Hay pocas personas que sepan tanto de eólica como Manel Pazo, uno de los padres del sector en Galicia. De su mano vino el gigante japonés Tepco, que se asoció a Eurovento para sacar adelante los primeros proyectos a finales de los años 90, cuando la idea de aprovechar aquí el viento como fuente de energía limpia aún despertaba comentarios jocosos. Cerró bocas y abrió la mano de la banca para facilitar la inversión. Pazo fue el presidente de la patronal eólica de Galicia (EGA) en esa etapa de bonanza y lo es ahora otra vez, con las renovables en pie de guerra por el plan de choque del Gobierno para mitigar el impacto en el recibo doméstico de los disparados precios de la electricidad en el mercado mayorista. “Un plan improvisado”, critica, donde “parece que hay una lucha política por encima del bien general”. “Sigo sin entender que no tengamos un precio fijo al igual que toda Europa. Como productores, somos el 25% del problema –asegura–. El otro 25% del precio son el transporte, la distribución y demás; y en el 50% restante están incluidos los impuestos más altos de Europa y los costes extrapeninsulares o el déficit de tarifa, que deberían meterse en los Presupuestos Generales del Estado para fomentar un precio razonable para la industria y el consumidor”.
Esas tarifas fijas de otros países se revisan anualmente y ya estamos viendo a Portugal o Italia tomando medidas muy drásticas.
Pero no lo están sufriendo como nosotros. Cuando calculen la tarifa del próximo año tendrán que actuar sobre ciertas cosas para que el precio no sea tan elevado como el de España.
¿Y eso no pasa por detraer beneficios a empresas por costes que no tienen? ¿No va a ocurrir lo mismo en otros países?
Creo que se va a improvisar menos y el impacto será menor.
Impacto para las empresas...
Para empresas y consumidor.
Pero llama la atención que hable de la necesidad de actuar “por el bien general”, como si en estos momentos eso no fuera aliviar el golpe para los consumidores.
Pero es que vuelvo a decir que nosotros somos el 25% del problema. Mientras hoy vendemos la energía a 100, el Estado recauda 200. Es cierto, hay que tener un precio responsable, pero donde realmente vemos que se está ganando económicamente es en la recaudación del Estado en ese 50%. Si nosotros llevamos dos años vendiendo a 32 euros y en subasta hay reconocidos 28, el margen de caja es ajustado. Puedes actuar sobre tres o cuatro factores y el principal es el que tiene el Estado, que es quien más va a ganar. Nosotros este año ganaremos menos que nunca.
Entonces el sector va a ganar dinero.
Cada empresa es un mundo y depende de su mercado. Lo digo por la mía. Muchas tienen contratada más energía de la que producen y vemos ya anulaciones de contratos PPA con los consumidores porque con los precios actuales no pueden afrontar los costes de esas tarifas. Nuestra pelea fue siempre la rentabilidad razonable con el supuesto que había y después los supuestos cambiaron totalmente.
Lo que se transmite es que la generación renovable va a pérdidas.
Con lo que se ha puesto encima de la mesa, se suspenderán muchas inversiones en renovables.
¿A pesar de que la medida es coyuntural?
Porque hay otros muchos sitios donde se puede invertir. Con las tecnologías actuales, los parques funcionan mucho más tiempo y en sitios donde antes el recurso no era rentable. El capital es cobarde y se va hacia donde se garantizan esas inversiones.
Cuesta entender que si hace dos meses Galicia era estratégica para una empresa, ahora, con una medida temporal, se vaya a poner un parque a Polonia.
El plan incluye un recorte de 1.600 millones a las eléctricas, que al día siguiente se dejaron 6.000 millones en Bolsa. Ya lo vivimos con el recorte de primas. La mayoría de empresas tuvimos que cambiar los plazos de amortización de las instalaciones. Se está creando una debilidad jurídica.
"No se van a poner parques en cualquier sitio porque se necesita seguridad jurídica"
Pero, como mínimo, ¿no es llamativo que una tecnología, la eólica, cobre por costes, los del gas, que no tiene?
Son reglas europeas para la casación del mercado, de tal manera que las energías renovables puedan reinvertir y seguir creciendo.
¿Un buen negocio?
Como en toda Europa o como cualquier metal. Hay que verlo también desde otro punto de vista, el fomento de la competencia. Hay un mercado en el que siempre quieres entrar y nosotros solemos a hacerlo siempre a coste mínimo para conseguirlo. Lo que pedimos es que la transición se agilice. Europa no espabila. Generemos esa electricidad renovable. Hay una oportunidad con los fondos para acompañarlo de baterías e hidrógeno verde para regular el sistema y que los precios bajen. Si hacemos las cosas bien, en tres o cuatro años mantendremos una tarifa unificada de entre 40 y 50 euros por megavatio.
¿Se van a seguir apagando parques con la llegada del invierno?
No puedo predecirlo, pero, viendo el mercado de futuros y lo que se ha regulado, es muy posible, sobre todo fines de semana. Se apagó un porcentaje muy pequeño, a sabiendas de que lo que iban a tener que devolver era más de lo que ingresarían por producción.
Independientemente de estas medidas ahora, parece que va a ser otro año en blanco en Galicia de nueva potencia.
En 2020 en España se instalaron 2.000 megavatios. En Galicia 35 y acabaremos 2021 con 80. Para mantener la industria auxiliar necesitamos unos 500 anuales. Es la aspiración que tenemos. Siempre hemos dicho que no se van a hacer todos los parques que se proponen. Los trámites son largos y no se van a poner en cualquier sitio porque necesitamos seguridad jurídica. Lo que no pueden hacer tanto la Xunta y el Ministerio para la Transición Ecológica es publicar absolutamente todo lo que cae en sus manos. El sector necesita filtros. No se puede presentar un proyecto de una máquina en el Obradoiro y que se publique en las administraciones.
¿Cuánta responsabilidad tiene el propio sector por falta de pedagogía, entre otras cuestiones?
Nos ha faltado comunicación con la ciudadanía, pero también es cierto que no entendemos la polémica que está surgiendo cuando en los sitios en los que estamos, 105 ayuntamientos, la gente no va contra nosotros. Todo lo contrario. La polémica está totalmente sobreactuada.