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El fisco hace caja en Galicia en el desastre del motor: ingresa más pese a caer las ventas

El impuesto de matriculaciones roza los 17 millones en la comunidad en 2021, en el tercer peor año de la década para el sector | Los vendedores fían su recuperación para el año 2023

Vehículos en la terminal de Bouzas MARTA G. BREA

Los 2.670 vehículos nuevos despachados en Galicia el pasado mes de mayo tuvieron que pagar, de media, 789 euros en concepto de impuesto de matriculación. Es una tasa de la que solo están exentos aquellos coches que, según la normativa aplicada, registren un nivel de emisiones inferior a 120 gramos de CO2 por kilómetro. En diciembre se matricularon otros 3.736 turismos, de acuerdo a la información facilitada por la Agencia Tributaria. No obstante, la cuota media por el impuesto fue notablemente más baja: 297 euros por coche. ¿El motivo? La polémica implantación de la normativa de emisiones (World Harmonized Light-duty Vehicle Test Procedure) más estricta que la anterior, conocida por las siglas NEDC (New European Driving Cycle). La presión de parte del arco parlamentario y de la industria forzó al Gobierno a aplicar una moratoria durante seis meses. Así, los coches vendidos entre enero y junio sufrieron los rigores de la WLTP, y casi todos tuvieron que pagar impuesto de matriculación; los entregados entre julio y diciembre, no. De ahí la aparente paradoja: en 2021 las ventas descendieron en más de 4.000 unidades en Galicia, pero la recaudación aumentó en más de un 10%.

Los ingresos por este impuesto en el acumulado del ejercicio alcanzaron los 17 millones de euros, según la estadística oficial. Es el tercer mejor año de la última década –solo por detrás de 2018 y 2019–, pese a que las matriculaciones cayeron a niveles de 2013. En 2020, con 37.510 turismos vendidos, el Fisco hizo 13,6 millones de euros de caja. El hecho de que la normativa WLTP haya estado en vigor durante el primer semestre del año pasado fue determinante para explicar este buen balance a nivel tributario, pero no ha sido el único motivo. Un coche a gasolina es más caro que uno diésel, y los primeros están comiendo el terreno a los segundos. Por ejemplo, tomando como referencia el mes de diciembre, cuando habitualmente se elevan las rebajas y los concesionarios aprovechan para despejar el –este año escaso– volumen de stock. Un turismo a gasolina marcó un precio medio de 20.800 euros, frente a los 19.200 de uno a gasóleo. Aunque el nivel de emisiones de los segundos sea mayor, la cuota que tuvieron que ingresar los primeros fue más elevada. El éxito de los denominados SUV (sport utility vehicle) o todocamino también influye en la revalorización de los precios de los coches, así como el mayor peso de híbridos o eléctricos y, sin duda, el proceso inflacionario de las materias primas y la escasez global de microchips (semiconductores).

La industria acusa al Gobierno de falta de voluntad política sobre el gravamen

Finalizada la moratoria, enero llegó con precios más altos debido a esa WLTP. Por ejemplo, para un sedán a gasóleo con etiqueta C –matriculado a partir de 2014–, la normativa NEDC le atribuía emisiones de 114 gramos por kilómetro de promedio. El nuevo sistema, el WLTP, lo eleva, para el mismo modelo, hasta los 134 gramos. En resumen, el mismo turismo que antes estaba exento de pagar el impuesto ahora tendría un gravamen de hasta 860 euros.

“Todo apunta a que la escasez de semiconductores se va a prolongar durante este recién estrenado ejercicio, al que además le sumaremos los efectos de la falta de voluntad política para neutralizar la subida del impuesto de matriculación; un escenario que nos hace fiar la recuperación a 2023”, valora desde el departamento de Comunicación de Ganvam (Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios). Para la patronal de concesionarios Faconauto, “el mercado ha sido un quiero y no puedo. Desde la incertidumbre actual, los escenarios dependerán sobre todo de la evolución de la pandemia y, en términos de mercado, de cómo siga repercutiendo la crisis de los microchips y del cuántas ventas retraiga la subida del Impuesto de Matriculación”.

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