Después de que el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Pontevedra tumbase el plan inicial de refinanciación porque el acuerdo incumplía las mayorías exigidas por ley al apoyarse en los votos de Abanca, “persona especialmente relacionada” como principal socio que era con el 80% de las acciones entonces, Nueva Pescanova optó por un canje de deuda y una ampliación de capital voluntaria de 50 millones de euros como máximo. La pesquera quería limpiar la agobiante deuda que arrastraba de la antigua matriz, una inyección de fondos y, de paso, dar la oportunidad a las pequeñas participaciones de evitar su dilución.
La razón de Ecoener para ampliar capital era otra. Se estrenó en Bolsa el pasado 4 de mayo tras captar 100 millones de euros de inversores, la mitad de lo que en principio tenía en mente, aunque “suficiente” para financiar su plan estratégico, según aseguró el presidente, Luis de Valdivia, desde el parqué. Tanto el grupo energético como Nueva Pescanova ejemplifican las posibles causas de una ampliación de capital y los dos son protagonistas del destacado incremento de este tipo de operaciones en Galicia en lo que va de año como respuesta a los males y también a las oportunidades que brinda la pandemia.
El mayor volumen en ocho años
Un total de 520 empresas con sede en la comunidad ejecutaron una ampliación de capital entre enero y mayo. En el mismo periodo de 2020, muy condicionado por el arranque de la crisis del coronavirus y la paralización de la actividad y los procesos administrativos, fueron 441. El número de operaciones en los cinco primeros meses de 2019 ascendió a 632. El gran salto está en los recursos captados. El importe rozó los 900 millones de euros en este 2021, el triple que en los dos ejercicios anteriores –301,1 millones en 2020 y 257,9 millones en 2019– y el mayor volumen de los últimos ocho años, según el balance publicado por el Instituto Galego de Estatística (IGE) a partir de las notificaciones al Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME).
“Las ampliaciones de capital tienen básicamente dos motivos”, explica José Canalejas, experto contable. “Cuanto hay un proceso de pérdidas, la empresa puede refinanciarse con las aportaciones de sus socios o abriéndose a nuevos accionistas –señala el vocal del Consello Galego de Economistas–. Y obtener fondos sin recurrir a la financiación bancaria u otra de carácter externo para acometer nuevos proyectos”.
“Las operaciones de ampliaciones de capital inscritas en los registros mercantiles reflejan de modo directo la apuesta de los propietarios por sus proyectos empresariales, e igualmente se ven afectadas por el primer estado de alarma de 2020”, apunta el Colegio de Registradores en su informe con la evolución de la demografía empresarial. Con mayo van tres meses consecutivos en los que Galicia roza la barrera de 400 nuevas sociedades, una docena cada día. Desde el inicio del ejercicio van más de 1.840, un 46% más que en 2020 y en línea con las constituciones del último año previo a la pandemia (1.883).
El peso del comercio
Dos de cada diez se concentran en el comercio, concretamente un 12,9% (238) son firmas al por mayor e intermediarios y el 8,7% (160) negocios minoristas. Otras 136 (7,4%) se dedican a los servicios de comidas y bebidas, uno de los sectores más lastrados por las restricciones para frenar los contagios del COVID-19. La buena racha del ladrillo se traduce en la creación de 129 empresas de construcción especializada, 106 para edificación y 129 para actividades inmobiliarias, donde el incremento anual el del 134%.
En comparación con los primeros cinco meses de 2020, las otras subidas más notables en la constitución de empresas están en los servicios financieros (158%), la venta y reparación de vehículos (81%) y el comercio mayorista (83%). La hostelería, en cambio, redujo el lanzamiento de nuevos negocios un 1,4%.
"Ganar tamaño es hoy en día tremendamente importante por la generación de economía de escalas y el acceso a la financiación"
Las reducciones de capital para, habitualmente, absorber pérdidas pasaron de 98 entre enero y mayo de 2020 a 157, con un montante muy similar: 321 millones de euros. Las disoluciones sí aumentaron con fuerza, un 52%, hasta las 843. Se notificaron 111 concursos de acreedores. Hubo 12 escisiones y 38 fusiones –en este caso, más del doble que el año pasado y el mayor número de la serie estadística hasta 2012–, dos mecanismos de reestructuración mercantil que podrían “evitar una mayor destrucción del tejido empresarial”, según defendió ayer el Registro de Expertos Contables en unas jornadas virtuales. “Cada vez se están haciendo más fusiones entre pymes”, explica José Canalejas, que considera la integración de empresas un buen camino “para ganar tamaño, hoy en día tremendamente importante por la generación de economía de escalas y el acceso a la financiación”.
