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La mayoría de parados en Galicia cobra un subsidio por falta de tiempo cotizado

Un joven entrando en una de las oficinas del Sepe (antiguo INEM) O.C.

Galicia es la única comunidad que lleva seis meses con el paro a la baja, entre otras razones porque también aquí se estrenó la “nueva normalidad” en la renovación de la demanda. Cuando estalló la crisis del coronavirus, todas las administraciones autonómicas optaron por hacerlo automáticamente ante las restricciones a la movilidad y evitar en lo posible los desplazamientos y la aglomeración de personas en espacios públicos.

La reactivación reduce un 60% las prestaciones en el último año | Casi el 40% de los beneficiarios son mayores de 55 años | Crecen los temporales con medias jornadas

La Xunta reactivó el sellado presencial o por vía telemática el pasado 1 de enero. Tanto ese mes como en febrero, alrededor del 40% de las bajas en las listas de desempleo en la región se debieron a la no renovación. El porcentaje se disparó al 50% en abril. Mayo y junio son ya otra historia. Cae el paro, la Seguridad Social sumó unos 20.000 nuevas afiliaciones a la Seguridad Social y las prestaciones descienden hasta niveles prepandemia. Aunque con un cambio importante en el perfil. Dejan de ser mayoría los que cobran el paro o lo que les tocaba por un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE). La mayoría ahora son subsidios asistenciales por falta de tiempo cotizado.

El Servicio Público de Empleo Estatal (Sepe) abonó más de 106 millones de euros en 97.903 prestaciones en mayo en Galicia, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social. El número de beneficiarios disminuyó más de un 17% desde marzo y un 60% en comparación con el mismo mes de 2020. Por entonces, en plena primera ola, se superaron los 245.000.

De esos casi 98.000 gallegos en nómina todavía del Sepe, unos 44.200 ingresan una prestación contributiva. Cobran el paro. La merma anual entre ellos es del 76%. Nada que ver con la caída del 8% entre los que reciben un subsidio, por encima de los 46.000. El número de rentas activas de inserción (RAI) creció en 1.000 y llega en estos momentos a 7.600 gallegos.

Al subsidio asistencial tienen derecho los parados que al menos hayan cotizado tres meses si además asume cargas familiares y un mínimo de medio año el resto. No pueden percibir ingresos de ningún tipo superiores al 75% del salario mínimo interprofesional. La cuantía mensual alcanza el 80% del indicador público de renta de efectos múltiples (Iprem): 451,92 euros. ¿Por qué en este caso la cantidad de beneficiarios no retrocede tanto como la prestación contributiva? Por la precariedad.

“Con contratos de media jornada y temporales hay que trabajar mucho más para generar derecho a una prestación convencional”

Maica Bouza - Responsable de Emprego de CC OO en Galicia

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Eso explica también que entre los beneficiarios de las prestaciones del Sepe en Galicia destaque muy por encima del resto el colectivo de mayores de 55 años. Entre esa edad y los 59 representan el 16,6% del total de los pagos, 16.200 personas, como recoge el último informe de la Comisión Ejecutiva Territorial del Sepe al que accedió FARO. Los de 60 años en adelante suponen alrededor del 20% (19.300). La cobertura del sistema de protección por desempleo  (las prestaciones abonadas en función del volumen de parados) en ambas horquillas de edad se sitúa en el 67,3% y el 81,2%, respectivamente, mientras en el resto el grado va bajando a medida que se recorta la edad. Entre los 30 y los 34 años ronda el 52% y menos del 44% en los jóvenes de 16 a 29. “Son ellos, junto con las mujeres, los que padecen más esta crisis y arrastran el mayor problema de temporalidad”, señala Maica Bouza.

Entre noviembre del pasado ejercicio y mayo del actual 2021, las solicitudes de prestaciones asistenciales de desempleo rozaron las 44.000. Se aprobaron 27.300 y se denegaron casi 13.000. A esas peticiones hay que añadir 3.600 más de subsidios extraordinarios por desempleo, pensado para aquellos parados que hayan agotado el resto de las ayudas posibles. La inmensa mayoría consiguió el aval de la administración estatal: 2.641.

A la espera de lo que suceda con el intenso repunte de los contagios del COVID-19 en lo que algunos llaman “la quinta ola”, el cambio de ciclo en la economía, sobre todo después del fin del estado de alarma, está empujando con intensidad los contratos en la comunidad. En junio, sin ir más lejos, se firmaron 84.082, la mayor cifra en 20 meses. Pero, como sucedió cuando el mercado laboral dejó de destruir empleo tras la doble recesión financiera, mucho de ese revulsivo tiene que ver con la temporalidad. Casi 80.000 fueron contratos eventuales y 23.300 no pasaron de la semana de duración.

El gasto del Sepe en la comunidad por la pandemia supera los 2.000 millones

El incremento se está notando especialmente en los puestos que, además de temporales, son a media jornada. Bajo esta tipología alcanzaron en mayo los 21.300, lo que supone un 23% más que en noviembre y diciembre y cerca de un tercio del total de contratos formalizados en Galicia ese mes. “Es la precarización de la precarización”, advierte Bouza. ¿Están las empresas fichando a gente solo por tiempo definido y jornada reducida por lo que puede pasar, por miedo? “Podría, pero también existe un evidente riesgo de consolidar lo coyuntural en estructural”, añade, en referencia al tiempo real trabajado en algunas actividades y en la importancia que esta situación debería tener para la Inspección de Trabajo. “Sin duda”, remarca.

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Desde el inicio de la pandemia, el Sepe acumula un gasto de más de 2.000 millones de euros en prestaciones en Galicia. El pico se alcanzó en mayo de 2020 con más de 271 millones. También en aquel momento se registró el dato más alto de trabajadores cobrando del Estado por un ERTE: 176.572. Un año después había 31.162. El volumen de expedientes tramitados se ha ido frenando conforme mejoraba el panorama sanitario y la economía.

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