El euríbor sigue sin dar respiro a los hipotecados a tipo variable (que no a los de tipo fijo, a quienes no afecta). El índice al que están ligados la mayoría de créditos para la compra de vivienda en España apunta a una media de en torno al 0,281% en mayo, lo que supone una subida de unos 0,26 puntos respecto a abril y, lo que es más relevante, de 76 puntos básicos respecto al mismo mes del año pasado. Se trata de su nivel más elevado desde enero de 2015, pero la tendencia alcista sin precedentes está lejos de haber tocado techo: el mercado espera que sobrepase el 1% entre finales de este año y principios del próximo.

Las cuotas de las hipotecas suben si el euríbor está más alto que un año antes en el mes que sirve de referencia para revisar el crédito. El alza en mayo supone para una hipoteca media de 140.000 euros a 25 años y con un interés de euríbor más 1%, pagar 48 euros más al mes a partir de junio (hasta los 545 euros) y 576 euros más al año (hasta los 6.540 euros). En Galicia, donde la hipoteca media es algo menor (ligeramente por encima de los 100.000 euros), el coste mensual subirá unos 44 euros y alrededor de 528 euros en el conjunto del año.

Después de 16 meses de bajadas y casi seis años de pequeñas fluctuaciones, las cuotas de las hipotecas ligadas al euríbor comenzaron el pasado enero una senda de revisiones al alza sin precedentes desde 2010. La brutal escalada de la inflación por la salida de la pandemia y, sobre todo, por el impacto en los precios energéticos de la invasión de Ucrania por parte de Rusia explican este encarecimiento en el pago de los créditos, que va a mermar aún más la renta disponible de los hogares. Una opción para evitar pérdidas futuras adicionales del poder adquisitivo es tratar de cambiar la hipoteca de tipo variable a fijo, pero siempre que las condiciones ofrecidas por el banco lo compensen.

El euríbor, que mide teóricamente el interés que se cobran entre sí los bancos por prestarse dinero, entró en negativo en 2016 anticipando que el Banco Central Europeo (BCE) iba a bajar los tipos de interés de referencia a su mínimo histórico (valores cero o negativo, según el caso) para reactivar la economía de la zona euro. El pasado diciembre, bajó al -0,502%, la segunda cota más baja de su historia. Desde entonces ha subido a un ritmo endiablado, hasta cerrar abril en positivo (0,013%) por primera vez desde enero de 2016.