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Las grandes armadoras gallegas ganan músculo en alta mar: ya suman más de 200 pesqueros

La capacidad en origen medra un 25% en cinco años | La expansión de Iberconsa, Profand o Pescapuerta y la irrupción de nuevos actores palían la merma de efectivos de Pescanova | Los caladeros internacionales, claves

Principios de los 70. Una empresa pesquera de Vigo supera el millar de trabajadores. Y no es la Pescanova que acababan de fundar José Fernández López y Valentín Paz Andrade. Con más de 1.300 efectivos, Motopesqueros de Altura Reunidos (M.A.R., conocida como Casa MAR) era la sociedad que gestionaba los barcos –llegó a superar el centenar– de un buen ramillete de armadores. En el listado de mayores empresas del sector figuraban entonces, además de la de Chapela y SA Eduardo Vieira, marcas como Grupo Molares, Pesquerías Españolas del Bacalao (Pebsa) o Pesquera Vasco-Gallega. Sobreviven las dos primeras.

El conflicto de Terranova, la ampliación a 200 millas de las aguas territoriales o la adhesión a la (entonces) Comunidad Económica Europea forzó un proceso menguante de la capacidad extractiva, que aprovecharon otros actores para crecer, de mano, por ejemplo, de las sociedades mixtas y nuevos caladeros. La reversión de aquel proceso ha sido muy paulatina. Hoy, entre empresas de amplísima trayectoria y otras más jóvenes, las principales armadoras de capital gallego no paran de ganar músculo en origen: superan ya los 230 buques. Han crecido un 25% en apenas cinco años.

No se trata de una fase expansiva de barcos de pabellón español, porque Europa nunca ha aceptado modificar el sistema de reparto de cuotas –el conocido como criterio de estabilidad relativa, del año 1986–, ni siquiera como consecuencia del Brexit, con lo que las oportunidades de crecer en aguas comunitarias siguen siendo nulas. Más todavía con el conflicto del bacalao en las Svalbard. En comparación con el año 2017, la cifra de pesqueros gallegos (y bandera española) se ha reducido en cerca de un 3,7%. Pero la capacidad (expresada en toneladas GT de arqueo bruto) encogió mucho más, por encima del 8,5%.

El “Gaztelugaitz” es un atunero cañero, reformado en Teis, con el que Buba Camarón estrena su proyecto en el Índico

Así, el hecho de que la masa crítica de la pesca gallega esté creciendo, hasta superar esos 230 barcos, se debe a una estrategia global. Este crecimiento de las armadoras se centra en otros caladeros, principalmente a través de las filiales, y en buena medida con pesqueros exportados desde España.

Aunque en cifras absolutas es Iberconsa la que ha sumado más efectivos (inició el año con 51, frente a los 31 de hace un lustro), en términos relativos ha sido Grupo Profand la que más capacidad extractiva ha ganado en este periodo. Contaba en ese momento con una decena de barcos; ahora, con la reciente incorporación de dos fresqueros, dispone de 24. En el caso de Iberconsa, el crecimiento de la capacidad en origen se ha centrado en Argentina, Namibia, Sudáfrica y Mauritania. Con unidades de nueva construcción (tres fresqueros para Argentina), fuertes proyectos de reforma (o refit, como el del ex Pescaberbés Dos) y operaciones de crecimiento inorgánico (Pesquera Santa Cruz, Eyethu Trawling).

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La botadura del Argos Cíes, en imágenes Faro de Vigo

Los nuevos players

Al margen de las compañías del top 10 de la industria, afloran y se refuerzan otros proyectos de mayor capacidad. Uno de ellos es el de Buba Camarón. El primer barco atunero con el que esta compañía inicia su aventura pesquera en el Índico zarpará de Vigo en los próximos días. Lo hará con un cañero de 30 metros de eslora, equipado y remodelado en Teis (Astilleros Montenegro). “Pescará atún yellowfin con caña de forma artesanal, apostando por la pesca selectiva y sostenible”, confirman desde Buba Camarón. El barco es el Gaztelugaitz, que tenía Fuenterrabía como puerto base, y que causó baja como embarcación española el pasado 1 de marzo. Con el Matilda (ex Anita, para Groenlandia) arrancó Wofco su propio proyecto armador, al que después sumó el Aleshka (Marruecos) y, ahora, el Demersal 9.

Armadora Pereira es una de las compañías que supo valorizar, en los noventa, el descalabro de empresas muy apalancadas que tuvieron que entregar sus barcos a la banca, incapaces de amortizar los créditos. Con proyectos de nueva construcción, crecimiento en caladeros históricos y nuevas apuestas, el grupo que dirige José Enrique Pereira ha contribuido de forma notoria a esta fase expansiva en origen. Con 20 pesqueros, es una de las referencias en capacidad extractiva. En este lustro incorporó un nuevo arrastrero, con sus socios, al caladero malvino (Argos Cíes). Pero hizo lo propio en Mauritania con el Tazadit (ex Argos Marine), compró y renovó el Nuevo Bitácora (ahora Kumwe, en Namibia) y se adentró en el segmento de túnidos con el Pont Saint Louis.

Parte de este proceso de apuntalamiento se ha hecho a costa de unidades que operaban en Gran Sol o, sobre todo, aguas del Cantábrico. Como la pareja de merluceros Urondo y Ur Ertza, comprados por la morracense Inter, que trabaja en NAFO con el Río Caxil. Ahora se llaman Seaflower y Ohamba, respectivamente, y operan ya con bandera namibia. Pese al concurso y al intento de expropiación de su filial argentina, Eduardo Vieira, compañía emblemática e histórica de la pesca gallega, ha incorporado tres unidades en este periodo. Salvó cuatro barcos de aquel semiexpolio propiciado por la provincia de Santa Cruz, y sumó otros tres: Releixo, Praia da Marosa y Abrela, todos para su filial de Senegal. El primero mantiene el pabellón español. Pescapuerta aumentó también su capacidad pesquera con barcos exportados desde España (Alpha Peche 1 y Alpha Peche 2) para operar en Mauritania, amén de la construcción del Falcon con sus socios malvinos. De nueva construcción son los Monteferro y Montelourido, encargados por otro referente entre las casas armadoras gallegas, Rampesca. Una de sus unidades, el histórico Castelo, ha permitido a Copemar seguir trabajando en Malvinas tras la pérdida del Baffin Bay.

Recreación del nuevo arrastrero Falcon de la pesquera viguesa Pescapuerta.

Aunque Iberconsa no para de acercarse año a año, Nueva Pescanova todavía lidera el ranking en capacidad extractiva por número de barcos. Ha renovado de forma parcial su flota –ejecutó la construcción de seis de las siete unidades previstas en su contrato con Armón, de fresqueros y tangoneros para Namibia y Mozambique–, pero ha retirado de la circulación algunos efectivos. Como el Khulisa Eyethu (antiguo Ribadeo), construido en Factorías Vulcano en 1973 y que operaba bajo bandera de Sudáfrica. O el Argenova XII (ex Koryo Maru nº 32), entregado en 1972. La multinacional contaba en 2017 con 72 buques, por los 62 que tiene a día de hoy. Fandicosta también incorporó novedades, con la compra del potero Xin Shi JI 18 para el caladero argentino.

  • El primer barco de Buba Camarón

    Crecer en origen, ganar capacidad extractiva, controlar trazabilidad y cuidar la calidad. Son pilares en la estrategia emprendida por la pesquera Buba Camarón, que acaba de rematar la reforma de su primer atunero cañero en Astilleros Montenegro. Se trata del Gaztelugaitz, que operará en el Índico. Construido en Astilleros Armón, tiene 30 metros de eslora.

  • Hora de retiradas en Pescanova

    El pesquero Khulisa Eyethu salió de Factorías Vulcano, en 1973, bautizado como Ribadeo. Con pabellón de Sudáfrica, es uno de los buques jubilados por Nueva Pescanova. Unidades más que vetustas como el Karas (1975) o el Argenova XII (1972). Acaba de incorporar seis nuevas construcciones, de las siete inicialmente previstas.

  • El músculo al alza de Orpagu

    La Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu) abriga en torno a sí a 70 buques, de bandera española y portuguesa. Referente internacional en el segmento de palangre, ha incorporado tres nuevas unidades gallegas en el último lustro, hasta alcanzar las 40. Los alargamientos han permitido a armadores ganar capacidad sin sumar efectivos.

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