Menos de seis meses bastaron para encontrar empresas interesadas en hacerse con Hijos de J. Barreras. No es para menos. El mayor astillero privado de España, que según los sindicatos cuenta con unas instalaciones y equipos listas para empezar a construir, suponía un caramelo tanto para compañías del sector naval como para aquellas que tenían un interés especulativo. Kroll se movió con intensidad desde su contratación el pasa julio y llegó a contactar con casi 190 potenciales interesados, de los que resultaron nueve muestras de interés antes del plazo establecido para plantear una primera oferta. Según pudo saber este periódico en fuentes cercanas al proceso, cuatro de esos nueve candidatos eran fondos de inversión, mientras que el resto tenían que ver con la actividad naval.
Pese a que la consultora contratada por Cruise Yacht llamó a la puerta de 127 astilleros, había compañías de otros sectores que se entendían como potenciales futuros dueños. Armadoras, firmas del sector de las energías, brókers especializados en el sector naval y, como no, entidades financieras. Entre este último grupo estaban las cuatro que mostraron interés, principalmente de Alemania (Mutares, Quantum y ACS Investment) y de EE UU (Sandton).
Para completar la lista estaban otras cinco empresas que, esta vez sí, pertenecen al mismo nicho de negocio de Barreras. Entre las tres que finalmente presentaron las ofertas vinculantes (Astilleros Gondán, Marina Meridional y Astilleros Armón) se colaron una firma extranjera y otra española especializada en el desguace de buques. En el primer caso se trataba del grupo turco Gemak, establecido en 1969 y que cuenta ya con tres astilleros repartidos por su país, además de una factoría de calderería. Tiene, en total, unos 2.500 trabajadores.
La presencia de Gemak en esta fase inicial del proceso es similar a la del grupo Tor, que también mostró desde Turquía un interés en hacerse con las instalaciones de Factorías Vulcano, pero que no llegó a concretar una oferta en firme (al menos no llegó a la opinión pública).
Más inusual es la presencia de la firma vasca Redena. El grupo, que cuenta con cuatro empresas y sede en Barakaldo, está especializada en el desguace de buques y otros equipos industriales. En su caso llegó a pasar el segundo corte con la presentación de una oferta no vinculante, aunque únicamente sobre parte de la maquinaria y los equipos de Barreras, dando buena cuenta del valor y el buen estado que tienen. Según explican las mismas fuentes, su oferta fue desestimada por Kroll al entender que, básicamente, no era el objetivo que se buscaba.
