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Santiago Lago Catedrático y director del Foro Económico de Galicia

“Hay motivos claros para el pesimismo, pero sin exagerar”

“Me temo que aumentará la conflictividad salarial y la sensación de que no todos contribuimos igual a evitar la espiral inflacionista”

Santiago Lago en un acto del Foro Económico. Xoán Álvarez

Los depósitos de gas natural en la UE están ya al 90%, pero el otoño acaba de empezar y desde Rusia suenan incluso tambores de guerra nuclear. El precio de la energía marcará el día a día de los ciudadanos y el devenir de la economía. “Sí, pero también los tipos de interés y el propio IPC, aunque, evidentemente, tras todo lo anterior se encuentra la invasión de Ucrania”, explica Santiago Lago, catedrático de Economía de la Universidade de Vigo. Una solución al conflicto “daría una vuelta completa a las perspectivas”. “Lamentablemente, hoy no es un escenario muy probable”, dice el también director del Foro Económico de Galicia.

–Se habla de un “otoño caliente” y de la dureza del invierno sin que, por ahora, haya un giro brusco de la actividad. ¿La venda antes de la herida o hay ya motivos para pensar en lo peor?

–Desafortunadamente, hay motivos claros para el pesimismo. Los efectos de la invasión de Ucrania sobre la energía y, de ahí, los precios en Europa, va a empujar a Alemania a una recesión, a subidas adicionales de los tipos de interés por parte del BCE... Existe mucha incertidumbre, pero todo apunta a que el crecimiento en España en 2023 se situará por debajo del 2%. Y el semestre que comienza ahora verá tasas interanuales negativas. En positivo, salvo el déficit y la deuda pública, muy afectados por la pandemia, el resto de los parámetros fundamentales de la economía española son claramente mejores que en la gran recesión. Por tanto, pesimismo sí, pero sin exagerar y con la idea de que España y Galicia estarán entre los países que sufran menos.

–El cuadro macro del Gobierno, el Banco de España y otros organismos apuntan un mayor crecimiento de lo esperado este año y menor en 2023, pero la inflación aflojará.

–Hay que entender la esencia del problema de la inflación que estamos padeciendo. En 2022 se ha producido un salto en el precio de la energía y de otras materias primas, que no se volverá a repetir en 2023. Esto es, si los precios se situasen en 2023 igual de altos que en 2022, la inflación se acercaría a cero. Y cuando los precios se normalicen y bajen, veremos tasas interanuales negativas. De hecho, ocurrirá muy probablemente en el segundo semestre de 2023. En cuanto al PIB, la temporada turística ha sido muy buena en España y en Galicia y eso ha generado un impulso. Lo peor vendrá en el primer trimestre de 2023.

"El experimento británico demuestra que no es momento para bajadas fiscales generalizadas”

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–¿Y sobre lo que puede venir hay demasiado ruido?

–Personalmente, no detecto grandes diferencias entre los analistas. Existe una convergencia elevada sobre qué nos deparará el futuro a corto plazo. Otra cosa es el tremendismo de tertulianos y las exageraciones en el debate político en un sentido u otro.

–¿En qué niveles se moverá el PIB gallego este año y en 2023?

–Alrededor del 4% en 2022 y entre el 1% y el 2% en 2023.

–En su reciente análisis para Funcas resalta la “sorprendente” evolución de la recaudación tributaria por varios motivos, pero también avisa de que no se va a mantener. ¿Las medidas fiscales del Gobierno compensarán el freno?

–La recaudación tributaria se está comportando muy bien, aunque hay que aclarar que solo una parte relativamente pequeña de esos mayores recursos tiene que ver con la inflación. De hecho, por ahora esta solo se nota significativamente en el IVA. La tendencia va a una normalización. El aumento nos está permitiendo financiar las medidas compensatorias que superarán los 15.000 millones este año y, al mismo tiempo, reducir el déficit. En el paquete fiscal aprobado la semana pasada, el Gobierno ha optado por acotar el alcance de las rebajas y acompañarlo de la creación de tributos extraordinarios y otras medidas. Mi sensación es que está bastante alineado con lo que pide la Comisión Europea y el BCE y con lo que se comienza a hacer en otros países: focalizar actuaciones y contener una deuda pública que se disparó con la pandemia. El experimento británico demuestra que no es momento para rebajas fiscales intensas y generalizadas.

–La inflación ronda el 10% y las subidas salariales en convenio en Galicia llevan una media del 3,7%, mientras hay datos claros de recuperación fuerte de la facturación y el beneficio empresarial. ¿El famoso pacto de rentas se está dando en la práctica solo en los sueldos?

–En efecto: sobre salarios y de forma descentralizada. Necesitamos un pacto de rentas que sea mucho más inclusivo (salarios, márgenes empresariales, pensiones, alquileres... ) y que se alcance a escala estatal. Me temo que en los próximos meses aumentará la conflictividad salarial y la sensación de que no todos estamos contribuyendo de la misma manera a evitar la espirar inflacionista y a soportar el empobrecimiento que conlleva el encarecimiento de fuentes energéticas primarias que tenemos que importar.

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