Los ministros de Economía y Finanzas de la eurozona, el Eurogrupo, pasarán hoy revista a la situación económica y debatirán la orientación de su política fiscal en 2023 de cara a elaborar los presupuestos nacionales en un momento de inflación históricamente alta y grandes necesidades de inversión. La reunión, en la que participará la vicepresidenta española de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, comenzará con el debate sobre unas perspectivas económicas que han empeorado y apuntan a una ralentización del crecimiento y un aumento de los precios mayor de lo esperado.

En el debate intervendrá el Fondo Monetario Internacional, que presentará los resultados provisionales de su informe sobre la economía de la eurozona, conocido como Artículo IV, y tiene lugar en vísperas de que la Comisión Europea actualice el 14 de julio sus proyecciones y después de que el Banco Central Europeo haya rebajado su previsión de crecimiento al 2,8 % este año y elevase la de inflación al 6,8 %. El repaso a la coyuntura en los Diecinueve sentará las bases para abordar después la dirección que deberían tomar las políticas presupuestarias de los socios el año próximo, durante el que las reglas de disciplina fiscal seguirán suspendidas como consecuencia de la guerra de Ucrania y los Gobiernos tendrán que afrontar las consecuencias del conflicto en el mercado energético.

“La situación económica ha cambiado considerablemente desde el año pasado,” apunta un alto funcionario europeo. “Con la inflación tan alta como está, la política fiscal tiene que tenerlo en cuenta para evitar alimentar aún más la dinámica inflacionista”. En la práctica, para el Eurogrupo esto significa retirar las amplias medidas de apoyo fiscal adoptadas en pandemia para estimular la demanda y centrarse en medidas para “aliviar los cuellos de botella en los suministros”, que impulsan la inflación, y en ayudas para lidiar con las consecuencias sociales de la subida del precio de la energía que sean “temporales y específicas para grupos vulnerables”.

No obstante, los países reconocen que la necesidad de “sustanciales inversiones” en seguridad energética y para sustituir los combustibles fósiles rusos podrían hacer que la política presupuestaria siga siendo de apoyo moderado y no restrictiva, como recomiendan algunos organismos.