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Crisis energética

Los países europeos buscan alternativas al gas: Alemania acude al carbón y Francia a la nuclear

Los países europeos elaboran sus planes para buscar alternativas al gas ruso

Una tubería de gas sobre una bandera de la Unión Europea. Reuters

La invasión de Rusia sobre Ucrania está llamando a las puertas de Europa en forma de amenaza energética. La crisis bélica en el este del continente se ha traducido en un aumento de los precios de la energía que está golpeando a todos los países con distinta intensidad. Eso, junto a la decisión del Kremlin de cerrar el grifo del gas, ha puesto a la Unión Europea (UE) en una situación de "alerta roja", según ha advertido la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Eso ha llevado a los grandes países del continente, dentro o fuera del club comunitario, a tomar medidas para reducir la demanda de gas.

Alemania recurre al carbón

La elevada dependencia del gas ruso ha convertido a Alemania en uno de los países más afectados por la crisis energética. El temor a que Moscú no reanude el suministro a través del gasoducto Nord Stream 1 el próximo 21 de julio y que eso lleve a una escasez en pleno invierno ha llevado a Berlín a actuar. Y es que todo apunta a que la próxima factura de la calefacción se triplicará en el país.

Así, el gobierno encabezado por el socialdemócrata Olaf Scholz ha decidido reactivar las centrales eléctricas que funcionan con carbón y petróleo, una medida temporal que permitirá a Berlín "ahorrar gas ahora en verano para llenar nuestros depósitos de cara al invierno", según apuntó el Ministerio de Economía y Protección del Clima, a cargo del verde Robert Habeck. Un total de 27 centrales se han reactivado y operarán hasta la primavera de 2023.

El gobierno tripartito alemán también está impulsando la reducción del consumo de gas en la industria a través de un sistema por el que se compensará a las empresas que quieran renunciar a este hidrocarburo durante unos meses. Desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, el pasado 24 de febrero, Alemania ha logrado reducir un 14% el consumo de gas, según datos oficiales. Los gestos de Berlín también se dirigen a los ciudadanos comunes, a quienes se ha pedido tratar de limitar el consumo de gas en los hogares privados. Scholz también ha descartado prolongar el tiempo de funcionamiento de las centrales nucleares.

Todo eso para revertir la complicada posición energética en la que se encuentra Alemania. El 2020, la primera economía de la UE compró a Moscú el 34% del petróleo consumido, el 45% del carbón y el 55% del gas natural. Una dependencia a la que habrá que poner fin.

Italia reduce su dependencia del gas ruso

La dependencia del gas ruso sigue siendo alta en Italia, pese a que, con respecto al año pasado, se ha reducido del 40 al 25%. Así lo ha informado el primer ministro Mario Draghi en un reciente discurso ante el Consejo Europeo. Draghi también ha asegurado que Italia ha empezado a almacenar gas de cara al invierno, una operación que está “yendo muy bien”.

En verdad, en los últimos meses, el Gobierno italiano ha buscado acuerdos alternativos con Gobiernos como el de Argelia, país que en lo que va del año ya le ha entregado a Roma unos 13.900 millones de metros cúbicos de gas, un 113% más que el previsto antes de la crisis con Rusia. Además de ello, Italia también ha firmado pactos con Catar, Congo, Egipto, Turquía y Azerbaiyán.

En el caso de estos últimos dos países, el gas llegará a través del gasoducto Transadriático, el TAP, uno de los proyectos energéticos recientes más importantes de Europa y cuya construcción finalizó a finales de 2020, a pesar de las protestas del sector ambientalista.

De igual manera, Roma también ha anunciado planes para alimentarse de fuentes renovables y está estudiando medidas para limitar el encarecimiento del precio del gas para la ciudadanía y proteger así el poder adquisitivo de los ciudadanos italianos. Según Draghi, de hecho, los Gobiernos europeos "tienen herramientas" para dar estas ayudas. 

Dicho esto, aún es una incógnita cómo Italia, un país que importa el 90% del gas que consume, planea reemplazar la parte de este producto que aún procede de Rusia. Irene Savio / Roma

Portugal, poca dependencia y energías renovables

La baja dependencia del gas ruso por parte de Portugal, ligeramente superior al 6% del consumo total en 2022, no ha evitado que el primer ministro, António Costa, alertara hace apenas unas semanas del “riesgo” que puede suponer un corte del suministro a partir del próximo otoño. El Gobierno luso confía en encontrar alternativas a las importaciones rusas y en potenciar la producción de energías renovables, que ya supone cerca de un 60% del total.

Entre las soluciones planteadas por el Ejecutivo está la inminente inauguración oficial del complejo hidroeléctrico de Támega, al norte del país, que supondrá una inyección de energía equivalente al consumo anual de 440.000 viviendas. Falta por ver cómo afectará la grave situación de sequía que golpea a prácticamente todo el territorio desde el pasado invierno -este año está siendo el segundo más seco desde 1931- y que ha obligado a limitar la producción hidroeléctrica en algunos embalses en los últimos meses.

Otra alternativa pasa por el aumento de la producción de energía solar a través de varias plantas inauguradas recientemente, entre ellas la planta flotante del embalse de Alqueva, que ha empezado a funcionar esta misma semana. Con más de 12.000 paneles solares, se ha convertido en el complejo de estas características más grande de Europa. El Gobierno luso apuesta también por la compra conjunta de energía a nivel europeo y por la mejora de las interconexiones en el continente, destacando el puerto de Sines como un punto de entrada estratégico para el gas natural licuado procedente de Estados Unidos y de África. Lucas Font / Lisboa

Reino Unido prepara un plan de contingencia

El Reino Unido solo importa un 4% de gas procedente de Rusia y su dependencia es menor que la de otros países de Europa. La mitad del gas que llega al país procede del mar del Norte y un tercio de Noruega. En el caso británico la gran mayoría de las importaciones de gas natural licuado, provienen de países como Qatar y Estados Unidos y se transportan por mar. Los británicos son también productores de petróleo crudo y de productos derivados del petróleo.

El Reino Unido en cambio tiene menos capacidad de almacenamiento de gas que la mayoría de los países de Europa. Los excedentes se envían al continente cuando hay una demanda baja en los meses de verano, pero durante el invierno en cambio importa entre el 20 y el 25% de su gas a través de dos interconectares con países de la Unión Europea.

 De acuerdo con el 'Financial Times' las autoridades británicas preparan un plan de contingencia en cuatro fases que será puesto a prueba a partir de septiembre en caso de escasez grave de suministros y de una caída de la presión en el sistema del gas. El plan incluiría el corte precisamente de las interconexiones de gas entre el Reino Unido y el continente europeo, así como la interrupción parcial de aprovisionamiento a grandes empresas industriales y la recomendación a los ciudadanos de medidas para reducir el consumo. El gobierno, en plena crisis y a la espera de un nuevo Ejecutivo, no ha alertado hasta ahora al país, como por ejemplo ha hecho Alemania, de la necesidad de preparase para cambiar los hábitos energéticos. Begoña Arce / Londres

Francia anuncia "sobriedad energética"

El ministro de Economía y Finanzas francés, Bruno Le Maire, aseguró recientemente que el corte total de gas ruso a Europa es "la opción más probable". Francia, como muchos otros países europeos, sigue dependiendo en gran medida de Rusia para su suministro de gas natural y petróleo, aunque en menor medida que algunos de sus vecinos. En 2020, el país importó de Rusia el 17% de su gas y el 13% de su petróleo y derivados, según la Comisión Europea.

Aún así, El Gobierno ha llamado a sus ciudadanos, administraciones y empresa a consumir menos energía. "Debemos intentar reducir nuestras reservas para pasar el pico de invierno, porque tendremos que ser solidarios con los demás países europeos. Tenemos que hacerlo para intentar parar lo menos posible nuestra economía”, pidió el presidente Emmanuel Macron, anunciando un plan de "sobriedad energética".

Así, el sector de la distribución en Francia, que incluye empresas como Carrefour o Casino, apagará sus enseñas al cierre y reducirá la iluminación y la temperatura a partir de octubre en las tiendas, en el marco de este plan. Otras medidas planteadas son "suspender la renovación del aire por la noche" .

Aún así, la apuesta de Francia por la energía nuclear es muy sólida. De hecho, es el segundo país del mundo que tiene más reactores nucleares solo por detrás de Estados Unidos, y en su mix eléctrico este recurso energético es fundamental debido a que tradicionalmente ha generado alrededor del 70% de la electricidad total.

El presidente Macron reforzó la apuesta el pasado año 2021 al prometer que tras décadas sin avances Francia volverá a construir centrales nucleares. El mandatario prometió al menos seis nuevos reactores en las próximas décadas.

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