Tenía que pasar. Inditex, como toda empresa familiar de primera generación, había de dar paso a la segunda en algún momento. El fundador y dueño de la mayor compañía de España, Amancio Ortega, tiene 85 años y la hija elegida para continuar su legado, Marta Ortega Pérez, cumple 38 en enero. Este es el “momento óptimo” para el cambio, según el todavía presidente, Pablo Isla, que a sus 57 da por cumplido su ciclo en Arteixo, un periodo largo y “fructífero” de 17 años, los seis primeros como vicepresidente y consejero delegado y los once últimos en la presidencia. Se abre la transición, que culminará en abril cuando la heredera tome posesión de su cargo de presidenta, y una palabra resuena como un mantra: continuidad. Porque el plan de la multinacional textil coruñesa es hacer todos los cambios precisos para conseguir que nada cambie.

Inditex se encomienda a la paradoja de Lampedusa –“si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie”– en su objetivo de mantener el liderazgo mundial de su sector y su posición de primera compañía del país, con un valor actual de 90.725 millones de euros. El actual baile de sillones en Arteixo es el más intenso de la historia de la matriz de Zara, con permiso del momento en el que Amancio Ortega cedió su puesto en enero de 2011 a Pablo Isla. Comenzaba a fraguarse entonces un relevo generacional que la compañía define como calculado y discreto. Como todo lo que sale del cuartel general de Sabón. Aún así, queda en el aire cierta sensación de urgencia por cómo se han precipitado las decisiones en los últimos días, hasta cristalizar, el martes, el anuncio del nombramiento de Marta Ortega como presidenta no ejecutiva y consejera dominical a partir de abril.

De la gestión de la nueva cúpula que liderarán Marta Ortega y el también coruñés Óscar García Maceiras, nuevo consejero delegado, depende no solo el futuro de los 144.000 empleados directos de la multinacional, sino muchos miles de empleos indirectos y millones de euros de ingresos de empresas que se nutren de la actividad de Inditex. Por eso, la Xunta insistió ayer en su deseo de una transición conservadora en la firma textil.

El vicepresidente económico gallego, Francisco Conde, ensalzó ante los periodistas la “cultura de empresa” del emporio creado por Amancio Ortega y confió en que tenga “continuidad” con la futura presidenta del grupo. En ese sentido, el responsable autonómico de Economía expresó el “reconocimiento” a la “labor” de Inditex como empresa tractora del tejido empresarial gallego durante estos últimos años con Pablo Isla en la presidencia, después de que el martes se anunciara su relevo. “Convirtió Galicia en un referente durante estos años desde el punto de vista del sector textil, con una cultura de empresa que es lo que diferencia a Inditex”, ensalzó el conselleiro. “Estamos seguros de que esta cultura de empresa va a tener continuidad con la nueva presidenta”, añadió, para luego desearle “todos los éxitos” a Marta Ortega.

La hija de Amancio Ortega y su segunda mujer, Flora Pérez, empezó a trabajar en Zara a los 23 años, en 2006, un año después de que su padre fichara a Isla para encomendarle la tarea de pilotar la empresa hasta que el relevo generacional estuviese maduro. Ahora el directivo considera su misión cumplida y su compromiso con el patrón “culminado”.

Pilotar la era pos-COVID

Inditex afronta su primer relevo generacional en un momento en el que la empresa destaca la solidez y estabilidad de su modelo de negocio, pero no exento de dificultades. La compañía aguantó el tipo en los peores momentos de la pandemia exprimiendo las ventas por internet y los primeros números rojos de su historia –un agujero de 409 millones de febrero a abril de 2020– pronto dieron paso a los beneficios. En el primer semestre de este año ganó 1.272 millones, frente a las pérdidas de 195 millones del mismo periodo del pasado. El último ejercicio anual, a pesar de todo, logró cerrarlo con ganancias 1.106 millones (un 70% menos que en 2019, eso sí). La clave de la remontada fue el e-commerce. Con las tiendas cerradas buena parte del año, internet aportó un tercio de las ventas de Inditex en 2020 tras crecer la facturación por esta vía un 77%. La aspiración ahora es que el online se mantenga en el 25% de la cifra de negocio total.

El modelo integrado de negocio online y tiendas físicas –con un único stock optimizado– seguirá siendo fundamental para mantener la posición de liderazgo en el mercado mundial de la moda, que afronta la incertidumbre sobre los posibles efectos de las nuevas variantes del COVID, y la crisis de suministros por el colapso de las fábricas asiáticas.

Este último problema Inditex ha tratado de minimizarlo acercando al 50% su porcentaje de producción de proximidad. Apuesta por países como Turquía y recula en China, pero sigue siendo su gran fábrica.

Integración digital y sostenibilidad son las dos primeras asignaturas sobre la mesa de la nueva presidenta, en las que habrá de trabajar intensamente para que la empresa mantenga su velocidad de crucero. No estará sola. Su mano derecha será Óscar García Maceiras (A Coruña, 1975), que este mismo martes relevó a Carlos Crespo como consejero delegado del grupo. Seguirá siéndolo en la nueva era que la matriz de Zara abre en la primavera de 2022.

Nueve directivos de Ortega

Mano a mano con la presidenta y el CEO habrá un equipo de nueve altos directivos definiendo la estrategia de la empresa y tomando las decisiones del día a día. Son ejecutivos con larga trayectoria en la empresa de Amancio Ortega. Todos trabajaron con él. Como el propio Carlos Crespo, que ha vuelto a su antiguo puesto de responsable de Operaciones. También Pablo del Bado (Pull&Bear), Miguel Díaz Miranda (finanzas y operaciones de Zara), Ignacio Fernández (finanzas de Inditex), Javier García Torralbo (e-commerce de Zara), Begoña López-Cano (recursos humanos), Beatriz Padín (directora de mujer de Zara), Jorge Pérez Marcote (Massimo Dutti) y Óscar Pérez Marcote (director general de Zara). Estos dos últimos son tíos de la nueva presidenta y cuñados del fundador y están en la empresa desde 1981 y 1988, respectivamente.

En el nuevo comité de dirección abundan las personas fuertes de los inicios del grupo. Del Bado, por ejemplo, forma parte de la compañía desde 1979, cuando Marta Ortega todavía no había nacido y hacía solo cuatro años que existía Zara.

Beatriz Padín –muy próxima a la nueva presidenta– también se incorporó a la firma en la década de los 80. En los 90 entraron Miguel Díaz Miranda y Javier García Torralbo. Dentro de este nuevo comité de dirección, las dos personas con menos historia en Inditex son Begoña López-Cano (2003) e Ignacio Fernández Fernández (2001), en ambos casos con más antigüedad que Pablo Isla (2005).

El todavía presidente del grupo afirmó este martes que “Inditex respira Amancio Ortega por todas partes”. La nueva configuración de la cúpula se afanará en que a la compañía no le falte ese aire en los próximos tiempos.