“La reunión ha comenzado con un gran avance sobre aviones. Esto abre realmente un nuevo capítulo en nuestra relación porque pasamos de litigar a la cooperación después de 17 años de disputas”. Con estas palabras la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado el acuerdo alcanzado entre la Unión Europea y Estados Unidos, coincidiendo con la primera cumbre bilateral en siete años entre ambas potencias, para poner fin a una disputa comercial por los subsidios concedidos a los fabricantes Airbus y Boeing que se ha prolongado diecisiete años y que ha tenido un impacto de más de 11.500 millones de dólares.

“Esto prueba que la relación trasatlántica se está moviendo a otro nivel. Ahora tenemos tiempo y espacio para buscar una solución duradera al tiempo que ahorramos millones en aranceles a nuestras empresas", ha celebrado el vicepresidente y responsable de comercio de la Comisión, Valdis Dombrovskis. Según ha explicado von der Leyen, fue en febrero de este año, cuando mantuvo su primera conversación telefónica con el presidente estadounidense, Joe Biden, poco después de que se instalara en la Casa Blanca, cuando ambos dirigentes acordaron buscar una solución al conflicto más largo –arrancó en 2004- en la historia comercial de ambos bloques.

Un mes después, en marzo pasado, Bruselas y Washington acordaron darse una tregua de cuatro meses y suspendieron temporalmente los aranceles a la exportaciones que se imponen mutuamente. El objetivo: darse tiempo para buscar una solución negociada como “símbolo del nuevo comienzo” en las relaciones entre la UE y Estados Unidos, tras una etapa particularmente conflictiva para las relaciones comerciales, marcada por los continuos desencuentros con Donald Trump. "Los últimos cuatro años no han sido fáciles", ha reconocido la propia von der Leyen.

Acuerdo por cinco años

La suspensión de las contramedidas tendrá una vigencia de "cinco años" lo que permitirá eludir, según Bruselas, miles de millones en aranceles a la exportación a ambos lados del Atlántico. Bruselas y Washington se comprometen además a establecer un grupo de trabajo sobre aviación comercial, conceder financiación a los grandes fabricantes en condiciones de mercado, aportar recursos para financiar la investigación y el desarrollo de forma transparente y legal y a colaborar para hacer frente a las prácticas anticompetitivas de terceros países podrían dañar a los fabricantes de aviones europeos y estadounidenses.

El acuerdo, sellado durante el estreno de Biden en Bruselas, coincide además con la nueva estrategia de la Casa Blanca de buscar aliados para hacer frente común a un “desafío sistémico”, tal y como lo definió este lunes la Alianza Atlántica, a China, que dispone de una una pujante industria de aviones comerciales que podría amenazar la hegemonía de los constructores de Estados Unidos. Durante esta cita el presidente estadounidense ha vuelto a reivindicar que "América está de vuelta" y ha subrayado la importancia de Europa para su país. "Europa es nuestro aliado natural. Estamos comprometidos con las mismas normas e instituciones que están cada vez más bajo ataque", ha indicado durante su intervención inicial.

Fue en octubre de 2019 cuando la OMC autorizó a Washington a imponer aranceles por valor de 7.500 millones de dólares a la UE, en represalia por los subsidios europeos a Airbus. Un año después, en octubre de 2020, el organismo multilateral autorizaba a la UE a responder con la misma moneda e imponer aranceles por valor de 4.000 millones por las subvenciones ilegales recibidas por Boeing.

Aranceles al acero y aluminio

En lo que no hay suficientes avances es en la disputa sobre los aranceles al acero y el aluminio. No obstante, Washington y Bruselas se comprometerán a seguir trabajando para buscar una solución que permita eliminarlos antes de finales de año, tal y como se comprometieron en mayo pasado cuando acordaron abrir negociaciones sobre el exceso de capacidad de acero y aluminio a nivel mundial, que amenaza sus respectivas industrias, y la UE accedió a renunciar a imponer los recargos tarifarios que debían haber entrado en vigor el pasado 1 de junio.

El caso se remonta a 2018, con Trump en la Casa Blanca, cuando la Administración estadounidense decidió imponer aranceles del 10% a las importaciones europeas de aluminio y un 25% a las del acero. Una decisión a la que Bruselas, en nombre de la UE, respondió imponiendo a su vez un recargo a decenas de productos estadounidenses desde motos Harley-Davidson hasta vaqueros Levi’s.