Con 242.243 unidades, el puerto de Vigo volvió a liderar hasta mayo el tráfico de vehículos a nivel nacional, por encima de los otrora siempre hegemónicos de Barcelona y Valencia, como acaban de constatar las estadísticas del Ministerio de Transportes y Movilidad.
En este trajín de embarques y desembarques, hay una compañía que sobresale sobre las demás en la terminal de Bouzas. Se trata de Gefco (siglas de Groupages express de Franche-Comté), primer cliente de la dársena viguesa, única proveedora de logística de la fábrica de Stellantis (antes, PSA-Vigo) y principal referencia de este mismo servicio para el conjunto de la industria gallega de automoción.
Un sector que encara nueva revolución, a sumar a la agitación provocada por la transición energética o la crisis de los semiconductores, después de que los accionistas de Gefco hayan decidido vender la sociedad. Russian Railways (75% del capital) y la propia Stellantis (24,96%) han encargado a JP Morgan y a Rothschild que le busquen un comprador; aspiran a ingresar más de 2.000 millones de euros con la desinversión.
Gefco cerró el pasado ejercicio con ventas por 3.805 millones de euros, tras anotarse un descenso del 20% por el parón del COVID. Con 1.913 millones, Stellantis se mantuvo como primer cliente, aunque la dependencia de este consorcio se ha ido reduciendo en los últimos años. Ford, Renault, Skoda, MAN o Toyota también han confiado a Gefco sus servicios principales de logístico, así como Nestle, Panasonic o Knauf.
La operación, de materializarse con el abanico de precios desvelado por Reuters, aportaría al grupo que preside Carlos Tavares una entrada extraordinaria de capital, de unos 500 millones, para sufragar al menos parte de los retos de electrificación o conectividad de los modelos del grupo. En 2012, la entonces PSA traspasó el 75% de Gefco por 800 millones de dólares; las plusvalías para la compañía rusa serán también muy considerables, máxime en un entorno actual de elevada volatilidad en los mercados y nula rentabilidad por parte de los financiadores tradicionales.
Este movimiento de los accionistas es paralelo a otros dos factores determinantes para la automoción gallega: las disrupciones por la escasez de semiconductores (chips) y las negociaciones por parte de Stellantis para seleccionar un nuevo proveedor de logística.
Como publicó FARO, la corporación Stellantis ha lanzado un tender –o proceso de selección– para reemplazar a Gefco, cuyo contrato expira este año. En Vigo se sigue con mucha atención un proceso que provocará cambios en los servicios de transporte terrestre y a flote, lo que podría afectar a la postre a la autopista del mar y al resto de rutas que desde Bouzas distribuyen los coches de Stellantis por todo el mundo.
En 2017, el entonces PSA Groupe renovó su acuerdo con Gefco por un plazo de cinco años y un monto de 8.000 millones de euros. El contrato –en aquel momento no se había cerrado la integración de Opel-Vauxhall– incluía la gestión y la optimización del conjunto de la cadena de suministro de PSA desde el aprovisionamiento de componentes para las fábricas de producción y de montaje hasta la distribución de vehículos terminados. A estos servicios de logística se añadía la distribución de piezas de recambio.
Russian Railways había concebido la compra de la mayoría de Gefco como un paso hacia una estrategia global centrada en la logística, pero acabó por replegar sus esfuerzos y vendió ya, a finales de 2019, su participación en TransContainer. Acudieron a la puja una antigua filial (Freight One), Enisey Capital (de los magnates Alexander Abramov y Roman Abramovich) y Delo Group, que se erigió como vencedora en la terna. El holding ruso se embolsó 850 millones de euros, muy por encima de los 510 millones que pedía inicialmente.
"El ritmo con el que los vehículos eléctricos de batería ganan cuota de mercado se correlaciona directamente con la cantidad de puestos de trabajo en riesgo y con el momento en que este riesgo se materaliza”
Los “riesgos” para el empleo de los vehículos eléctricos
La secretaria general de la Asociación Europea de Proveedores Automovilísticos (Clepa), Sigrid de Vries, ha alertado del riesgo que corren cerca de un millón de empleos relacionados con la producción de tecnologías de propulsión de vehículos ante la llegada del coche eléctrico. Tal como ha escrito la directiva en una carta, se espera que la Comisión Europea anuncie nuevos límites de dióxido de carbono (CO2) para los vehículos el 14 de julio. Los rumores apuntan hacia una reducción del 60% para 2030 (frente al 37,5% acordado en 2019) y del 100% en 2035. “El ritmo con el que los vehículos eléctricos de batería ganan cuota de mercado se correlaciona directamente con la cantidad de puestos de trabajo en riesgo y con el momento en que este riesgo se materaliza”, ha subrayado Clepa.
