El comercio tendrá que esperar un poco más para recuperarse del varapalo del COVID. Esas mesiánicas rebajas, que se anuncian como un soplo de aire fresco para este sector lastrado por las medidas para contener la pandemia, afectarán de forma desigual al consumo.
“Las restricciones son menores. Eso se está traduciendo en un incremento de las ventas, pero no quiere decir que sea un aumento destacable”, analiza el presidente de la Federación Gallega de Comercio, José María Seijas. En un intento de pronóstico, en un entorno particularmente volátil, el portavoz vaticina que en este periodo promocional “se venderá algo más que en 2020” pero, respecto a 2019 –el último ejercicio normalizado–, la caída de las ventas será del 25%. La temporada decisiva será, vaticinan en la industria, la del año que viene. “Habrá que esperar”.
“Algunas empresas ya perciben un empuje del consumo, otras siguen con la misma atonía que hasta el momento”, explica Alberto Rocha, secretario general de Cointega (Clúster Textil de Moda de Galicia). Las causas son diversas. El adelanto de las rebajas a junio, lejos de tener un efecto positivo para el comercio, castiga el beneficio de los más pequeños.
“Las rebajas se han convertido en un ajuste del margen de la temporada, hay que ver cómo queda el mix del conjunto del periodo”
La oferta de las tiendas tampoco es que sea prolífica para las presentes rebajas. Llenan las estanterías productos de anteriores temporadas y un escaso aprovisionamiento de nuevas colecciones, en una previsión conservadora a la hora de comprar mercancía, lo que redunda en una escasez de producto atractivo. Por prudencia, y por las malas perspectivas económicas. “Mucha de la mercancía es del año pasado, no se vendió nada. Este ejercicio se compró menos que otros años porque había inventario de anteriores temporadas”, apunta el presidente de la Federación de Comercio de Pontevedra, Enrique Lago. “En las últimas campañas se ha ido redirigiendo mucho stock”, complementa Rocha.
"Este año las rebajas serán desastrosas para el pequeño comercio"
Influye, también, la rotura de la cadena de suministro. “Hay muchos sectores que ya no podían comprar mercancías porque los proveedores tenían los materiales contados”, recuerda Seijas. El online, en todo caso se quedará, coinciden los expertos. Su llegada fue más abrupta de lo esperado. La aceleración que ha experimentado no tiene vuelta atrás porque la siguiente generación de consumidores es digital, señala Lago.
Así es que el comercio, el del textil y el calzado, tendrá que encomendarse a septiembre o incluso a 2022, para recuperar el pulso, según sugieren los expertos. “La temporada decisiva va a ser la siguiente”, pronostica Rocha. Para Lago, “habrá que esperar al próximo año”. Los comercios tendrán que comprar mercancía para la próxima temporada, porque el ahorro se encuentra en máximos históricos y hay una apetencia por el ocio, por la vida en el exterior: “Irás al trabajo, a cenar, a conciertos. A medida que incrementas lo que haces en tu vida necesitas vestuario.
Habrá por tanto una necesidad de reponer ropa con bolsillos más llenos”, repone Rocha. La fórmula de la campaña de saldos tenía sentido hace años, cuando se compraba la tendencia de moda a principio de la temporada para usarla antes de que se renovara. Sin embargo, ese concepto de moda tradicional ya no existe. La uniformidad de estilo ha desaparecido, continúa el portavoz de Cointega: se lleva una tendencia y la contraria a la vez.
Así es que las federaciones de comercio provinciales y la gallega demandan que se reajuste el periodo de rebajas: que vuelva a su periodo habitual de febrero y julio en lugar de adelantarse con promociones como la Semana Fantástica o el Black Friday,. Estos periodos de promociones favorecen a los más grandes permitiéndoles desprenderse del stock. Un ejemplo que encarna a la perfección Inditex y sus colecciones cápsula que se renuevan cada dos semanas: esa idea de que si no lo compras al momento, más tarde no lo encontrarás. Para el pequeño comercio el margen de maniobra es poco. “Este año las rebajas para el pequeño comercio serán desastrosas. No ha tenido un año normal de ventas, solo han podido vender durante tres o cuatro meses de forma regular por las medidas para contener la pandemia”, zanja el presidente de la federación provincial.
