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El impacto de la guerra: el campo, contra las cuerdas

El sector agroalimentario gallego colapsa por falta de piensos y de recogida animal

El cereal sale a cuentagotas de los puertos y el sector avisa: “Da para dos días” | El paro del transporte deja sin actividad a Coren | Las lácteas intentan seguir con la producción

Depósitos al límite en Casa Grande Xanceda Lavandeira Jr.

En el Puerto de Marín se descargó ayer el último barco con trigo y, de momento, no hay ninguna remesa de cereal más prevista en la cartera de las consignatarias. En el de A Coruña quedaban siete naves aguardando turno en el cuello de botella que se formó desde el lunes por la protesta de parte de los transportistas gallegos por los altísimos costes de los combustibles y los contratos a pérdidas con los cargadores. Hasta entonces, el gran problema del sector agroalimentario de la comunidad era la falta de materia prima para la fabricación de piensos. La invasión rusa a Ucrania, el gran granero de Europa, cerró el grifo de las importaciones. Con el inicio del paro indefinido de los camioneros, lo poco que llegaba se quedó sin salida hacia las factorías de alimentación animal ni distribución a las explotaciones ganaderas. La llamada de auxilio del campo fraguó una tregua. Las empresas de piensos y los profesionales del transporte pactaron de palabra una especie de servicios mínimos el miércoles por la tarde que apenas alivia “la situación crítica” de la industria y las granjas.

“Los animales comen todos los días”, afirma Bruno Beade, director de la Asociación Gallega de Fabricantes de Alimentos Compuestos (Agafac). El acuerdo permite la recogida de cereales en los puertos con camiones cisterna y usar los mismos vehículos para llevar el producto final desde las plantas de producción a los clientes. Tienen mucha menor capacidad que los trailers convencionales que habitualmente emplean las fábricas para trasladar el cereal desde los puertos. “Estamos en un 40% de la producción normal”, señala Beade. “Se va a crear un problema en las granjas. Necesitan alimento de forma regular –insiste–. Fuera de Galicia empieza a haber problemas de muertes de animales ya”.

Casa Grande Xanceda Lavandeira Jr.

Agafac representa a 55 fábricas de piensos que concentran el 96% de la producción en Galicia. El sector suma en total un centenar de empresas. El paréntesis con los transportistas es “un parche para dos o tres días”, según su director, que, al igual que el resto de la cadena de la industria alimentaria en la región, reclama una solución definitiva cuanto antes para desconvocar el paro. “Si no, estaremos abocados a pedir a las fuerzas de seguridad del Estado a más escoltas –dice Bruno Beade–, aunque es imposible cubrir todas las rutas. No somos el único sector afectado”.

A esa opción se agarra también Coren, “sí o sí” en caso de que la Plataforma de defensa del sector del transporte de mercancías por carretera prolongue las movilizaciones. “No podemos perder un día más, pero confío en que haya espacio para que la razón se imponga antes que la escolta”, asegura Emilio Rial, director del grupo. Las tres patas del negocio están paradas desde el lunes “porque no nos permiten recoger los animales en granjas”. En el centro avícola de Santa Cruz se sacrifican diariamente 300.000 pollos y 15.000 pavos. En Frigolouro, la planta de O Porriño dedicada al cerdo, son 3.000 unidades al día; y en Novafrigsa (Lugo) se dejan de matar por jornada unas 400 reses. “Es imposible computar de momento las pérdidas con estos volúmenes tan elevados –admite Rial–. Pero para que te hagas una idea de la cantidad de animales, el consumo de piensos supera las 3.000 toneladas diarias”.

Las cooperativas de Galicia, Asturias y Cantabria piden “medidas urgentes”

El problema crece a medida que engordan también los animales. Y no solo por una cuestión de calidad. “Que también –incide el director de Coren–. Los animales siguen creciendo y consumiendo. Si llegan a 4 kilos en vez de quedarse en 3, el procesado se complica porque las máquinas no están preparadas para esa dimensión”. Rial comparte las reivindicaciones de los transportistas porque sus quejas son “razonables” y apela al diálogo “para resolver esta situación urgentemente”.

“Debemos evitar que la situación derive en efectos irreparables sobre el bienestar anima, por lo que estamos haciendo todo lo posible para conseguir el abastecimiento del alimento para el ganado”, cuenta Juan Gallastegui, director general de Clun. La cooperativa láctea gallega cuenta con más de 3.000 asociados y se resiste a que “los ganaderos y sus familias” acaben siendo “el daño colateral” de la protesta. Los márgenes de tiempo manejados por el sector dado el carácter perecedero del producto “son estrechos” y confía en poder continuar con la actividad porque la leche y sus derivados “son básicos” de la alimentación. “Es prioritario –remarca Gallastegui– que sigan llegando a hospitales, residencias de mayores, guarderías...”.

Tanto Clun como Coren pertenecen a la Asociación Galega de Cooperativas Agroalimentarias (Agaca), que ayer se unió a sus homólogas de Asturias y Cantabria para reclamar al Gobierno “medidas urgentes para garantizar el suministro de piensos y la distribución de productos de primera necesidad para la actividad en las explotaciones”. “Necesitamos que los transportistas que trabajen en los servicios mínimos lo hagan en un entorno de plena seguridad –exigen– y que no serán objetivo de sabotajes y acoso por parte de grupos violentos e incontrolados”. También Unións Agrarias (UUAA) pide a la administración “una actuación inmediata” para “poner orden en el caos provocado a consecuencia de la huelga salvaje de los transportistas”. “El Gobierno no puede permitir que el paro patronal tome por rehenes a las poco más de 6.000 familias que sobreviven en el sector lácteo”, defendió la organización liderada por Roberto García, que extiende sus requerimientos a la industria láctea “para garantizar las líneas de recogida en las granjas”. 

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