MARÍA JESÚS LORENZANA | Conselleira de Emprego

“No se puede dar a la ciudadanía una imagen de catastrofismo porque detrae la inversión”

“Las cifras de indefinidos no son tan optimistas: hay fijos discontinuos que realmente prestan servicios temporales”

María Jesús Lorenzana, en Pontevedra

María Jesús Lorenzana, en Pontevedra / Rafa Vázquez

Julio Pérez

Julio Pérez

Vigo

Quizás por los 15 años que lleva en la trastienda de la administración o por el perfil técnico, claramente por encima del político en su caso, la conselleira de Promoción de Emprego e Igualdade se mueve muy bien lejos de los extremos. No esconde su preocupación por lo que pueda pasar “en el último trimestre del año”, pero espanta “los incorrectos mensajes de dramatismo”. “Se recuperó el empleo perdido en la crisis de la pandemia, la tendencia de afiliación es, en general, mejor que la media de España y la cifra de paro de junio batió récord, la tercera más baja desde 1996”, destaca María Jesús Lorenzana, que tiene “la obsesión” de impedir que el sistema de inclusión para los colectivos más vulnerables “se convierta en estable”. “Debemos aspirar a que todo el mundo que cobra prestaciones –señala– termine encontrando un empleo”. ¿La buena evolución del mercado laboral ayudará a cumplir el objetivo? “Las cifras no son tan optimistas porque no se está dando el reflejo real”, asegura.

–¿Cifras que no son reales? Usted misma acaba de destacar la “caída récord” del paro.

–Lo voy a simplificar para que se entienda. Hay una bolsa de trabajadores que antes estaban contratados por obra y servicio y ahora pasan a fijos discontinuos, una categoría sin distinción propia en las listas del paro porque antes de la reforma laboral eran residuales. En realidad no cambia su forma de prestar los servicios, solo la forma jurídica de su contrato. Al final pueden trabajar tres semanas al año, tres meses o cinco. Cobran la prestación, pero no figuran en el paro registrado. No critico la reforma laboral, critico la información que se da cuando se dice que la contratación indefinida crece un 300%. Hay que dejarse de tecnicismos y explicar qué es realmente una contratación de calidad. El último mes, por ejemplo, el 30% de los contratos en Galicia fueron fijos discontinuos. Claro que tiene valor que por lo menos existe la garantía de que te vuelvan a llamar. Pero a mí, como gobierno, me tiene que preocupar que la persona con ese contrato consiga uno indefinido de los de toda la vida.

–¿Que trabaje más?

–Que trabaje con un contrato de calidad todos los meses del año a jornada completa.

–Pero es evidente que la temporalidad merma. Los contratos de horas o días bajan con fuerza. Hay un antes y un después de la reforma.

–Hay que empezar a analizar cuánta gente acumula contratos fijos discontinuos que a lo mejor siguen siendo por obra o servicio donde se despide y se vuelve a contratar. Llevamos muy poco tiempo y sería imprudente dar conclusiones, pero en los registros se ve ya que una misma persona lleva en X meses varios contratos fijos discontinuos.

–¿Y eso no es un problema de la empresa?

–¿Un problema de la empresa?

–Un problema de la dinámica de contratación de las empresas.

–No diría eso. Si la empresa hace una contratación y no precisa más ese trabajador... Cualquier reforma exige un tiempo para ver los resultados, pero en los tres meses que van con todos los cambios en vigor ya vemos personas que tenían contratos fijos discontinuos y vuelven a tener otro.

–¿En la misma empresa?

–No. Los despiden y los contratan en otro sitio.

–¿Usan las empresas fijos discontinuos como si fueran temporales?

–Es que tu puedes despedir a una persona pagando una indemnización. Ese es el quid de la cuestión. Contratas así porque es la categoría que ahora mismo hay.

–Para los refuerzos puntuales las empresas pueden recurrir al contrato temporal por circunstancias de la producción, que, precisamente, está enfocado y limitado para eso. Para la campaña de rebajas, por ejemplo. ¿Qué sentido tiene coger un fijo discontinuo y luego echarlo?

–No me refería a campañas como las rebajas.

–¿Qué empleos se están cubriendo con fijos discontinuos, entonces?

–Hay que ir analizándolo y lo verá la Inspección de Trabajo. Hay empresas que no les queda otra que utilizar esta vía. Aquí se hizo una reforma a prisa y corriendo que cambió el nombre al contrato sin analizar las dificultades para cada sector. De hecho, ha habido modificaciones, como en los espectáculos de artistas.

María Jesús Lorenzana, conselleira de Promoción de Emprego e Igualdade. // Rafa Vázquez

María Jesús Lorenzana, conselleira de Promoción de Emprego e Igualdade. // Rafa Vázquez / RAFA VAZQUEZ

–La estacionalidad influye en la evolución del empleo y la hostelería está en plena recuperación, pero incluso en momentos tan difíciles como el paro del transporte, siguió creciendo con fuerza la afiliación.

–Dependía muchísimo de la situación de cada empresa, de su almacenamiento de materiales. Además, hablamos de un paro patronal. Evidentemente fue duro para quien lo tuvo que soportar durante tanto tiempo, pero muy pocas empresas hicieron algún ERTE.

–A pesar de que muchas dijeron que iban a hacerlo, fue anecdótico.

–Anecdótico, sí. ¿Y si no hubiesen podido resistir? No creo que afectase porque podrían haber utilizado los ERTE, que sí son un buen mecanismo. El 99% del empleo de los ERTE COVID se recuperó.

–Se podría decir lo mismo de los cuellos de botella o de los costes energéticos, que a mediados del año pasado eran preocupantes, para mostrar la resiliencia del mercado laboral. La coyuntura es muy difícil, pero, ¿se está dando una imagen demasiado dramática?

–No se puede trasladar a la ciudadanía una imagen de catastrofismo. Sería imprudente por muchas razones. ¿Y si mañana acaba la guerra en Ucrania? Eso para empezar. Lo único que provoca es la detracción de la inversión, el crecimiento empresarial, etc.

–Y genera miedo al consumidor.

–Claro, cuando además no tenemos todas las variables. Aunque es cierto, y eso lo venimos diciendo en la Xunta desde hace tiempo, que la crisis energética, especialmente en Galicia, no se debe solo a la guerra de Ucrania. Se hizo una transición energética todo lo contrario a justa. Por supuesto que hay que impulsarla, pero sin dejar a la gente tirada por el camino. ¿Cómo evolucionará la pandemia? También eso influirá. En Galicia, además, dependemos de los fondos europeos para los grandes proyectos porque necesitamos aumentar el sector industrial. No podemos ser catastrofistas, pero sí muy prudentes y dar seguridad jurídica para que el empleo se pueda consolidar realmente, para que la empresa invierta y crezca, para que vengan emprendedores. Es algo que achaqué mucho al Gobierno con la reforma laboral. Hace dos años se estaba trasladando la idea de la abolición de la reforma de 2012. ¿Qué empresario sin saber el régimen jurídico que debería a aplicar podía tener estabilidad para crecer? Por supuesto que se podía adaptar a la situación económica vigente, pero resultó que, de no quedar piedra sobre piedra, se cambiaron cuatro cosas.

–Sin embargo, consiguió la unanimidad de los agentes sociales, incluidos los empresarios. ¿No es lo que busca un gestor de políticas de empleo?

–Sin duda. Lo que pasa es que habría que ver lo que dijo el presidente de Cepyme a la semana.

–El discurso de los empresarios es a veces como el de la política.

–El Diálogo Social tiene que ser pausado y dar lugar a una auténtica negociación. Una reforma de calado como esta exigía cierta lealtad al resto de partidos políticos, sobre todo a la oposición, al menos para conocerla y no a través de un real decreto ley. Se hizo de una manera acelerada, descafeinándola para conseguir la aprobación en el Diálogo Social y cumplir un compromiso electoral. Es mi humilde opinión, lo que no quiere decir que no haya cosas que están muy bien como la regulación de los ERTE. Pero cuando vas a tocar el Estatuto de los Trabajadores, que no es una norma cualquiera, requiere una reforma legislativa al uso.

–¿Comparte la necesidad de un pacto de rentas?

–Es evidente que estamos en una situación muy complicada y necesitamos un cierto consenso social sobre un montón de elementos, desde la subida de los salarios hasta las pensiones. Sería deseable, pero de manera, como creo que se está haciendo, dialogada. No se soluciona de un día para otro.

La conselleira, en un momento de la entrevista. // Rafa Vázquez

La conselleira, en un momento de la entrevista. // Rafa Vázquez / RAFA VAZQUEZ

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–¿Se está desenfocando el debate sobre las vacantes laborales?

–Profundiza más.

–¿Se pueden asimilar las necesidades de las empresas TIC en Galicia con la realidad de la hostelería? ¿Es el mismo problema?

–Hay muchas causas, y seguro que algunas incluso no están detectadas. En los sectores más afectados por la crisis del COVID-19 mucha gente fue despedida y buscó trabajo en otras actividades donde se quedó. Esa puede ser una razón, una, de lo que pasa en la hostelería. ¿Qué pueden tener en común todos los sectores con vacantes? La población desocupada, bien por sus intereses personales o por la formación, y las necesidades de las empresas no se están encontrando. ¿El salario es un elemento? Lo es, pero no el único. Hay condiciones que identificamos bajo el paraguas del bienestar laboral que influyen muchísimo. Los empresarios tienen que darse cuenta, y soy muy dura en eso, de que el talento de 2022 no funciona igual que en 1980. Y si no entienden eso, no van a conseguir lo que buscan ni ser competitivos. Deben competir en salarios, sin duda. Algunos lo hacen ya ofreciendo mejoras por encima de convenio. ¿Por qué no encuentran gente? Porque hay más cosas. Si un trabajador teletrabaja y su rendimiento es igual o superior que en la oficina, no hay empresario que vaya a tener problemas. Hay que aprender a racionalizar los tiempos en función de lo que es posible en cada sector. En la construcción, un caso de vacantes clarísimo, están trabajando en un sello de calidad desde múltiples perspectivas. ¿Es un problema salarial? No lo creo.

–Soy hijo de albañil y le podría contar muchas condiciones.

–¿A día de hoy?

–Mi padre se jubiló hace muy poco. Lo de las horas extra que no se pagan...

–Efectivamente, hablamos de lo mismo. Es lo que pasa también con los camareros. Todos entendemos que un día se nos vaya el trabajo de las manos y haya que quedarse una hora más, pero si de manera continuada una persona con un empleo de 8 horas hace 12, no puede ser. A lo mejor el salario para 8 horas está bien, pero si necesitas extender la jornada todos los días, tendrás que contratar a otra persona para esas cuatro horas. Se tienen que dar las condiciones que permitan compatibilizar el trabajo con la vida personal. Y no hablo solo de conciliación. Me niego a identificar el bienestar laboral con la conciliación de la mujer para cuidar niños o mayores. ¿Que es un elemento fundamental? Fundamental, pero vamos más allá porque sucede con mujeres, con hombres, con hijos, sin personas a cargo. Algo falla. Es una responsabilidad de las empresas, que están empezando a entenderlo. Hay que hacer atractivos los empleos.

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