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Cantos de sirena en Barreras

Instalaciones del astilleroHijos de J. Barreras. | // M.G. BREA

Los trabajadores de Barreras ya no saben qué creer. Aunque acostumbrados a los anuncios a bombo y platillo de buques (muchos buques) que al final la mayoría no se llegan a construir, los empleados de la centenaria factoría naval viguesa asisten atónitos a la negociación de un ERTE y a la rescisión de contratos del personal eventual a la vez que los gestores del astillero les presentan una extensa lista de pedidos que dan prácticamente por hechos y entre los que se encuentran, según ha podido saber este periódico, un ferri de 146 metros, dos buques de transporte de gas (hidrógeno, presumiblemente), así como contratos con una empresa líder en servicios refit (reforma y transformación) para cruceros, sin descartar la entrada de la atarazana en el segmento de las estructuras eólicas, grandes depósitos y pontonas. Nada a corto plazo, eso sí. Y prácticamente sin mención al Evrima, que sigue su proceso de construcción en Santander –unos trabajos que podrían seguir realizándose en Vigo– ni a esas dos unidades gemelas confirmadas en su día también para Beiramar y que ahora se quieren hacer en Francia.

Con la credibilidad por los suelos, una deuda millonaria con las industrias auxiliares casi imposible de saldar y sin un respaldo claro de las administraciones, que no se fían de la propiedad ni de la gestión del astillero, que sigue sin presentar un proyecto de negocio serio a día de hoy, el futuro de Barreras pinta cada vez más negro. La consultora Kroll, que ha tomado las riendas de la compañía, insiste en que la factoría tiene futuro y que trabaja en un plan de viabilidad y en la entrada de un socio industrial que mantenga a flote al mayor constructor naval privado del país, que en una década solo ha sido capaz de botar dos buques –el Evrima ni siquiera se rematará en Vigo–, en ambos casos con muchísimos problemas. En ese plan de viabilidad es donde Kroll, que quiere regular durante un año a los 127 trabajadores fijos del astillero (sería un ERTE rotatorio) y rescindir el contrato de los quince eventuales en plantilla, expone una cartera de trabajo futura cuanto menos, difícil de creer.

La lista incluiría desde un ferri ro-pax (combina pasaje y transporte rodado) de 146 metros de eslora a dos gaseros de última generación, que estarían negociándose con un armador europeo. También se apunta a un acuerdo con una empresa líder en servicios refit para el mercado de los cruceros (Barreras pasaría de construir cruceros a repararlos o transformarlos), y a la entrada de la sociedad en el mercado de las estructuras eólicas off-shore, pontonas y grandes depósitos. Ni palabra sobre futuras unidades de cruceros de Ritz o cualquier otro armador, ni sobre la posibilidad de que el Evrima vuelva a Vigo como prometieron sus propietarios. Y por supuesto, ninguno de estos encargos sería a corto plazo, para justificar la aplicación del ERTE. Cantos de sirena aparte, la única carga de trabajo que tiene hoy Barreras es el desguace de los bloques de los dos ferris cancelados por Havila –la otra gran losa del astillero–, y el mantenimiento habitual de cualquier unidad industrial. Punto.

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