Una semana después de que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) recortase en dos millones de barriles diarios su producción, la agrupación liderada por Arabia Saudita decidió revisar a la baja sus pronósticos de demanda global para 2022 y 2023, ante la persistente presión inflacionista en economías clave como Europa, China y EE UU. Precisamente la medida ya avanzada –que causó gran malestar en Casa Blanca– fue duramente criticada por el presidente estadounidense, Joe Biden, quien este miércoles prometió que habrá “consecuencias” para Riad por alinearse con Moscú en el marco de las tensiones energéticas derivadas de la guerra en Ucrania.

Las palabras del líder yankee llegan tras una jornada de pérdidas para el barril del crudo de la OPEP, que cotizó este martes a 96,03 dólares (un 3,1 % menos que el lunes) interrumpiendo así la serie de cinco días de rally impulsada por la disminución del bombeo decidida el pasado 5 de octubre por el gran cartel petrolero y sus aliados.

Así las cosas, el inquilino de la Casa Blanca alertó de que esta conducta muestra una clara “ruptura” que obliga a Washington a “revisar” los vínculos que tiene con Riad.

“Habrá algunas consecuencias por lo que han hecho con Rusia”, dijo Biden en una entrevista concedida a la cadena CNN, si bien no especificó de qué medidas podría tratarse. “Lo tengo en mente”, aseveró.

Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Arabia Saudita, Faisal bin Farhan, indicó que la relación con Estados Unidos es “estratégica” y ha respaldado “la estabilidad de Oriente Medio”. Y defendió el pacto para reducir la oferta petrolera, estrictamente económico.

En julio, Biden visitó la ciudad saudí de Yeda para pedir un incremento de la producción petrolera: un viaje que le valió muchas críticas por su encuentro con el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, a quien había prometido tratar como un “paria” por la muerte del periodista Jamal Khashoggi.