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Alemania saca la artillería para electrificar su industria de componentes: mil millones

La compra del grupo germano Hella por la francesa Faurecia, el detonante

La industria del automóvil camina con paso firme hacia la electrificación. Todas las marcas están invirtiendo grandes cantidades de dinero para dar el paso lo antes posible, azuzados también por los vetos a los motores de combustión. Firmas como por ejemplo Stellantis, que prevé movilizar 30.000 millones de euros, se lanzan a la construcción de gigafactorías de baterías y a la adaptación de sus plantas. A los fabricantes les siguen de cerca los proveedores, aunque no sin dificultades. Solo en la zona de Vigo y su área hay más de 30 compañías que sufren el impacto del fin de las motorizaciones diésel y gasolina y que ven amenazado su futuro. Lo mismo ocurre en otras zonas con tradición automovilística, aunque las perspectivas de futuro son diferentes. Este es el caso de Alemania, donde el Gobierno se ha adelantado y acaba de anunciar una partida de 1.000 millones de euros para ayudar a la electrificación de su industria de componentes.

El ministro de Finanzas, Olaf Scholz, anunció la medida tras una cumbre del sector junto a la canciller Angela Merkel y miembros de sindicatos e industria, que celebraron la noticia. La presidenta de la Asociación de la Industria Automotriz (VDA), Hildegard Müller, explicó que su objetivo “es convertir la transformación en un motor de empleo, crecimiento y economía”. Por su parte, el responsable IG Metall, Jörg Hofmann, cree que será en las regiones “donde se decidirá si la transformación tiene éxito o conlleva pérdidas de empleo y prosperidad”.

El fondo, pensado hasta 2025, incluye partidas para digitalización o transformación de empresas, aunque también para la instalación de puntos de recarga para el vehículo eléctrico. El objetivo es llegar al menos a 50.000, incluidas 20.000 estaciones de carga rápida.

La medida del Gobierno de Merkel viene precedida de la compra del grupo germano Hella por parte de la firma francesa Faurecia, que actuó como detonante.

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