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El fantasma de los trabajadores esenciales

De izq. a dcha., obras de viviendas en Jacinto Benavente, camioneros en la terminal de Bouzas y trabajador en las instalaciones de una empresa de Porriño Marta G. Brea / R. Grobas / FDV

De la construcción al mueble, pasando por el metal, la moda o la hostelería, las empresas padecen las consecuencias de un mercado laboral sin perfiles para sus vacantes

En las últimas semanas viene resonando a bombo y platillo que las empresas de transporte acusan la falta de camioneros. Que acuden a autoescuelas, incluso, a profesionales de otros países para cubrir las vacantes que demanda el sector en España. Vacantes que requieren hasta 2.500 efectivos para los próximos tres años en Galicia. Al otro lado, las voces de los transportistas reverberan cuestiones como los bajos salarios, las malas condiciones o las jornadas casi maratonianas. El del transporte no es el único sector en esta coyuntura, ni España el único país con esta carencia. La construcción aqueja la misma problemática y estima necesarios hasta 7.000 profesionales en los próximos dos años en la comunidad. Una cifra que elevan hasta 15.000 otras voces del sector. Algo menos calcula el metal pese a que la cuantía no es en absoluto despreciable: 2.800 hasta 2023. Y por considerar en la lista de la crisis de profesionales restan el sector del mueble, el de la moda y la hostelería.

Se cuentan por miles las vacantes de empleo en estos sectores en la comunidad gallega. Pero en el mercado laboral no hay respuesta. Tan solo algo de eco en el que resuena un denominador común: la falta de relevo generacional. También las consecuencias son transversales: el varapalo financiero que la escasez de profesionales induce en las cuentas de las empresas, incapaces de responder a la demanda del mercado. Un fantasma recorre Europa: la escasez de trabajadores esenciales. En el debate abierto trascienden los salarios, las condiciones, la formación profesional o la sociología de las aspiraciones de los jóvenes. Pero sobre todas esas cuestiones impera una reflexión: la desconexión entre la oferta formativa y la empresa.

“No hay relevo generacional. Se está perdiendo conocimiento”

Ricardo Gónzalez - Clúster da madeira

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El sector del mueble no se salva de la crisis de mano de obra. Al igual que el mercado laboral luso, que atestigua la falta de hasta 5.000 trabajadores del sector, el entramado empresarial de la madera en Galicia atraviesa una problemática similar. “Hay una falta de relevo generacional”, asegura Ricardo González, gerente del Clúster da Madeira e do Deseño de Galicia. Los baby boomers ahora superan los 60 años y, hasta la fecha, componían el grueso del mercado y la oferta laboral. Se están jubilando. Lleva sucediendo una década, pero la situación se ha acentuado y así seguirá en los próximos tres años. Son los antiguos ebanistas, los antiguos carpinteros, los que tienen el conocimiento. Son los principales perfiles que escasean. “No hay relevo, se pierde el conocimiento”, reflexiona el portavoz del Clúster.

En ambos gremios, incide González, hay muy buenos convenios, con salarios dignos. Lo que no hay es personal cualificado. Todo ello está derivando en una construcción cada vez más industrializada. No hay operarios para efectuar determinadas instalaciones que, hasta el momento, se hacían dentro de la propia obra (cocinas o dormitorios). De esta manera emerge una operativa basada en sistemas constructivos casi modulares, muy vinculados a la fabricación industrial y menos a la artesanal, a la propia del gremio. “Es una tendencia que cada vez adquiere más importancia. Se traslada el proceso a la fábrica para que llegue a la obra todo listo para ser instalado”, explica González. Y así es, ni más ni menos, como la falta de mano de obra transforma los propios procesos productivos.

La construcción de la rampa de hielo, ayer en Vigo. | // FDV Lidia Montes

En la obra

Guarda muchas similitudes el sector de la madera con el de la construcción en lo que respecta a las repercusiones de la falta de trabajadores. No se trata solo del vínculo sectorial, aunque también: con la avalancha de reformas que ha suscitado la pandemia. Influye que sea un trabajo manual en la propia raíz del problema. Y que muchas compañías no sean capaces de absorber todos los proyectos que llegan es una de sus mayores implicaciones. “Hay un montón de empresas con obras y proyectos grandes parados. Es por la falta de profesionales”, revelan fuentes del sector de la construcción.

“Muchas obras se ven retrasadas por la falta de personal”

Javier Carballeda - Constructores Pontevedra

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Hay mucho en juego, especialmente en términos financieros. La competencia se vuelve salvaje y agresiva. Hasta el punto de que unas constructoras llegan a robarse profesionales a otras. La oferta ganadora, claramente, será la del mejor postor. Y si un albañil cobraba entre 16 y 18 euros la hora antes de la pandemia, ahora se están ofertando entre 24 y 26 euros. Y pese a esta subida del 50% de los salarios, “no hay nadie”, lamentan fuentes del sector. Un alza que se sumaría a ese repunte del 11% que experimentaron los salarios de la construcción desde 2018, añade el gerente de la Asociación de Constructores de Pontevedra, Javier Carballeda.

Faltan profesionales de todo tipo: albañiles, palistas, peones de construcción, jefes de obra, oficiales de primera, pintores, fontaneros, electricistas… y la lista suma y sigue hasta profesionales para demoliciones. “En los próximos dos años harán falta 7.000 trabajadores”, estima Carballeda. Una cifra que otras voces del sector elevan a 15.000. Si el sector atraía perfiles profesionales de otros países como los del Este de Europa o Portugal, la demanda de sus propios mercados y la mejora de condiciones han relegado tales aventuras a otros tiempos.

En Vigo, sin ir más lejos, dos proyectos de envergadura y con millones de inversión detrás, como el centro comercial Vialia y la Ciudad de la Justicia absorbieron la práctica totalidad de trabajadores disponibles. “Son obras con plazos. Si necesita ser terminada, barren con toda la mano de obra”, señalan fuentes del sector. Lo hacen a golpe de mejorar los salarios. Lo que deja a las constructoras a la espera de la finalización de estos proyectos para ampliar su equipo. Y la carga de trabajo habitual de las empresas ha pasado a oscilar entre seis meses y un año. “Muchas obras se ven retrasadas porque no hay personal”, recuerda Carballeda.

“El metal es uno de los sectores que mejor retribuye”

Enrique Mallón - Secr. general Asime

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La oferta formativa está ahí, pero la herencia de la crisis del 2008, con su burbuja de la construcción, no es que dejara un mercado laboral especialmente apetecible para el relevo generacional en este sector. Esta dificultad para atraer profesionales es también latente en el sector industrial. Las necesidades productivas del metal y su actual carga de trabajo elevan a 800 las vacantes profesionales a ser cubiertas en los próximos meses. Lejos, en todo caso, de los 2.000 estimados que los próximos dos años necesitarán sectores como el automóvil, la aeronáutica, el naval o el de estructuras metálicas, pronostica Enrique Mallón, secretario general de la Asociación de Industrias del Metal y Tecnologías Asociadas de Galicia (Asime).

Soldadores, caldereros, tuberos, electromecánicos, mecanizadores son algunos de los perfiles más buscados. Pero más allá de la formación profesional el sector necesita perfiles en su área de ingeniería: especialmente en diseño e ingeniería de producción. El metal es, por convenio, uno de los colectivos que mejor retribuye a los trabajadores, recuerda Mallón. El problema no estiba tanto en esa vertiente como en la falta de planes formativos que se adecúen a las necesidades de las empresas, especialmente en lo que respecta a los perfiles de oficios. Porque, recuerda el portavoz de Asime, el volumen de planes formativos es menor que hace años.

Cuestión de relevo

Es la desconexión entre la oferta formativa y las necesidades de las empresas un eje transversal a todos los sectores que padecen la escasez de trabajadores esenciales. Y el contexto social no podría haber propiciado más esta situación. Dos décadas en las que se ha impuesto la disciplina de los titulados universitarios como aspiración social para un mercado laboral que no responde a esta estructura ni tampoco la demanda. Así se llega a hablar de perfiles sobrecualificados y, así, faltan profesionales de oficios. Esta disociación entre las necesidades empresariales y la oferta formativa afecta también al sector de la moda. “Se están jubilando las personas de más edad, que ocupan puestos que no son fáciles de cubrir”, asevera Alberto Rocha, secretario general del Clúster Textil de Moda Galicia (Cointega). Habla de patronaje y otros puestos más técnicos del proceso productivo -dejando la deslocalización fabril a un lado-. “Son personas de alta cualificación que, a menudo, llevan toda la vida trabajando en el sector”, reflexiona el portavoz.

“Hay una desconexión entre la oferta formativa y las empresas”

Alberto Rocha - Secr. general Cointega

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La digitalización, que la pandemia aceleró a través del ecommerce, hará necesarios más profesionales para atender a las plataformas. Serán perfiles relacionados con la vertiente comercial pero ligado a aspectos tecnológicos. Profesionales especializados en márketing digital, en diseño web, con idiomas para atender las tiendas online.

Pero quizás lo más revelador de todo es la falta de dependientes. A las puertas de periodos pico de consumo como el Black Friday y la Navidad, la moda se encuentra con una compleja situación para encontrar profesionales para sus tiendas. Los perfiles con experiencia rehúyen de los bajos salarios y jornadas que incluyen algún que otro fin de semana al mes. Las empresas de moda tensionan su operativa al verse dilatados hasta los dos meses los plazos para encontrar desde perfiles básicos a managers de tienda. “Se parece mucho a la hostelería. Es un trabajo poco cualificado. Implica muchas horas y por eso la gente lo evita”, reflexiona Rocha.

“Falta una reflexión tanto de patronal como de sindicatos”

Cesáreo Pardal - Clúster de turismo de Galicia

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Por eso la hostelería parece que tiene claro que su crisis de personal pasa por la profesionalización del sector. Así lo considera el Cesáreo Pardal, presidente del Clúster de Turismo de Galicia, que aboga además por desestacionalizar el sector en aras de ofertar contratos más estables y a más largo plazo que retengan a los profesionales. Porque esta ha sido una de las grandes problemáticas que ha tenido que esquivar la hostelería tras los meses de restricciones de pandemia. El consumo volvió con fuerza a bares y restaurantes pero los trabajadores no lo hicieron en la misma medida. Lo que, tras meses de ritmos frenéticos, no ha dejado más opción que cerrar muchos negocios. La falta de relevo aboca los descansos a bajar la persiana temporalmente aún con clientela y ocupación.

Faltan camareros, también cocineros y ayudantes de cocina o metres. “A lo mejor tiene que haber una reflexión por parte de los sindicatos y la patronal porque estamos ante una situación muy cruda”, insta Pardal. Hay demanda, pero no personal para satisfacerla y mantener la oferta. Y uno de los motivos tras esta situación, recoge Beatriz Carballido, tesorera de la Federación Provincial de Hostelería de Pontevedra (Feprohos), es que durante la pandemia “muchas personas que hacían trabajos que no eran los suyos por profesión, se desviaron y se formaron en otras actividades, en otros sectores”. Muchos, comenta, se han ido al reparto de última milla. “Los sueldos no son mejores pero no trabajan en fin de semana”.

El trasvase de profesionales no es particular ni de la economía gallega ni la española. El fenómeno atraviesa el continente con mayor o menor virulencia dependiendo de los sectores, con Estados Unidos y Reino Unido como máximos exponentes tal tendencia. Una casuística que deja la carga de trabajo de los empresarios en el aire.

Claves

  • Más de 20.000 vacantes

    El mercado laboral gallego necesitará en los próximos años más de 20.000 profesionales entre las necesidades de la construcción, el transporte y el sector del metal.

  • Falta de relevo generacional

    La mayoría de los sectores acusan la falta de nuevos profesionales que releven a los que están jubilando y que tienen el conocimiento.

  • La reacción en cadena

    Los contratos temporales y estacionales que no confieren estabilidad, los salarios, las condiciones y los nuevos intereses profesionales son los motivos de esta carencia.

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