El primer trimestre del año arrancó con un repunte del paro de 70.900 personas -hasta una tasa del 13,6%- y una leve pérdida de ocupados. Los primeros tres meses del año suelen ser malos en términos de empleo, el fin de la campaña de Navidad resta y en este 2022 la inflación, la guerra en Ucrania y la escasez de determinadas materias primas no han remado a favor. No obstante y pese a ese cóctel de factores en contra, este primer trimestre no ha sido el peor del último lustro -se sitúa en niveles similares al del 2019- y España ha conseguido retener la cota de los 20 millones de trabajadores en activo.

Una nota positiva es que, aún habiendo menos ocupados y más parados, se trabajaron más horas, lo que da muestra de una actividad económica al alza y en su mayor nivel en cuanto a volumen desde el 2009. Otra nota positiva es que las condiciones laborales ganan en estabilidad y los efectos de la reforma laboral empiezan a entreverse. Si bien los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) publicados este jueves todavía muestran que los niveles de temporalidad siguen siendo los más altos de Europa y en los márgenes del mercado laboral hay capas de alta precariedad. Y es que el número de hogares donde todos sus miembros están en paro volvió a repuntar y supera el millón.

El mal dato del mes en términos de ocupación se compensa en términos de actividad. En el primer trimestre se perdieron 100.200 empleos respecto al trimestre anterior, hasta un total de 20,08 millones de ocupados. Es decir, bajó el 0,05%. Mientras que el número total de horas trabajadas creció el 5%, diez veces más y se sitúa en su mayor nivel desde el 2009.

Esto es síntoma de que el tejido empresarial, más allá de los ciclos estacionales, va recuperando volumen de negocio y deja atrás mecanismos como el de los ertes, que durante los dos últimos años han tenido sectores importantes de la economía española -especialmente aquellos vinculados con el turismo- en barbecho a la espera de mejores condiciones sanitaras. Que ahora están llegando. Durante el primer trimestre el sector que ganó más ocupados fue la construcción, mientras que la industria y -en algo menos de intensidad- los servicios empujaron hacia abajo la estadística de empleo.

Menos ocupados, más estabilidad

Baja la ocupación, pero aumenta la estabilidad. Los primeros efectos de la nueva reforma laboral ya empiezan a visibilizarse en la estadística, por más que el grueso de las normas de contratación entraron en vigor a partir de este abril y la EPA, de momento, no los mide. Casi dos puntos bajó la eventualidad en el sector privado, pasando del 23,9% del cuarto trimestre del 2021 al 22,1% del primer trimestre del 2022. Lo que se traduce en unos 260.000 temporales menos, mientras el empleo indefinido ha crecido en 164.100. Es decir, dos de cada tres empleos temporales perdidos se compensaron con fijos.

Han caído especialmente los contratos de menos de un mes de duración, concretamente estos se han reducido de un trimestre a otro el 22,2%. Y dicha reducción ha beneficiado ligeramente más a los hombres que a las mujeres. La tendencia es buena pero la prueba de fuego de la nueva reforma laboral se podrá medir íntegramente en la siguiente EPA. Cuatro millones de asalariados siguen con un contrato eventual, la mayoría de ellos no porque así lo quieran, sino porque no tienen otra alternativa.

Más de un millón de hogares con todos en paro

España rompió este primer trimestre con una racha de cinco trimestres consecutivos de reducciones del paro. Dos años después de la escalada sobrevenida por la pandemia, cada vez le cuesta más al mercado laboral español reducir su número de desempleados y bajar de la cota de los tres millones se le resiste. Concretamente hasta marzo había 3,17 millones de personas en paro, 70.900 más que tres meses antes, aunque 479.200 menos que un año antes.

Y ese aumento del desempleo afectó más a las mujeres que a los hombres, ahondando en la brecha en el acceso al empleo que caracteriza desde hace años al mercado laboral español. La tasa de paro de ellos es del 12,04%, frente al 15,44% de ellas; 3,4 puntos de diferencia. Un dato preocupante relacionado con esa brecha de género es que el número de los hogares que tienen a todos sus miembros activos en paro volvió a aumentar este trimestre, concretamente en 29.000 y hasta un total de 1.052.900. ¿Por qué esto tiene una variable de género? Porque entre dichos hogares, un total de 298.700 (casi un tercio) son unipersonales y habitualmente liderados por madres solteras.