El norte de Portugal tiene dos proyectos que buscan la extracción de litio de cara a la fabricación de baterías. En Santa Comba, Galicia, una minera sueca trabaja para lograr producir cobalto y níquel con el mismo objetivo. Son varias las iniciativas que se expanden para intentar hacer frente a la enorme cantidad de baterías que harán falta para cubrir la producción de vehículos eléctricos. Entre ellas, destacan aquellas centradas en la búsqueda de cobre, lo que está movilizando a mineras de todo el mundo. Este aumento de la actividad, especialmente con la reactivación tras la pandemia, está teniendo una repercusión inmediata en la cartera de pedidos de la única firma gallega que fabrica los gigantescos molinos que utilizan las mismas: Citic HIC Gándara Censa. La empresa de Porriño, que ya el año pasado firmó el pedido más grande de su historia precisamente para una mina de cobre, cerró en lo que va de año pedidos por valor de 15 millones de euros para instalaciones en Argentina, Perú e Indonesia. De hecho, la compañía planea reforzar el cuarto turno (de fin de semana) con la entrada de hasta 15 nuevos trabajadores para hacer frente a todos los encargos.
El repunte de la minería está provocando que Citic Censa cuente “con mucho trabajo” y viva “una buena situación” en estos momentos, según fuentes de la dirección y de la propia plantilla. La factoría, especializada en calderería pesada, está a tope con sus cerca de 200 empleados trabajando a tres turnos de lunes a viernes y uno extra los fines de semana, sobre todo para avanzar en el corte del grueso acero que trabajan.
Parte de culpa de esta saturación la tiene el megapedido confirmado el pasado año y publicado en exclusiva por FARO. El encargo, por más de 17 millones de euros y para la compañía Russian Copper Corporation, aseguraba una carga de trabajo para dos años. Sin embargo, el contrato no impidió a Citic Censa seguir sumando proyectos para desarrollar en sus 70.000 metros cuadrados de instalaciones.
Aunque también realiza encargos para sectores como el eólico o el cementero, las minas siguen siendo los principales clientes para esta firma del polígono de A Granxa. Entre enero y febrero, Citic Censa firmó tres pedidos para hacer los molinos (a través de los que pasan las rocas) para minas en Indonesia, Perú y Argentina, estrenándose por primera vez en este último. Todos son proyectos para extraer cobre (el asiático incluye también oro). “Con la pasión por la electrificación el cobre se ha disparado”, explican fuentes de la firma.
Refuerzo
La abundante carga de trabajo supondrá un nuevo refuerzo de la plantilla. Si el año pasado la empresa sumó 30 empleados tras el contrato para Rusia, en la actualidad se está trabajando en la búsqueda de entre 10 y 15 trabajadores. Al igual que sucede en otros sectores que precisan trabajadores que sepan tratar el acero, Citic Censa tiene problemas para encontrar personal formado. Esta misma semana el alcalde de la localidad, Alejandro Lorenzo, visitó la fábrica para establecer vías de colaboración en este sentido.
En la actualidad, la compañía perteneciente al grupo chino Citic Heavy Industries desde 2011 está finalizando la primera línea para el megacontrato con Rusia (son tres equipos). Por el momento, la guerra iniciada por este país en Ucrania no está teniendo efecto en sus contratos.
El “holding” invierte 173 millones en una planta de chasis en Marruecos
El grupo chino Citic Heavy Industries, dueño de Citic HIC Gándara Censa, sigue son su plan de inversión en el sector de la automoción en Marruecos. El pasado mes, la compañía celebró el inicio de las obras para su tercera planta en el país con una inversión de 192 millones de dólares (173 millones de euros al cambio actual). Estará situada en Kénitra, donde se ubica la factoría de Stellantis en el país, y se centrará en la fabricación de componentes de aluminio fundido para trenes motrices y chasis. Generará 760 empleos.
Citic, que en 2011 pagó casi 50 millones de euros por hacerse con Gándara Censa, entró en Marruecos de la mano de su filial Dicastal para construir una primera planta de llantas (produce 6 millones al año). Fue en 2019, aunque solo un año más tarde abrió una segunda instalación. En total tiene en el país 1.200 trabajadores.
Esta tercera factoría, que llevará por nombre Dika Morocco Castings (DMC), se presentó en un acto con el Gobierno marroquí, representado por el gobernador de Kénitra, Fouad M’Hamdi, y el ministro de Industria y Comercio, Ryad Mezzour. “La asociación que nos une al grupo Dicastal es un verdadero éxito”, apuntó el ministro.
Marruecos sigue generando atracción entre la industria del automóvil. A la espera de que se concrete finalmente la implantación del fabricante de coches eléctricos BYD, el goteo de firmas de componentes que se implantan en el país es constante. Allí proveen tanto a Stellantis como a Renault (Casablanca y Tánger) y a la Société Marocaine de Construction Automobile (Somaca, en Aïn Sebaa).
