El precio desorbitado de la gasolina y del diésel está en boca de todos. Si ya desde los últimos meses su coste se había venido incrementando, la invasión rusa sobre Ucrania ha acabado por empujarlo hasta niveles nunca antes vistos. Esa realidad, que en Vigo es todavía más acuciante al tener el combustible muy por encima de la media española, está generando graves problemas a empresas y particulares. Una de las opciones para tratar de mitigar ese impacto, aunque sea de manera insuficiente, es acudir a las gasolineras de bajo coste, que en los últimos tiempos han proliferado en Galicia.

Pero hay conductores que no acaban de fiarse del producto que se sirve en estos establecimientos low cost. ¿Por qué pueden vender hasta 13 céntimos el litro más barato? ¿El combustible es peor? ¿Puede afectar al funcionamiento del coche? ¿Usarán alguna triquiñuela para echar menos cantidad? Para despejar estas dudas es necesario conocer la normativa vigente en España y el proceso por el que el carburante llega a las estaciones de servicio.

Los combustibles a la venta deben cumplir una serie de especificaciones que están determinadas en un real decreto de 2006, que ha sido actualizado en varias ocasiones en los siguientes años. La versión vigente se puede consultar de manera telemática en el Boletín Oficial del Estado. Es decir, que la gasolina y el diésel que se sirve en los establecimientos low cost debe cumplir esos requisitos de calidad.

Para garantizar que esas especificaciones no se saltan, la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) se encarga de realizar controles periódicos que son de obligado cumplimiento, según recuerda el club de conductor RACC. La inspección se encarga tanto de comprobar la calidad del producto como que de que la cantidad del combustible es la que marcan los contadores. Todos los surtidores deben mostrar la etiqueta con la fecha en la que se pasó la última revisión, así como su caducidad.

Y en caso de que un conductor albergue dudas sobre la cantidad del carburante servido, todas las gasolineras deben tener a disposición de los consumidores un matraz aforado de 10 litros. Con este recipiente se puede medir la cantidad de un líquido; si se detectase un error de medición superior a un 0,5 por ciento, la estación de servicio estaría exponiéndose a una fuerte multa.

La diferencia entre gasolineras

En el Estado español, la gran mayoría de las estaciones de servicio utilizan el mismo combustible de base, el que sirve Exolum, antes denominada Compañía Logística de Hidrocarburos. La empresa, que estaba integrada en Campsa, se encarga de transportar los productos petrolíferos desde las refinerías hasta sus instalaciones de almacenamiento. Allí, los distintos clientes acuden con sus camiones cisterna para cargar el producto.

Entonces, ¿por qué esas diferencias de precios tan sustanciales? Aquí llegan las discrepancias. Desde el sector de las gasolineras low cost se atribuyen únicamente a que tienen una estructura de costes mucho más baja: carecen de personal (o lo reducen al mínimo), están en terrenos por lo general más baratos, como polígonos industriales, carecen de algunos de los servicios que sí ofrecen las establecimientos más convencionales, como aseos o tienda, o tienen costes energéticos más bajos.

Sin embargo, desde la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), que agrupa a grandes empresas como BP, Cepsa, Galp o Repsol, su director general Andreu Puñet, aseguraba en declaraciones a El País que sus gasolineras “ofrecen un plus de calidad gracias al uso de aditivos especiales que se incorporan al combustible de calidad base”. Según su versión, estos ingredientes suplementarios “reducen el consumo y mejoran la lubricidad del motor, alargando la vida del mismo y reduciendo las emisiones de CO2”. “Dependiendo de la gama de aditivos, hay empresas que garantizan un ahorro de combustible de entre un 3 y un 4%”, añadía el director general de la AOP.

Si esa información es correcta, la diferencia real del precio se vería reducida sensiblemente, aunque seguiría siendo más rentable repostar en las gasolineras low cost, sin entrar en si esos aditivos alargan la vida de los motores. Sin embargo, desde los establecimientos de bajo coste consideran que esa ese "plus de calidad" no existe y se trata de "marketing".