Astilleros Armón se hizo con las instalaciones de Hijos de J. Barreras gracias a, entre otras muchas cosas, su solvencia para dotar de carga de trabajo a la fábrica que era el mayor astillero privado de España. Por el momento va cumpliendo con lo prometido, siendo el oceanográfico para Islandia el primero que verá la luz. Sin embargo, sus 70 metros de eslora se hacen pequeños ante las gradas que existen en la factoría de Beiramar, de la que partieron en su día los principales grandes ferris que, todavía hoy, surcan los mares europeos. Y es precisamente en ese nicho en el que el grupo asturiano quiere profundizar para engordar la cartera de pedidos de su recién estrenada atarazana, bautizada de momento como Ría de Vigo. La firma peleó en Italia cara a cara con un gigante como Fincantieri para fabricar una unidad de casi 140 metros para 1.000 pasajeros y de 120 millones de euros.
Si bien las últimas informaciones que llegan desde el país transalpino apuntan a que la propuesta italiana fue finalmente la vencedora de la licitación, queda patente la apuesta de Armón por un sector que tuvo en Vigo su epicentro en los años anteriores al intento fallido de Barreras de entrar en el sector de los cruceros (con el Evrima, de Ritz-Carlton, y los dos del proyecto de la noruega Havila), con Armas como principal cliente.
En este caso, el ferri era para Regione Siciliana y, además, incluía la opción de construir una segunda unidad.
De igual forma, el grupo asturiano está a la espera de saber qué pasa con el buque que en su día se adjudicó el entonces todavía activo astillero vigués para la firma estatal Rete Ferroviaria Italiana (RFI, del Gruppo FS Italiane) por 74 millones de euros. Al no entregar la documentación necesaria (estaba en proceso de venta), la licitación quedó desierta y se espera que vuelva a ser lanzada en las próximas semanas. Desde Armón habían admitido en aquel momento que estudiaría su construcción.
