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El transporte aguanta el chaparrón sin más paros

Los camioneros temen que una nueva protesta encarezca la cesta de la compra y no solucione los problemas del sector

Andoni Valdés, José Ramón Rei, Christian Otero, David Vázquez, Vito Otero y Jorge Beloso. | // RICARDO GROBAS

Los transportistas gallegos no realizarán un segundo paro. Al menos hasta el 31 de julio. Así lo ha trasladado a FARO el presidente de la Federación Gallega de Transporte de Mercancías (Fegatramer), Ramón Alonso. “El ‘no’ al paro fue mayoritario”, ha dicho, en referencia a la reunión mantenida por distintas entidades del sector para tratar el asunto. En lugar de una nueva protesta, lo que se acordó fue dar de plazo al Gobierno hasta el 31 de julio para que se apruebe lo que solicita el sector: que nadie trabaje a pérdidas. “Nosotros no somos de parar, ni ahora ni más adelante, pero también seguiremos peleando por esa medida”, cuenta el presidente de Fegatramer. “Seguimos pensando que es mucho mejor solucionar los problemas hablando que parando todo el país, que es algo que no beneficia a nadie: ni a los camioneros ni a los ciudadanos”.

Beneficiados aparte, la situación es delicada para el sector. El combustible necesario para hacer un trayecto en camión entre Vigo y Madrid cuesta ahora mismo unos 360 euros, es decir, el doble que los 180 que se pagaba hace tan solo un año para cubrir la misma ruta. La cifra la aporta David Vázquez, transportista dedicado a la alimentación, fundamentalmente de productos frescos y congelados.

Ni el descuento de 20 céntimos por litro de gasolina y gasoil decretado por el Gobierno para hacer frente al encarecimiento de los combustibles ha servido para poner coto al aumento de los precios. “La bonificación no vale para nada”, considera Vázquez. “¿De qué vale si, cuando hicieron el descuento ya subió 20 céntimos el gasoil?”, se pregunta. En su opinión, con los precios actuales, la ayuda debería ser, al menos, de 40 céntimos por litro.

“Si, cuando haces un descuento, luego subes el precio al mismo tiempo, al final se queda todo igual”. Con esta frase, en línea con la opinión de su compañero, justifica el transportista Andoni Valdés lo que él opina sobre la medida con la que el Ejecutivo pretendía abaratar la factura de los combustibles: que “no existe”. Comparten su parecer distintos camioneros que ayer se encontraban en la lonja del Puerto de O Berbés.

En este sentido, Vázquez considera que la única medida que pondría punto final a la escalada inflacionaria que llevan meses experimentando los combustibles es que el propio Gobierno sea el que fije el precio del gasóleo y de la gasolina. Es más optimista que su compañero Valdés, que cree que el encarecimiento “no tiene arreglo porque la raíz del problema la tienes en el Gobierno”.

El precio del combustible se duplica con respecto a hace un año

Este camionero de San Sebastián, que lleva en el sector del transporte 30 de sus 51 años, lamenta, entre otras cosas, que “España es el único país de Europa en el que no se cumplen los convenios” y que los salarios aquí son excesivamente bajos. Apunta, en concreto, que, en otros puntos de España, se ven empresas de transporte que cuelgan carteles en los que informan de que no contratan españoles. “Les sale más barata la mano de obra extranjera”, dice.

A pesar de las dificultades, ni Valdés ni Vázquez son autónomos por lo que el aumento del combustible no afecta directamente en su bolsillo. Aunque entienden perfectamente la complicada situación por la que pasan las empresas del sector, ni uno ni otro están tampoco a favor de que se produzca un nuevo paro en el transporte, como el que ya se vivió el pasado marzo y que ocasionó importantes problemas de desabastecimiento de productos de primera necesidad. Citan como razones fundamentales tres: que una nueva protesta vuelva a encarecer la cesta de la compra, que produzca pérdidas de empleo (“el trabajo que no hace un autónomo lo recogerá otro que no puede permitirse parar y el que sí para puede quedarse sin su trabajo”, justifica Vázquez”) y que no creen que una nueva protesta vaya a ser eficaz para combatir la situación. “Se puede parar, pero no hay nada que hacer”, se resigna Valdés.

Relevo generacional

El transportista vasco se muestra tan crítico con la situación del sector que considera que es el motivo por el que “no hay relevo generacional” en la profesión. “Tú vas a Francia y ves a gente joven, aquí no”. Con su sola presencia, el cambadés de 29 años José Ramón Rei refuta la afirmación de su compañero de profesión. La casualidad ha querido que FARO hablara con este transportista durante su primer día como camionero.

“Me costó encontrar una empresa que formara nuevos conductores”, explica. Pero lo logró. Además, cuenta que, en la firma para la que trabaja hay “bastantes” profesionales por debajo de la treintena. En su caso, decidió dedicarse a este oficio “por varios familiares que trabajaban de esto”. Y lo hizo a pesar de saber que el suyo es un trabajo en el que “siempre se hacen muchas horas”. Y también a pesar de que esos mismos familiares por los que decidió dedicarse al transporte “no hablan muy bien de la profesión últimamente”.

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