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La crisis de China y Taiwán pone en jaque 1.500 millones del negocio exterior gallego

Bienes de equipo y manufacturas, los productos más expuestos | Un centenar de firmas trabajan con ambos países | Los empresarios velan armas ante una posible nueva crisis

Terminal de contenedores de Guixar, en Vigo. José Lores

Las maniobras militares de China en Taiwán y la respuesta de la isla testando sus defensas aceleran la tensión diplomática entre ambas naciones tras la reciente visita de la congresista estadounidense Nancy Pelosi, que acusó ayer al presidente chino Xi Jinping de actuar “como un matón asustado”. La situación hace temer una nueva crisis en la región y, con ello, la industria gallega vuelve a temblar. China es el tercer mayor proveedor de la región con un volumen de importaciones de 1.300 millones de euros en 2021, lo que supone un aumento acumulado del 84% en los últimos cinco años (impulsado con el estallido de la pandemia) y el 6,5% de todas las compras en el exterior gallegas. Además, la crisis entre los dos países pone en riesgo el comercio exterior de un centenar de firmas que importan o exportan al gigante asiático, según constatan los datos de la Cámara de Comercio de España, siendo las más expuestas aquellas que realizan compras y envíos de bienes de equipo, manufacturas de consumo y alimentación.

Según los datos de la Secretaría de Estado de Comercio, la comunidad importó el año pasado bienes por valor de 20.115 millones de euros. Francia y Portugal lideraron la lista, con productos por valor de 5.276 y 1.998 millones de euros, respectivamente. China figura en tercera posición, con 1.323, mientras que Taiwán se encuentra mucho más abajo con solo 14,1 millones.

En cuanto a las exportaciones, el mercado asiático no es una referencia para la comunidad gallega, que incrementó la cifra hasta los 25.269 millones. En este caso, China y Taiwán representan solo el 0,95% de la cifra con 237,9 millones de euros en 2021, correspondiendo a la isla tan solo 28,8 millones. El grueso de los envíos desde Galicia, la mitad, son los que tienen que ver con el sector de la alimentación y bebidas.

Preocupación

Aunque cree que la sangre no llegará al río en esta escalada de tensión entre ambos países, el presidente de la Confederación de Empresarios Galicia (CEG), Juan M. Vieites, explica que se trata de una región “estratégica” para la industria gallega. “Sobre todo por las flotas atuneras, para la conserva, y ya no digamos por los chips para la industria del automóvil”, recuerda. Una de las empresas, sin ir más lejos, es la viguesa Hijos de Carlos Albo, propiedad de Shanghai Kaichuang desde 2016; otra la porriñesa Citic HIC Gándara Censa, en manos del grupo Citic Heavy Industries, desde 2011.

“Creo que no irá a más; los intereses de unos y otros van a calmar la escalada bélica”

Juan M. Vieites - Presidente de la CEG

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Y es que los principales productos que envía China a Galicia tienen que ver con los sectores de la alimentación (como apunta Vieites) y, sobre todo, los bienes de equipo y manufacturas de consumo. Son aparatos y material eléctrico, máquinas y aparatos mecánicos, muebles, sillas y lámparas, calzado, juguetes, materias plásticas, artículos de textil-hogar, productos químicos orgánicos, prendas de vestir de punto o manufacturas de hierro y acero, entre otros.

“Creo que no va a ir a más porque los intereses de unos y otros, a nivel internacional y geopolítico, van a calmar la escalada bélica”, vaticina el presidente de la CEG. No está tan seguro de ello su homólogo en la Confederación de Empresarios de Pontevedra (CEP), Jorge Cebreiros, que avisa que “todo lo que podía pasar y que creíamos que no iba a pasar ha pasado”. “Claro que hay miedo”, avisa, “¿por qué no vamos a pensar ya no una invasión, que sería dramático y superior al de Ucrania, pero sí un bloqueo a la isla que es la primera potencia mundial de componentes electrónicos y que podría parar de fabricar?”.

“Lo que podía pasar y que creíamos que no iba a pasar ha pasado; claro que hay miedo”

Jorge Cebreiros - Presidente de la CEP

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Como recuerda Cebreiros, desde esta parte del mundo “llegan componentes que están presentes en nuestra vida diaria” y que ante esta situación, la inflación, el alza de precios y otros problemas, “tratamos de anticiparnos a lo que se nos viene encima a empresas y trabajadores”.

Lo que sí parece seguro es que la situación afecte, por ejemplo, al Puerto de Vigo. China (junto a Brasil) es el principal socio comercial en cuanto a movimiento de contenedores y según fuentes portuarias las maniobras militares de China en Taiwán han obligado ya el desvío de 240 buques de mercancías que cubren rutas entre el sudeste asiático y otras rutas del mundo, como las de Europa y América. Con todo, los barcos graneleros MV Arizona y MV Sacura con cereales para la exportación producidos en Ucrania zarparon este lunes de puertos ucranianos, y se dirigen hacia Estambul, donde serán inspeccionados en su viaje hacia China.

El país que atesora el 69% de la producción mundial de chips

Taiwán es el principal proveedor a nivel mundial de chips semiconductores, produce el 69% de la producción mundial. Entre sus productos se encuentran los procesadores de ordenadores y móviles, por lo que si las fábricas llegaran a pararse, significaría que no tendríamos ni ordenadores ni móviles nuevos, ni tampoco piezas de recambio o repuestos, así como una afectación directa en la industria del automóvil, que ya viene sufriendo meses y meses de escasez, como atestigua la situación vivida por Stellantis Vigo –o el resto de las fábricas de vehículos– el año pasado y este. Un nuevo golpe a este suministro tendría consecuencias catastróficas a nivel global, ya que significaría una paralización del mercado mundial.

Según Danny Moreno, presidente de la Asociación Española de la Industria de Semiconductores (Aesemi) y CEO de Wiyo, la situación actual ha puesto en la palestra una vez más el hecho de que Taiwán es una zona geopolíticamente inestable. “En mayo, el Gobierno ya anunció la inversión de 12.200 millones de euros para incentivar la fabricación de semiconductores en el país, mostrando que iba por el buen camino hacia la independencia del mercado”, concluye.

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