El día a día se parece un poco más ya a la vieja normalidad tan añorada. A las 18.00 horas del pasado sábado quedaban en Galicia 2.387 casos activos de COVID-19, según el último balance del Sergas, casi ocho veces menos que los que había a principios de agosto. Con la caída en picado de la incidencia acumulada tras el acelerón de la vacunación y la bajada de la presión asistencial, la comunidad acaba de estrenar medidas de control más flexibles, sin límites a las reuniones en casa y con un máximo de 15 personas para los grupos en terraza y 8 en el interior de los locales de hostelería.
El sector recupera aforo y músculo para exprimir el negocio y compensar el cierre de la temporada alta. ¿Fue un buen verano? Dentro de unos días se conocerán los datos de actividad en los servicios en julio y los de agosto tardarán aún, pero la evolución del gasto, las cifras de visitantes y el comportamiento del mercado laboral apuntan maneras. Galicia tuvo el agosto con más afiliaciones a la Seguridad Social en los últimos doce años (1,039 millones), aunque en la recta final de mes se destruyeron casi 12.000, la mayoría puestos eventuales en educación, comercio y hostelería, que sigue a la cabeza del ajuste por la pandemia.
Que esta iba a ser una campaña turística mejor que la del año pasado estaba muy claro. Había menos restricciones a los viajes y el pánico inicial al coronavirus se ha diluido.
Los contratos en bares, restaurantes y alojamientos crecieron un 38% en julio y agosto en Galicia –se firmaron más de 39.000– en comparación con los mismos meses de 2020. De media, en el sector estuvieron de alta 81.000 personas, la mayor cifra en todo lo que va de pandemia, incluidos aquellos trabajadores todavía en un Expediente de Regulación de Empleo (ERTE) con suspensión total o parcial de la jornada. Al acabar agosto seguían ocupados unos 78.800, como recoge el balance de la Seguridad Social publicado por el Instituto Galego de Estatística (IGE).
Ni en niveles de contratación, ni en volumen de empleo, la hostelería se acerca a la vieja normalidad. La crisis del coronavirus se llevó por delante un 12% del personal en el sector: 10.857 trabajadores. En servicios de comidas y bebidas hay 9.762 efectivos menos que a último día de agosto de 2019 –la comparativa que mejor refleja el impacto– y 1.095 en el caso de los hoteles y otros tipos de alojamientos. Aún así, la tendencia muestra una recuperación muy fuerte de la facturación, que en marzo por fin salió de los números rojos tras un año entero de descensos y en junio, incluso, alcanzó un incremento acumulado de casi el 8% en la primera mitad de este año.
La hostelería ejemplifica la gran transformación que el mercado de trabajo puede sufrir ante fenómenos convulsos como una pandemia, que, además de golpear a las actividades dependientes de la interacción social, provocan en poquísimo tiempo cambios coyunturales y estructurales en la economía. Si el refuerzo de la sanidad y la educación vino para quedarse está por ver. Las contrataciones que ambos sectores realizaron desde la aparición del COVID-19 ayudaron a frenar la sangría laboral. Son, como mucha diferencia, los líderes en nuevas afiliaciones con incrementos por encima del 6% respecto a 2019. Las actividades sanitarias crearon 3.924 empleos, colocándose como el segundo sector con más trabajadores actualmente en Galicia (69.123). Únicamente le supera el comercio minorista, que ronda los 107.500 después de perder unos 2.400 en lo que va de pandemia. La educación sumó 2.821.
Sí parece que la intensa subida de altas en otros sectores que también empiezan a situarse en lo alto de la pirámide laboral de Galicia refleja la metamorfosis de la reindustrialización, la digitalización y la transición energética. Las empresas de programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática ficharon a cerca de 1.600 personas, lo que supone un ascenso del 14% en dos años. La subida en telecomunicaciones es del 18%, con 550 trabajadores más. Alrededor del 9% (1.288) aumentaron las afiliaciones en actividades administrativas y auxiliares para otras compañías; y un 7% (995) los servicios técnicos de arquitectura y energía. El auge del comercio online tira de la escalada del empleo en actividades postales y de correos, donde se integran los repartidores: 694 más, un incremento del 14,7%.
En el furgón de cola junto con la hostelería y el comercio al por menor viaja el sector primario –agricultura y ganadería perdieron 2.442 empleados y 1.057 pesca y acuicultura–; la confección de ropa (1.238 menos) y el empleo doméstico (1.018). La particular crisis que atraviesa el naval por los problemas en algunos astilleros, especialmente lo ocurrido con Barreras, recortó un 15% de empleos (953).