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La Xunta solicitará a Madrid que incluya al naval en las ayudas regionales de Bruselas

Vista general del astillero Hijos de J. Barreras Pablo Hernández

Tres días antes de los comicios en los que los alemanes elegían al sucesor de Angela Merkel, entraba en vigor un acuerdo del Bundestag para financiar la compra e instalación de motores marinos de baja contaminación. El objetivo, reducir las emisiones en los canales fluviales con nuevos sistemas de propulsión, convertidores catalíticos o filtros de partículas. El programa financia hasta 200.000 euros por proyecto y fue defendido por la patronal del naval VSM (Der Verband für Schiffbau und Meerestechnik), para quien estos subsidios “habrán prestado un gran servicio a la industria y la protección del medio ambiente”. No es la única iniciativa validada en las últimas semanas con fondos públicos en Europa: Países Bajos acaba de establecer un esquema de subvenciones para la transición al “transporte sostenible” –a través del llamado consorcio MOET (Modulair Ontwerp Emissieloos Transport)–, también demandado por las patronales de armadores y astilleros. La realidad es bien distinta en Galicia, donde el portfolio de subsidios es más que limitado. En las directrices de la Unión Europea sobre ayudas estatales de finalidad regional, por ejemplo, el naval está excluido de forma taxativa. Al menos de momento.

El actual programa (2014-2020) fue prorrogado hasta el 31 de diciembre, como consecuencia del COVID, y el nuevo entrará en vigor en enero. Es en este último en el que la Xunta quiere introducir a la industria de construcción, reparación y transformación naval como “promocionable”. En los próximos días el Ejecutivo autonómico trasladará a Madrid la “necesidad” de modificar el Real Decreto, como defiende también la SA Pequeños y Medianos Astilleros Sociedad de Reconversión (Pymar), según pudo saber FARO. La normativa en vigor establece que son elegibles aquellos proyectos que persigan la “promoción en la creación de empresas innovadoras y de base tecnológica que propongan inversiones basadas en proyectos de investigación, desarrollo e innovación [...] y, en general, en la innovación tecnológica o el diseño industrial”. Es la base de la actividad naval en Galicia, de referencia mundial en buques de investigación oceanográfica y netamente exportador.

“Hemos ampliado las posibilidades de que los Estados miembros ofrezcan apoyo a las regiones que se enfrentan a dificultades derivadas de la transición o de carácter estructural"

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Hay margen para hacerlo. El pasado abril, la Comisión de Competencia adoptó una revisión de las directrices para ayudas regionales, suavizando los requisitos y dando más margen a las autoridades de cada país. “Hemos ampliado las posibilidades de que los Estados miembros ofrezcan apoyo a las regiones que se enfrentan a dificultades derivadas de la transición o de carácter estructural, como la despoblación, con el fin de que las Directrices contribuyan de lleno a las transiciones ecológica y digital, sin dejar de asegurar la igualdad de condiciones de competencia”, enfatizó su titular, Margrethe Vestager. El Gobierno central, para que el naval se pueda acoger a estos subsidios, deberá aprobar un nuevo Real Decreto, siempre antes del 1 de enero de 2022.

En primera instancia, según fuentes del Ejecutivo que preside Alberto Núñez Feijóo, se cursará una comunicación con el Consejo Rector de Incentivos Regionales, a fin de trasladarle la necesidad de que el naval figure como “promocionable” en Galicia. A partir de ahí, y a través del Ministerio de Hacienda, la propuesta será elevada al Gobierno, que tendría que consultar con Bruselas para poder modificar ese nuevo decreto, ya que su opinión es preceptiva.

Durante el COVID, Ejecutivos como el francés, alemán, holandés o noruego amplificaron su batería de programas públicos para sostener la actividad y competitividad de sus astilleros e industrias auxiliares, con ayudas directas como el plan de emergencia NOW (Noodmaatregel Overbrugging Werkgelegenheid) o el fondo de estabilización (Wirtschaftsstabilisierungsfonds), con los que regaron a grandes grupos como Damen, Meyer Werft, MV Werften o German Naval Yards. “Si nuestro CIF estuviera en Alemania o en Holanda tendríamos acceso a una red de ayudas a la competitividad que aquí nos excluyen expresamente”, censuraron fuentes del naval gallego.

El yate Solandge, ayer amarrado en Marina Davila. ALBA VILLAR

Una joya de 150 millones de Lürssen, a resguardo en Vigo

Con pabellón de Malta y 85 metros de eslora, arribó a Vigo el lujoso yate Solandge, construido por el astillero alemán Lürssen en 2013 y remodelado seis años después. Las publicaciones especializadas en este segmento de buques le atribuyen un valor de 150 millones de euros, y está disponible en el mercado de chartering (alquiler) a partir de un millón de euros a la semana. El superyate tiene capacidad para 12 personas, con una tripulación de otras 29. Diseñado por el prestigioso Espen Oeino, dispone de salón de belleza, helipuerto, pista de baile, sala de cine y piscina.

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