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En busca del nuevo yacimiento de “oro verde” en Galicia

Ekonoke y Estrella Galicia impulsan la primera planta piloto de cultivo de lúpulo interior para blindarlo del cambio climático

Plantaciones experimentales de lúpulo de Ekonoke. | // CEDIDA

Los agricultores de Betanzos recolectaron 5.290 kilos de lúpulo seco por valor de 241.600 de las antiguas pesetas en 1947, una cantidad “irrisoria” para saciar la creciente demanda de las fábricas de cerveza españolas en aquel momento. “Todo lo tenemos para poder conseguirlo: tierra, clima, mano de obra, experiencia en el cultivo y la seguridad que el lúpulo obtenido es de inmejorable calidad”, apelaba el productor local Raúl Fernández Meás desde un artículo en el Anuario Brigantino, empecinado en extender la cosecha por toda la comarca de As Mariñas. Lo consiguió. Él, pionero en la zona con la primera plantación, el ingeniero Leopoldo Hernández Robredo y el empresario José María Rivera, fundador de Estrella Galicia, pusieron la semilla para la explotación del “oro verde” en la comunidad. Fue un proceso lento, con dos décadas y la Guerra Civil de por medio entre las plantaciones experimentales y la eclosión, hasta que también en un artículo en el Anuario Brigantino en 1981 se habla ya del certificado de defunción del lúpulo autóctono por la entrada masiva de materia prima foránea.

Algunas de las variedades más selectas de este ingrediente fundamental en el sabor y el aroma de la cerveza están ahora en peligro de extinción por motivos muy distintos. El 80% de la producción mundial se concentra en el noroeste de EE UU y Alemania por sus particulares condiciones climáticas. Se necesita muchísima agua –unos 2.500 litros por planta, de la que sale aproximadamente un kilo de materia prima–, jornadas largas de luz en verano y, a la vez, temperaturas moderadas.

Efectos del cambio climático

“La combinación cada vez más frecuente de eventos climáticos extremos, como la sequía o el aumento excesivo de las temperaturas estivales está llevando a reducciones en la productividad por hectárea de hasta un 30% y hasta un 60% en su calidad”, explican en Hijos de Rivera, que, en su proyecto de recuperación del lúpulo en Galicia, da un paso de gigante aliándose con la start-up madrileña Ekonoke, especializada en cultivo de interior (o vertical farming), para levantar la primera planta indoor en la comunidad.

Plantas de lúpulo en cultivo "indoor". Cedida

"Tenemos desafíos importantes y, a partir de ahí, conquistar el mundo"

Inés Sagrario - CEO de Ekonoke

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Cosecha de Galicia, filial de innovación agrícola de la corporación de los Rivera, lideró la reciente ronda de financiación de 4,2 millones de Ekonoke. “Fue un poco flash. Tras las primeras pruebas de cultivo, conseguimos floración y contactamos con todas las cerveceras. Al hablar con ellos entendimos que compartíamos muchos valores y formas de trabajar y enseguida nos pareció que eran el mejor socio estratégico”, asegura Inés Sagrario, CEO de la empresa que desde 2018 ha desarrollado un proceso de cultivo de lúpulo con una huella hídrica 20 veces menor, sin pesticidas, herbicidas y fungicidas, y abastecido de energías renovables.

Escala industrial y luego comercial

La factoría piloto de 1.000 metros cuadrados que, previsiblemente, empezará a funcionar en el segundo trimestre del próximo año en Chantada, permite sacar la técnica –apoyada por tecnología disruptiva propia e inteligencia artificial para mimar los cuidados a las plantas– del laboratorio y llevarla a escala industrial. “En España no hay experiencia en esto. La hay en invernaderos, pero no en cultivo en planta industrial”, cuenta Sagrario. “Tenemos desafíos importantes por delante y, a partir de ahí –añade–, conquistar el mundo porque nuestro objetivo es alcanzar la escala comercial también en Galicia y a partir de ahí trabajar con cerveceras de todo el mundo”. El proyecto, de hecho, contempla mantener la planta piloto como centro de I+D y abrir “unas futuras instalaciones más amplias” en la comunidad, según Hijos de Rivera, siguiendo el mismo espíritu emprendedor con al lúpulo hace más de un siglo.

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