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El veto a los coches de combustión pone en la picota a dos proveedores gallegos

La medida de Bruselas complica el futuro de plantas viguesas de Borgwarger y Faurecia Escapes, que emplean a 600 personas

Vista general de la planta de BorgWarner José Lores

Europa marca los límites para los vehículos de combustión. La Comisión Europea propuso esta semana que a partir de 2035 no sea posible comercializar turismos ni furgonetas nuevos que emitan dióxido de carbono (CO2). Una medida que, en realidad, implica vetar los motores de gasolina, diésel, gas e híbridos a partir de esa fecha. El mensaje lleva implícito que los fabricantes tendrán que acelerar la transición hacia el vehículo eléctrico, también sus proveedores.

La automoción viguesa se prepara así para afrontar la transición. Un cambio que no vendrá a gusto de todos, especialmente para aquellas empresas proveedoras de componentes específicos para los vehículos de combustión. Es el caso de Borgwarger (la antigua Ensa, que después sería Dayco Ensa y Dytech Ensa hasta que la compró la multinacional estadounidense). Su planta viguesa se especializa en la fabricación de válvulas de recirculación de gases de escape (EGR) para motores de combustión, igual que la factoría lusa creada en 2014 en Viana do Castelo.

La propuesta de Bruselas podría, por tanto, poner en jaque la continuidad de la planta viguesa de no plantearse una diversificación de su actividad. La situación ya se venía gestando desde hace unos años. No en vano, en verano de 2020, la compañía planteó un ERE para 103 personas, en 20% de la plantilla, que no llegó a materializarse pues se pactaron con sindicatos 60 bajas incentivadas.

Sucede algo similar con la planta de O Caramuxo de la francesa Faurecia Escapes, especializada en la producción de tubos de escape, de nuevo, para vehículos de combustión. Estas proveedoras de la automoción, también afectadas por la crisis de los microchips, deberán afrontar el futuro de unas factorías que dan empleo, aproximadamente a 600 trabajadores entre las dos, después de años de recortes de plantillas.

El veto a los vehículos de gasolina, diésel, gas e híbridos a partir de 2035 tendrá un impacto en las empresas fabricantes de vehículos, que ya han iniciado esta transición. Pero cabe resaltar el golpe que supondrá para el tejido de compañías auxiliares de los proveedores de automoción, especialmente las de mecanizado.

Desde la Asociación Española de Proveedores de Automoción (Sernauto) transmiten preocupación por la medida anunciada por Bruselas y el impacto que tendrá en el empleo y en la competitividad de la industria en Europa: “Solo tiene en cuenta las emisiones del vehículo, y no deja opciones a aprovechar el potencial de los combustibles renovables y bajos en carbono que permitirían extender el plazo de vigencia de los motores de combustión interna”. Los proveedores de automoción reclaman una descarbonización del sector que se progresiva, buscando la eficiencia regulatoria, que no se base en prohibiciones, sino en la definición de estrategias que incentiven alcanzar objetivos de forma más eficiente.

Borgwarger

La empresa estadounidense diseña y fabrica válvulas para la recirculación de gases de escape para motores de combustión en su planta de Vigo y en la de Portugal.

Faurecia Escapes

La compañía francesa cuenta con una planta que produce tubos de escape localizada en o Caramuxo y es proveedora de la actual Stellantis.

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