El BBVA anunció ayer una oferta pública de adquisición (opa) sobre el 50,15% que no controla de su filial turca, el Garanti, por un precio máximo de 2.249 millones de euros. El banco español va a aprovechar así que la operación es mucho más barata que hace unos años gracias al derrumbe de la lira turca frente al euro, así como el exceso de capital gracias a la venta de su filial estadounidense en junio.

Los inversores acogieron negativamente la operación del BBVA, cuyas acciones cayeron el 4,28%. En una conferencia telefónica, los analistas han cuestionado repetidamente a sus máximos ejecutivos sobre el riesgo que asumen el banco aumentando su peso en Turquía. Su presidente, Carlos Torres Vila, y su consejero delegado, el turco Onur Genç, afirmaron ser “muy conscientes” de los “desequilibrios macroeconómicos” del país, pero defendieron que la compra ofrecerá un retorno positivo incluso aunque la situación económica y la lira turca se deterioren mucho más.

La adquisición de Garanti, argumentaron, no cambia el perfil de riesgo de BBVA ni su exposición a mercados emergentes, ya que el grupo ya consolidaba todo el balance y las cuentas de su filial por tener su control. Pero gracias a la compra, continuaron, la entidad española podrá quedarse todos los beneficios de la unidad turca y aumentar el dividendo un 13,7% en 2022 si todos los accionistas minoritarios acuden a la opa.

En un acto de la Asociación de Mercados Financieros, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, evitó contestar preguntas directas sobre la operación, pero sí advirtió en términos generales de que la diversificación geográfica es “positiva” para los bancos, pero hay que hacerla “con cuidado, valorando adecuadamente la jurisdicción y el mercado en el que se invierte”.