La naviera noruega Havila Kystruten, una de las empresas en litigio contra Hijos de J. Barreras, acaba de recibir su segundo crucero, el Havila Castor. Construido en el astillero turco Tersan, es el único que podrá prestar los servicios de rutas costeras entre Bergen y Kirkenes. Al menos de momento. Su primer barco, el Havila Capella, quedó paralizado al contar con financiación del grupo ruso de leasing GTLK, sancionada por Bruselas en el contexto de la invasión de Ucrania.
Para evitar que esta situación se repitiese con el Castor, Havila ha decidido adquirir el 100% de la propiedad de este buque, para lo cual ha suscrito un préstamo de 46 millones con la propia Tersan y sus entidades financieras, además de echar mano de acciones. Se trata de un acuerdo de muy corto plazo, tres meses, durante el cual pretende refinanciar la operación. De este modo, este crucero es 100% noruego, con bandera de este país y registrado en la Norwegian Ordinary Ship Registry (NOR). Su tripulación, compuesta de momento por 40 personas, es íntegramente de Havila.
Los cuatro nuevos cruceros de la naviera fueron asignados a Tersan tras haber roto el contrato con Barreras, que se iba a hacer cargo de dos de ellos. El contrato firmado con Barreras fijaba un precio de 108 millones de euros por cada uno de los buques, incluyendo cinco millones de suministros del armador, como consta en el informe de la administración concursal del astillero. El hito fijaba un “hito final de tax lease de 21 millones” adicionales.
El próximo mes de julio tendrá lugar, en Londres, el juicio entre Havila y Barreras por el conflicto de los cruceros. La naviera reclama al astillero los casi 37 millones de euros que adelantó por un doble pedido que no se completó, amén de intereses y una indemnización adicional de 10 millones de euros por barco. El astillero vigués tiene la opción, si la corte británica le da la razón, de ingresar entre 7,1 y 10 millones.
