Como sucedió en 2020, en plena fase de desescalada tras la primera ola del coronavirus, y también el pasado 2021, cuando la vacunación masiva aletargó la pandemia, la campaña estival apunta maneras para el sector turístico en general y la economía en particular, bajo la sombra de un otoño cargado de incertidumbre. Un escenario parecido, aunque por causas bien diferentes. El miedo al repunte de los casos y a la resaca en el consumo ceden todo el protagonismo ahora a la crisis energética, la inflación desbocada y a los efectos de la reciente decisión del Banco Central Europeo (BCE) de subir medio punto los tipos de interés. Pocos dudan de una ralentización de la economía y los más agoreros se atreven incluso a hablar de recesión, algo que, de momento, ningún panel de previsiones de los organismos internacionales prevé para España.
La Comisión Europea, por ejemplo, estima que el Producto Interior Bruto (PIB) crecerá un 5,1% este ejercicio, un 4% en 2022 y un 2,1% en 2023. A pesar de todas las amenazas, aquí y en el resto del viejo continente juegan a favor la recuperación del turismo, las inversiones para apoyar los Next Generation EU y “un mercado laboral resiliente” sin síntomas todavía de agotamiento. La Seguridad Social sumó unas 235.000 afiliaciones durante la primera quincena de este mes, de las que 19.600 fueron en Galicia.
Sigue la tendencia
A 18 de julio, en la comunidad había 1,060 millones de altas en el organismo y alrededor de 1,056 millones en la media de lo que va de mes, según el avance de datos presentado esta misma semana por el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. “Después del dato extraordinario de junio, el crecimiento del empleo prosigue en julio a buen ritmo”, explicaba José Luis Escrivá. Será otro buen mes en la ocupación “a pesar del contexto complicado”. En términos desestacionalizados, la Seguridad Social ganará en todo el país unos 30.000 empleos cuando acabe julio y encadenará quince meses consecutivos de incremento.
Galicia no lleva tanto tiempo engordando la afiliación, en parte porque la menor dependencia de los visitantes extranjeros, el gran peso de industrias esenciales como la alimentación y la buena racha de la industria del motor de la región frente al desplome de la producción del resto de polos del sector amortiguaron el golpe en el primer año de la crisis del COVID-19. Van seis meses de ascenso en la ocupación en su caso, desde febrero. En este tiempo entraron a trabajar unas 35.000 personas, algo más de 40.000 si tenemos en cuenta los datos a finales de mes. Los niveles prepandemia se superan con creces. Ahora mismo hay ocupados 26.500 gallegos más que en el verano de 2019.
Transformación del empleo
La metamorfosis del mercado laboral autonómico va más allá del tamaño. De hecho, uno de los grandes empleadores de Galicia, la hostelería, arrastra todavía una notable merma de ocupación pese a toda la recuperación de los últimos meses. Los locales de comidas y bebidas dan trabajo a 3.600 personas menos que en el último verano sin pandemia, una caída del 5%. El sector primario agrava sus números rojos: recorte de 2.800 empleos en agricultura y ganadería y 1.100 en pesca y acuicultura. La reestructuración de la banca arroja un descenso del 12% (1.169 trabajadores menos) y del 16% el naval (1.032).
Las actividades sanitarias lideran el nuevo empleo creado en estos tres años con un incremento del 8,4% (5.300 ocupados más). Le sigue la educación, que acumula una subida del 11% (5.196). Programación, consultoría e informática elevaron un 24% la ocupación (2.670 empleos); un 15% los servicios técnicos de arquitectura e ingeniería (2.000 trabajadores a mayores); y un 15% (1.759) las actividades administrativas y otras auxiliares para empresas.
11,6 millones para inclusión en Galicia
La Comisión Europea aprobó una partida de 274,9 millones de euros del fondo de cohesión React-EU para apoyar medidas de formación y reinserción de demandantes de empleo vulnerables. Se destinarán 137 millones de euros al programa operativo español del Fondo de Ayuda para las Personas Más Desfavorecidas (FEAD), con el fin de proporcionar ayuda alimentaria y medidas de acompañamiento a los grupos más vulnerables. Los 137,9 millones restantes se repartirán entre proyectos de ocho comunidades. En Galicia, 11,6 millones de euros servirán para ayudar a trabajadores por cuenta propia, mujeres, parados en general y mejorar de los servicios públicos de empleo.
