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Las pensiones de jubilación subirán unos 25 euros en enero en Galicia por el rally del IPC

A la subida del 2,5%, que será medio punto superior en las pagas no contributivas, se suma la “paguilla” compensatoria | La escalada inflacionaria erosiona todavía más los salarios

Una pareja de personas mayores pasea por las calles de Ourense Brais Lorenzo

Las pensiones medias de jubilación rondan en Galicia los 1.010 euros mensuales. Cada mes se abonan cerca de medio millón de estas prestaciones, con un coste superior a los 485 millones de euros. A partir de enero, cuando se ejecute la nueva fórmula de revalorización pactada por el Gobierno con los agentes sociales, las pagas aumentarán en algo más de 25 euros. El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó ayer el dato del IPC adelantado –habrá que esperar a mediados de diciembre para conocer la cifra definitiva–, que arrojó un alza del 5,6% en el coste de la vida. En el conjunto del año ese aumento habrá sido del 2,5%, que será lo que crezcan las pensiones. No lo harán para todos por igual, ya que las no contributivas se revalorizarán en unos 16 euros de promedio en la comunidad, por ejemplo (se elevarán en un 3%, pero las de viudedad o favor familiar son sustancialmente más bajas). En suma, a día de hoy se pagan 767.595 pensiones al mes en Galicia. Solo en las prestaciones de jubilación, la actualización por el alza del IPC costará a la Seguridad Social más de 160 millones de euros.

Pero hay más. Al margen del alza para 2022 también se abonará la denominada paguilla, que trata de compensar la pérdida de poder adquisitivo de los pensionistas. Dado que a comienzos de año las pagas crecieron un 0,9%, y que finalmente la inflación anual se ha disparado hasta ese 2,5%, el colectivo tendrá derecho a un ingreso por esa desviación de 1,6 puntos. En este caso, y según advirtió el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, la paguilla costará “unos 2.000 millones” de euros a nivel estatal.

El rally

El alza del IPC de noviembre sigue siendo el más alto en casi 30 años. En concreto, desde 1992. Los principales responsables de la subida del 0,4% con respecto a octubre han sido los alimentos y “en menor medida los carburantes”. En cambio, en esta ocasión, a diferencia de los últimos meses, los precios de la electricidad han pesado menos, según el INE. El incremento con respecto a octubre, el 0,4%, es moderado con respecto al mes anterior, que fue de un 1,8%, pero la tasa interanual, del 5,6% contrasta con el descenso del 0,8% de hace un año. En todo caso son unos niveles elevados que erosionan el poder adquisitivo de los salarios en plenas campañas del Black Friday y las Navidades, en las que están puestas las esperanzas para impulsar el consumo; y de los ahorros y encarece la factura de las pensiones, que se vinculan al IPC medio del año en noviembre.

La inflación subyacente, la que no incluye los elementos más volátiles, como los alimentos no elaborados y los precios de la energía, ha escalado hasta el 1,7%, desde el 1,4% de octubre. Eso significa que la subida de precios se está trasladando a la economía. Y en medio de esta escalada resurge el debate sobre la moderación de los salarios sugerida por el vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos.

Por un lado, el vicepresidente de la CEOE, Íñigo Fernández de Mesa asegura que mientras que la retribución de los trabajadores ha recuperado los niveles precovid los beneficios empresariales aún se encuentran un 10% por debajo. Y los sindicatos no quieren asumir el riesgo de más pérdidas de poder adquisitivo de los salarios. Esa diferencia pudo constatarse en mismo foro en el que intervinieron las principales autoridades de la política monetaria.

En todo caso, uno de los riesgos de este impulso de la inflación son los efectos denominados de segunda ronda, mediante los que estas subidas los acaban trasladando las empresas a los productos y servicios para evitar perder márgenes. A su vez significa la posibilidad de que se registren presiones para subir los salarios, ya que pierden poder adquisitivo, con lo que se entra en una espiral precios-salarios. La subida media en convenio se situó en octubre en el 1,55%, muy lejos de la tasa de inflación. Y muchos convenios no prevén la actualización con respecto a la inflación actual.

De Guindos propuso, como mecanismo de moderación vincular el incremento salarial a la inflación subyacente, es decir, aquella que excluye los elementos más volátiles, como la energía o los alimentos no elaborados, al considerar que la escalada del nivel general de precios es un fenómeno transitorio. Algunas patronales ven la idea con buenos ojos, mientras que los sindicatos lo rechazan.

Además de las pensiones y los salarios, la escalada de los precios afecta al poder adquisitivo de los ahorros, con cuentas y depósitos bancarios, con un interés medio del 0,01% en las que tienen un plazo de hasta un año; del 0,59% entre un año y hasta dos y en los alquileres.

Pablo Hernández de Cos, ayer en Madrid. CÉZARO DE LUCA

El Banco de España pide no trasladar el alza a los sueldos

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, abogó ayer por que no se trasladen los fuertes incrementos de costes de consumos intermedios de forma generalizada a los precios finales y a los salarios negociados para evitar una espiral inflacionista. En un encuentro financiero organizado por KPMG y Expansión, el gobernador ha explicado que el “notable” repunte inflacionista de los últimos meses está ligado a la pandemia, pero confía en que se reduzca o incluso desaparezca a lo largo de 2022.

No obstante, apuntó que por el momento no se observan indicios “claros” de que en el área del euro se estén trasladando los aumentos de costes a los precios, porque las empresas los están absorbiendo en sus márgenes ni tampoco hay presiones salariales considerables.

Este episodio de precios altos está siendo más “intenso y duradero” de lo previsto hace unos meses, pero es coherente con un retorno a la moderación que caracterizó la etapa previa a la pandemia. De ahí, agregó, la conveniencia de que la política monetaria mantenga un enfoque “paciente” a la hora de revisar su actual tono acomodaticio con el fin de estabilizar la tasa de inflación a medio plazo en el entorno del 2 %.

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