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La decisión es de Oaktree, pero el futuro de Barreras está en sus manos

La propiedad del astillero da hasta mañana de plazo a las interesadas para mejorar la oferta, y revelará en días su decisión | La jueza aprobará la venta, y el Puerto puede vetar el traspaso

Imagen de fondo: instalaciones del astillero Hijos de J. Barreras. En los recuadros: Amelia Pérez Mosteiro y Jesús Vázquez Almuiña

El naval gallego ha recibido las muestras de interés por la unidad productiva de Hijos de J. Barreras como una gran oportunidad. A saber, dos de los mejores grupos del país, con carga de trabajo y buena salud financiera, han dado un paso para intentar adquirir unos terrenos que corren el riesgo de convertirse en un remake de Construcciones Navales del Norte (La Naval de Sestao), Astilleros de Sevilla o Factorías Vulcano. “Tenemos suerte de que dos astilleros así hayan presentado una oferta vinculante”, exponen fuentes del sector. Se refieren a Gondán y Armón, especializados en buques de apoyo a plataformas eólicas offshore, pesqueros de última generación y oceanográficos. Con al menos 18 buques en su cartera de pedidos y más de 150 años de trayectoria industrial. Pero, entre ellas, se ha colado la opción de Marina Meridional, del veterano José Alberto Barreras (1933), que se quedó con los restos de la desaparecida Vulcano y asumió los de Astilleros de Huelva. No ha construido ningún barco en España. La plantilla de Barreras, como ejemplificó ayer a través de FARO, ni la tiene en cuenta. “No es solvente”. Al margen de lo que decidan los propietarios del astillero de Beiramar –el fondo Oaktree, a través de una intrincada red societaria con empresas en Malta, Singapur, Luxemburgo o las Caimán–, la última palabra la tendrán dos actores: el juzgado de lo Mercantil de Vigo y la Autoridad Portuaria. Sus titulares se llaman Amelia Pérez Mosteiro y Jesús Vázquez Almuiña.

Si la operación se ejecuta con la venta de los terrenos –y no con el traspaso de toda la sociedad, con las acciones–, las comunicaciones al juzgado y al puerto deberán ser simultáneas. La consultora contratada por Oaktree, Kroll, notificará la solicitud de preconcurso o concurso anticipado con transmisión de la unidad productiva, para que el Mercantil la autorice. Claro que en este paquete se incluye una superficie que no es propiedad de Hijos de J. Barreras, sino del Puerto. Son los 67.876 metros cuadrados de concesión (de los que 3.743 corresponden a los de la antigua Aucosa); si se autoriza una operación de venta, aunque sea por parte del juzgado, sin autorización previa del consejo de administración del Puerto, el astillero perdería el derecho a disfrutar de ese espacio. Se repetiría el escenario de la desaparecida Vulcano; el nuevo dueño de esta unidad productiva podría ser un astillero, pero sin salida al mar.

  • Amelia Pérez Mosteiro y Jesús Vázquez Almuiña

Aprobación judicial

El papel de la jueza es capital. Pérez Mosteiro acaba de desembarcar en el Mercantil 3 de Pontevedra, con sede en Vigo, procedente de Ferrol. “Normalmente siempre prevalece la oferta que aporte un precio más elevado”, apunta el abogado experto en materia concursal Ramón Ozores, de On Tax & Legal. Ahora bien, la ley confiere a la magistrada poder de decisión. “El juez del concurso será el único competente para declarar la existencia de sucesión de empresa”, marca la normativa concursal. “Podrá acordar la adjudicación al oferente cuya oferta no difiera en más del 15% de la oferta superior, cuando considere que garantiza en mayor medida la continuidad [...] de la unidad productiva y de los puestos de trabajo, así como la mejor y más rápida satisfacción de los créditos de los acreedores”, abunda. Esto es, si Kroll entregase a la juez más de una oferta, Pérez Mosteiro podría elegir la segunda con mejor oferta económica, siempre y cuando sea solo un 15% inferior a la primera.

No ha trascendido la cantidad ofrecida por ninguna de las empresas, si bien fuentes próximas a las negociaciones apuntaban ayer a una cantidad “imbatible” por parte de la de Marina Meridional.

El comprador tendría opción de quedarse el astillero sin la concesión portuaria

El Puerto es el otro pilar en este proceso. “Corresponde a su consejo de administración la aprobación provisional del traspaso de concesión. O no aprobación”, apuntan fuentes expertas en la Ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante. En el consejo de la Autoridad Portuaria de Vigo hay representantes de la administración estatal, municipal o de la Xunta. ¿Qué pasa si el juzgado autoriza la venta a una de las tres empresas y el Puerto no autoriza la operación al considerar que no garantiza una viabilidad económica para los terrenos? En este caso, indican profesionales jurídicos, “el adquiriente tendría la opción de quedarse igualmente con la unidad productiva [con Barreras], pero sin la concesión”. Otro Vulcano.

De momento no se ha tomado una decisión por parte de Oaktree –las sociedades vinculadas a su participación en el astillero son las que utilizan The Ritz-Carlton Yacht Collection como marca comercial–, por cuanto ha dado tres días de plazo para que Gondán, Armón y Marina Meridional mejoren sus ofertas económicas. Entiende Ritz que la adjudicación de un ferri para Rete Ferroviaria Italiana (RTI), por 74 millones de euros, merece un esfuerzo adicional. No existe financiación, garantías de reembolso o equipo para este proyecto, que tiene un plazo de ejecución de algo más de tres años; el mismo ferri se ofertó por 90 millones por Barreras hace cinco años, cuando no existía ningún atasco en las cadenas de suministro o la escalada inflacionaria de las materias primas.

Las carpas del proyecto “Evrima”, en Astander. ASTANDER

La construcción del “Evrima” para por vacaciones y liquidez

Los en torno a cuarenta trabajadores de Hijos de J. Barreras desplazados a El Astillero (Cantabria) para los trabajos de construcción del crucero Evrima ya han vuelto a casa. De forma temporal, a priori, ya que la intención de la naviera The Ritz-Carlton Yacht Collection (marca comercial de Cruise Yacht Opco, de Oaktree) es que retornen al astillero Astander el 10 de enero. Además del parón por vacaciones –pese a los retrasos en la construcción, que tendría que haberse estrenado en febrero de 2020–, el descanso obedece a problemas de liquidez, tal y como destacan desde el entorno del proyecto. Presupuestado en 240 millones de dólares para 2017, el coste de la construcción se ha disparado por encima de los 465 millones de euros. El crucero Evrima abandonó Vigo el pasado marzo, con la aparente intención de volver tras los trabajos de pintura; desde que llegó a Cantabria, la naviera se ha gastado en él más de 50 millones de euros.

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