Faro de Vigo

Faro de Vigo

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La otra cara del “Evrima”: el lujo tendrá que esperar

El crucero para The Ritz-Carlton Yacht Collection también abandonará las instalaciones de Astander sin rematar; la plantilla desplazada de Barreras volverá a casa el 15 de diciembre

Uno de los pasillos del buque, con cableado al aire. En el recuadro, el “Evrima”, durante sus primeras pruebas frente a Santander FDV / LUIS FEITO – LA HORMIGA COMUNICACIÓN

“La experiencia a bordo reflejará la comodidad y el nivel incomparable de servicio individualizado por el que la marca es reconocida [...] Estoy particularmente entusiasmado con el diseño y la experiencia a bordo. Hemos puesto tanta atención y cuidado que será completamente único dentro de la industria y estamos ansiosos por dar la bienvenida a los huéspedes”. Son palabras del expresidente ejecutivo de Hijos de J. Barreras, Douglas A. Prothero, y todavía consejero delegado de The Ritz-Carlton Yacht Collection, a la publicación Elite Traveler. El esmero en sus palabras es acorde a la exclusividad que siempre acompaña a las enseñas hoteleras del grupo norteamericano Marriot. “Con una marca como The Ritz-Carlton, que ya es sinónimo de lujo en tierra –abunda–, los huéspedes saben qué esperar incluso antes de subir a bordo”. Pero, lo que esperan sus clientes dista mucho de la foto actual del primer barco de una serie de tres que, como aseguró, iba a construir en Vigo.

El Evrima, que abandonó las instalaciones de Barreras hace ocho meses con la promesa de Prothero de regresar en un mes, dejará el muelle de Astander (Cantabria) a medio hacer, como reflejan las imágenes que acompañan a este artículo. Sin destino conocido, pese a que la naviera no ha modificado su última –y quinta– fecha para el viaje inaugural, fijado a día de hoy para mayo de 2022.

Estado actual del puente de mando del “Evrima”

The Ritz-Carlton Yacht Collection (es una marca comercial que explota la sociedad Cruise Yacht OpCo, con sede en Malta y propiedad del fondo Oaktree) ha notificado a las auxiliares del proyecto que deberán abandonar el crucero el 15 de diciembre, como avanzó ayer FARO. Ese será el último día en el que los hasta 40 empleados de Barreras, desplazados a la localidad cántabra de El Astillero, tendrán alojamiento en un hotel; les espera su incorporación al expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Cinco días después, el 20, el Evrima saldrá del muelle de Astander, sin que de momento la naviera haya informado a sus proveedores del destino. Empresas como Trident Maritime, Team Electric, Bluetech o MJM Marine –con sus respectivas subcontratas, principalmente extranjeras– trasladarán a sus plantillas y equipos a otra ubicación para continuar con los trabajos pendientes a bordo. Que son muchos.

Sobre estas líneas, uno de los pasillos del buque, con cableado al aire. FDV

En primer lugar, el crucero deberá poder navegar por sus propios medios, algo que no ha conseguido todavía, y razón por la que tanto su salida de Vigo como la travesía realizada hace unos días en la ría de Santander las hizo a remolque. Tanto Capitanía Marítima como la sociedad de clasificación requieren que el buque pueda gobernarse desde el puente de mando, con lo que los equipos deben estar testados y conectados con los sistemas de propulsión. También tendrá que pasar las pruebas de estabilidad. El motivo por el que Hijos de J. Barreras pudo ingresar la subvención derivada del Real Decreto 2017/874, para tipos de interés, es porque para la entidad semipública Cesce (Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación) fue suficiente con que Ritz-Carlton se comprometiera a rematar los trabajos de propulsión en España. Cuando lo consiga no tendrá obligación de mantener el Evrima en ningún astillero del territorio nacional, aunque su destino es una incógnita. Aunque en el sector han especulado con Francia o Croacia, tampoco se descarta que el equipo de Prothero opte por Cádiz.

Uno de los pasillos del buque, con cableado al aire

En todo caso, las tareas a bordo son abundantes para poder dar por terminados los trabajos de construcción. Los de electrónica no se han rematado, y tampoco de electricidad, amén de que buena parte del cableado continúa al aire. Tampoco se han habilitado los camarotes de los huéspedes, y los suelos de madera siguen a la espera de su instalación. Además de los múltiples cambios sobre el diseño original –se han hecho varias cesáreas en el casco–, la irrupción de un brote de COVID también alteró la planificación de Brian Swensen, el último jefe de proyecto fichado por el armador canadiense.

Compartir el artículo

stats