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El acelerón del ajuste bancario clausura una sucursal cada dos días en Galicia

El sector cerró 189 oficinas en el último año | La red vuelve a niveles de hace casi 50 años

Local vacío de la antigua sucursal del Banco Pastor en una calle de Vigo ALBA VILLAR

Con la de mañana, van cuatro reuniones ya del periodo formal de consultas en el procedimiento de despido colectivo, movilidad geográfica y modificación sustancial de las condiciones de trabajo que Abanca negocia con los representantes de la plantilla. La líder financiera de Galicia achaca el ajuste a la integración de Bankoa, la pequeña entidad de origen vasco adquirida a principios de año, y a la galopante digitalización del sector. Era un fenómeno imparable y las restricciones por culpa de la pandemia incentivaron todavía más el uso de los canales alternativos a la presencia física en el servicio bancario. Las dos partes llegaron a un primer acuerdo el pasado 9 de diciembre para reducir sustancialmente el número de afectados en el ajuste. El excedente sigue ahí, entre 370 y 380 personas, pero tras la petición unánime de los sindicatos, el banco presidido por Juan Carlos Escotet accedió a facilitar las salidas con prejubilaciones, siempre y cuando se alcance un pacto global sobre salidas voluntarias y la homologación de las condiciones para el personal procedente de Bankoa. Y de ambas cosas siguen hablando en un proceso que adelgazará todavía más el sector en la región, uno de los epicentros en España de la reconversión bancaria que arrancó en 2008.

La crisis del coronavirus sirvió de acelerante en la metamorfosis de la atención al cliente en la banca. Puso en bandeja otra vuelta de tuerca en la reestructuración de la capacidad instalada para adaptarse a la nueva realidad y, de paso, aligerar costes en la batalla que las entidades libran desde hace años contra la baja rentabilidad provocada por los tipos de interés en mínimos históricos. Galicia acabó septiembre con 1.096 sucursales tras el cierre de 189 en comparación con las 1.285 que había un año antes. Cada dos días baja la persiana una oficina bancaria en la comunidad, según los últimos datos que acaba de publicar el Banco de España.

Resta y sigue en la retahíla de cierres que empezó en 2008, cuando los síntomas de la doble recesión global llevaron al sector a echar el freno en su desbocada expansión durante la etapa de la burbuja inmobiliaria. Por aquel entonces, en Galicia había 2.539 sucursales y más de 46.100 en todo el país. Cajas y bancos iniciaron el repliegue, azuzados por el negocio menguante y el incremento sin tregua de la morosidad. Las grandes fusiones entre entidades de ahorro metieron la tijera a la red, sobre todo en aquellos casos, como la fatídica unión de Caixanova con la quebrada Caixa Galicia, de matrimonios dentro de una autonomía.

Desde esos máximos antes del pinchazo del ladrillo, en la región desaparecieron 1.443 sucursales, casi el 57%. La red bancaria retrocedió casi medio siglo. Hay las mismas oficinas que a mediados de 1974. Solo Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid echaron el cierre a más oficinas que Galicia, con caídas del 68,5%, el 60,6% y el 59,3%, respectivamente.

Castilla y León (56,1%) y Baleares (55,7%) completan la lista de autonomías donde más mermó la capacidad bancaria. El recorte estatal roza el 56%: 25.697 oficinas menos. Los dos territorios con un descenso más contenido desde los récords de 2008 son Navarra (41%), Extremadura (37,1%)y Castilla-La Mancha (34,8%), aunque hay que tener en cuenta que la última sufrió antes una estocada a su sistema financiero con la intervención de su gran caja de ahorros.

La evolución de las afiliaciones a la Seguridad Social en la rama de servicios financieros evidencian también un constante goteo de bajas en el empleo. De los casi 15.000 trabajadores que llegaron a estar de alta en 2008, quedaban a último día de noviembre de este año 8.498, lo que supone un desplome del 43%. Las entidades destruyeron alrededor de 6.400 puestos. En seguros, reaseguros y fondos de pensiones, una actividad estrechamente vinculada al sector financiero, el descenso durante ese mismo periodo fue del 28%, pasando de unos 2.300 a 1.655. Únicamente aumentó el personal contratado en empresas auxiliares a las que echan mano bancos y aseguradoras: un 22%, hasta cerca de 6.500 personas. 

El crédito por la pandemia mejora el negocio del sector, pero aún no compensa los bajos tipos

Como recuerda el Banco de España en su último balance sobre la evolución de la financiación al tejido productivo, “la baja rentabilidad constituye uno de los principales retos del sector bancario, que ya estaba presente antes de la irrupción de la pandemia de COVID-19”. ¿Cómo impactó el coronavirus? Por un lado, impulsando el crédito bancario, gracias al aval del ICO a las operaciones destinadas a salvaguardar la liquidez de las empresas paralizadas por la crisis sanitaria. Pero la pandemia “ha condicionado también la evolución de los tipos de interés, empujándolos a la baja”.

Entre septiembre de 2019 y septiembre de 2021, el margen de intereses –que se nutre principalmente de los ingresos por comisiones– descendió cerca de 1.100 millones de euros, un 5%, por la caída de rentabilidad de los activos. “El crecimiento del crédito a determinados sectores, como las sociedades no financieras, solo ha podido compensar la pérdida de ingresos de forma parcial”, señala el supervisor, que considera que una hipotética alza de tipos ayudará a mejorar los márgenes solo si mejoran las perspectivas económicas también. 

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