiliza su tarjeta para pagar. // PABLO HERNÁNDEZ

El segundo trimestre de 2022, último publicado por el Banco de España, se registraron cerca de dos mil millones de compras en terminales de punto de venta: es decir, las realizadas con tarjetas emitidas por entidades adheridas a las redes españolas en dispositivos que, estando en territorio nacional, son proporcionados por dichas entidades. Este número –que solo contempla los meses de abril, mayo y junio– es superior al que se registró a lo largo de todo 2007. En 15 años, el volumen de operaciones con tarjeta se ha cuadruplicado y la tendencia es que continúe aumentando, ya que la digitalización es mayor y ya se come al billete tradicional. Basta con volver al segundo trimestre de 2022 para corroborarlo. Entonces se registraron casi 171 millones de operaciones de retirada de efectivo en cajeros. Comparando este dato con el primero, los citados dos mil millones, la conclusión asombra. Cada vez que un español sacó dinero en papel, otros nueve pagaron a través de un datáfono.

Este fenómeno no es de por sí preocupante y solo refleja un cambio de hábitos de consumo. Pero lo que sí que preocupa, y que ya se está sintiendo, es cómo se paga y de qué manera se hace. En Galicia, presumiblemente a causa de la inflación, existen cada vez más personas que usan su tarjeta de crédito para afrontar los altos gastos que tienen... Con los precios un 9,2% más caros (IPC de septiembre) frente al pasado año, en una subida que afecta con fuerza a bienes tan básicos como los alimentos, llegar a fin de mes se ha vuelto un reto para numerosos hogares.

Según fuentes financieras consultadas por este periódico, ha aumentado la actividad de las tarjetas, “especialmente las de crédito”, cuyo total activo frente al operativo ha pasado de representar el 42,6% en 2021 al 47,4% en 2022, casi cinco puntos porcentuales más (4.8 p.p.). A dicho incremento, que contrasta con el de las tarjetas de débito para dicho periodo (solo 0,6 p.p. hasta el 78,3%), se suma además que ha ascendido el número de compras por cliente con tarjetas de crédito (12%) y el importe de las compras (17%).

En otras palabras, los gallegos están utilizando más este método de pago y sobre el mismo están recayendo gastos cada vez más elevados. Los datos, que recogen las tarjetas de particulares de Galicia y su variación en el último año, dan cuenta de una subida del saldo financiado (el fraccionado y el aplazado) por cliente, que se ha disparado un 8,1%, lo que evidencia las dificultades que tienen ciertos hogares para pagar a tocateja. Si se desglosa, el fraccionamiento ha crecido un 11,6%, mientras el aplazamiento lo ha hecho un 7,9%.

Riesgo a “ser atrapado”

Karina Fábregas, de la Asociación de Usuarios de Bancos, Cajas y Seguros (Adicae), alerta sobre el riesgo del endeudamiento, poniendo el foco sobre los “créditos rápidos” que ya no solo ofrecen sucursales bancarias, sino también compañías de diferente índole. “El problema es que hay mucha gente que no se informa y acaba cayendo en ellos”, indica, señalando que esta gente acaba “atrapándose” en créditos perpetuos debido a que las tarjetas tienen “trampa” y las cuotas no llegan a cubrir todos los intereses. Solo en Galicia y hasta el mes de octubre, han acudido 259 personas a sus delegaciones pidiendo ayuda con relación a este tema: un 11,2% más que las 233 del pasado 2021.

“Mejor cóbrame con esta... Así me viene en unos días”

“Mejor cóbrame con esta… Así me viene en unos días…” Comentarios de este estilo son cada vez más escuchados en las tiendas gallegas. El aumento del uso de la tarjeta de crédito frente a la de débito está a la orden del día por la creciente inflación, que afecta al bolsillo de los consumidores y pagan especialmente las rentas bajas, para las cuales llegar a fin de mes se ha vuelto una auténtica batalla que en muchos casos solo logran superar endeudándose más.

Este fenómeno es sentido en negocios como el Genny Nieto moda, localizado en la ciudad olívica. “El 70% de los clientes pagan con tarjeta y la mayoría son de crédito”, comenta a FARO su propietaria, Ángeles Nieto, destacando que el pago con este dispositivo frente al efectivo ha aumentado hasta instaurarse como consecuencia de la caótica pandemia de la COVID.

“Un pequeño comercio es como un psicólogo”, explica. Oyendo atentamente a la gente que entra en su establecimiento, dedicado a la venta de ropa, no son pocas las personas que se quejan por el “impacto” de la subida de los precios. “Ojos que no ven, corazón que no siente”, manifiesta, haciendo referencia a que hay algunos clientes que tan siquiera se acercan a su local –como a tantos otros– a causa del encarecimiento de la vida.

“El parón es tremendo”, certifican desde Pitiusas Vigo, refiriéndose al consumo, aún con las esperanzas depositadas en la Navidad. “Cada vez hay más tendencia a pagar con tarjeta”, apuntan también, pero no tiene “nada que ver con la edad”. En Anna Lovely Clothes, en el 36 de Velázquez Moreno, se da la misma situación. “La edad es indiferente”, dicen. Y los pagos con tarjeta suponen “más de la mitad”.

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