La junta general de accionistas de Inditex, además de servir para validar el histórico relevo en la cúpula de la multinacional tras casi dos décadas de Pablo Isla al frente, sirvió para escuchar por primera vez la voz de Marta Ortega, presidenta no ejecutiva de la empresa. Consciente de que sus primeras palabras públicas se iban a escuchar y mirar con lupa fueron una declaración de intenciones de cómo quiere que sea Inditex en los próximos años. Primero en clave personal: “Inditex es el lugar en el que he crecido, personal y profesionalmente y donde siempre he querido estar”.

Y por si no había quedado claro su compromiso con el grupo que fundó su padre, ausente como en otras ocasiones, volvió a reiterarlo a continuación. “Es la fuente de los valores que comparto. Es el proyecto al que seguiré dedicando todo mi esfuerzo. Con la responsabilidad y el talento de todos nuestros compañeros, estaremos preparados para afrontar los retos que nos traiga el futuro”, aseguró.

En su primera intervención ante los accionistas, Marta Ortega también ofreció su visión de lo que es y de lo que quiere que siga siendo Inditex. Y para ella, lo primero, también insistió después en el mismo tema el consejero delegado, Óscar García Maceiras, son las personas que forman parte de la multinacional. Más de 165.000 trabajadores de 160 países. “Inditex siempre ha sido, antes de cualquier otra cosa, personas. Personas que trabajan con mucha dedicación para alcanzar metas. Inditex son nuestros proveedores, que colaboran cada día con nosotros y nuestros clientes, pero, reitero, Inditex es personas, y como personas, tiene aciertos, ilusiones, pero jamás se detiene y siempre mira hacia adelante”, recalcó la presidenta a los accionistas.

Marta Ortega, que dio todo el discurso sin leer ninguna de las frases, reconoció la “suerte” que tiene de “formar parte de esta historia única, que no es el mérito de nadie en particular, porque es el de todos”. “El sentimiento de responsabilidad es inmenso, pero el orgullo de representar al mejor equipo lo supera con creces”, apuntó.

Como no podía ser de otra forma, también tuvo palabras de agradecimiento para su padre, fundador y máximo accionista de la empresa, Amancio Ortega. “Sentimos un profundo respeto, admiración y respeto por quienes han hecho Inditex lo que es hoy, pero en especial al señor Ortega por su visión, su tesón y su dedicación absoluta y por el cariño que demuestra cada día a la compañía”, subrayó.

“Hemos recibido algo más que una empresa y que un lugar de trabajo. Tenemos en nuestras manos una tremenda responsabilidad y que tiene un gran futuro por delante que nos obliga a dar lo mejor de nosotros mismos”, recalcó. Y sobre el futuro insistió en que la empresa seguirá creciendo. “Estamos seguros de que la capacidad de innovación de Inditex nos permitirá crecer como empresa cada día”, aventuró. Por último, la presidenta de la multinacional gallega recordó que la compañía también es responsable ante la sociedad. “Queremos generar un impacto positivo no solo en el presente, sino en la herencia que dejamos en el futuro”, concluyó.

Si el apoyo de los accionistas se pudiese medir por los aplausos que recibió al finalizar su intervención, ese apoyo es muy elevado porque su discurso recibió una calurosa y larga ovación.

Como acostumbra a ser, la junta general de accionistas de Inditex, que duró 68 minutos, fue una balsa de aceite. Se aprobaron todos los puntos del orden del día por mayoría. No en vano, Amancio Ortega cuenta con casi el 60% del accionariado. En el salón de actos de la sede de Inditex en Arteixo estuvieron presentes 355 accionistas, aunque en la junta participaron 3.398, que representaban el 88,01% del accionariado.

La primera junta de accionistas de Marta Ortega como presidenta no ejecutiva y de Óscar García Maceiras como consejero delegado sirvió para que los accionistas les ratificaran a ambos en sus puestos. También se aprobaron las cuentas del pasado ejercicio y la indemnización de 19,7 millones por la salida de Pablo Isla, de los que 3,2 ya los ha recibido y los 16,5 restantes serán abonados dentro de dos semanas después de que se validase el pago en la junta de accionistas. También se aprobó la propuesta del consejo de administración de proponer un dividendo extraordinario de 0,40 euros por acción, que se sumará al dividendo ordinario del ejercicio 2022, a distribuir en 2023.

También se votaron y aprobaron las reelecciones de Pilar López Álvarez y Rodrigo Echenique en el consejo de administración de Inditex, por lo que el peso de las mujeres en este órgano alcanza ya el 45%. El 81% de los puestos directivos de la multinacional ya está ocupado por mujeres.

El grupo da un giro a su estrategia y entra en la ‘start-up’ Circ

En las más de dos décadas de presidencia de Pablo Isla, Inditex nunca había entrado en el accionariado de otra empresa. Su competencia, H&M o Gap, lleva años invirtiendo en start-ups para acelerar su innovación. Tras el cambio de dirección, la multinacional gallega ha dado un giro a su estrategia al entrar en el accionariado de la estadounidense Circ, en unión de otros inversores, entre ellos Breakthrough Energy Ventures (BEV), el fondo impulsado por Bill Gates. El consejero delegado de la multinacional, Óscar García Maceiras, no descartó que la compañía realice operaciones similares en el futuro. “Esta es la primera operación de entrada en el capital de otra empresa y es una vía que dejamos abierta, el identificar proyectos e iniciativas que nos pueda ayudar a nuestra estrategia de sostenibilidad y su aceleración”, avanzó a los accionistas. Maceiras no precisó qué participación ostenta en el capital. La start-up Circ impulsa una tecnología de reciclaje de carácter disruptivo. Esta tecnología permitirá el reciclaje de productos textiles compuestos por mezclas de distintos materiales, como el poliéster y el algodón, con el objetivo de generar nuevas fibras sostenibles para su utilización por la industria textil. En su reto por la sostenibilidad, Inditex también anunció la puesta en marcha de un proyecto de agricultura regenerativa en dos estados de Madhya Pradesh y Odisha en la India, que permitirá la regeneración de más de 300.000 hectáreas de cultivo.