Las stablecoins, criptomonedas cuyo valor está vinculado al de una moneda fiat, resultaron no ser tan estables. El pasado mayo, terra, una de estas criptodivisas, perdió su paridad con el dólar, el pánico se apoderó de los inversores y el efecto contagio llegó a provocar que bitcoin, la criptomoneda más cotizada, ronde hoy los 20.000 euros cuando, hace ocho meses, el 8 de noviembre de 2021, se compraba a 66,413,23. ¿Cuál es la situación del mercado? Sobre ese tema habló en el Círculo de Empresarios de Galicia el vocal de la directiva de Agalbit (Asociación Galega de Blockchain e IoT), Ramón Suárez.
–Con la que está cayendo, ¿las criptomonedas son un proyecto con futuro?
–Lo que planteamos es por qué existen estas criptomonedas. Lo que hay detrás, las finanzas descentralizadas, la capacidad de dar trazabilidad a las cosas (como los contratos inteligentes, que, a su vez, tienen un reflejo en las criptomonedas) tiene muy largo recorrido. La criptomoneda en sí es un activo, por lo tanto, está sujeta al valor que se le quiera dar en un momento dado. Ahora estamos en un punto bajo y no sabemos hasta dónde bajará ni cuándo volverá a subir. Hay muchos análisis para poder estimarlo, pero no hay bolas de cristal. Lo que sí sabemos es que va a seguir oscilando. Por lo tanto, es posible que en breve nos encontremos con perspectivas más halagüeñas.
–¿Qué consecuencias, más allá de lo que ya hemos visto, va a tener la pérdida de confianza en las stablecoins?
–Ahora mismo, que las consecuencias son negativas es evidente: hay una bajada enorme y hay un montón de fondos que están siendo afectados y eso se nota. En cuanto haya una variación al alza, habrá una recuperación asombrosa.
–Entonces, se recuperarán.
–Por supuesto. Sin duda.
–¿Puede bitcoin ser ese “rodeo astuto” del que hablaba Hayek para quitarle a los Gobiernos el control del dinero?
–Si partimos de que la base es descentralizar, evidentemente depende del uso que se le dé. Lo que permite es que las personas mantengan la propiedad del acto. Es una alternativa a los sistemas tradicionales y eso requiere repensar los nuevos modelos económicos. Todo lo que sea utilizar sistemas descentralizados evidentemente va a variar la ecuación. Ahora mismo el control del poder también tiene que replantearse, cómo son los sistemas establecidos de control. Y eso va a variar democráticamente la soberanía digital. Todo tiene que ver con la capacidad de la toma de decisiones, que ya no está solo en mano de algunos, sino que se puede ampliar mucho.
–¿Qué pasaría en ese caso hipotético en el que los bancos centrales no tuvieran el control del dinero?
–Depende. Más que el control del dinero es el control de la capacidad de intercambiar algo. Es una función de la comunidad delegar en sus representantes el que haya unas normas comunes. Eso sí tiene sentido. Que un banco central pretenda meter baza es otra cosa. El hecho de que las criptomonedas entendidas como tal estén fuera del circuito de control bancario lógicamente no interesa al banco, pero sí interesa a la comunidad y allí se verá cómo se desarrolla. Hay todo el blanqueo de capitales… el uso que se les está dando a esas transacciones es lo que se pretende regular: el valor que se le dé a ese activo para que alguien tenga la capacidad transaccional con otro. Y eso ahora mismo es ingobernable.
–¿El futuro de bitcoin, si no fracasa por el camino, pasa más por ser un medio de pago o una reserva de valor?
–El hecho de que sea un bien limitado que esté en poder de según qué manos se puede considerar como reserva de valor. Es uno de los temas más complejos: hay quien considera que sí, hay quien considera que jamás y hay una cuestión sobre la que hay que pensar, que es: “Algo que es intangible, que no existe, que es algo abstracto, ¿hasta qué punto puede ser un referente para sobre eso construir modelos económicos o sociales?”. Es complejo y es una pregunta que dejo abierta porque contestaría a la gallega: puede que sí o puede que no.
–¿Ahora mismo hay una burbuja de criptomonedas?
–Sí, por supuesto que sí. Está sujeta a mucha especulación y, por lo tanto, sí, sin ninguna duda. Otra cosa es que lo sea en el fondo. El modelo en sí tiende a asentarse, pero sí, en los últimos meses y años es evidente que hay una burbuja. Y está estoupando por todas partes.