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La industria pesquera pagó 20.000 euros al día en planes antiCOVID para sus plantillas

Descarga de pescado en Fandicosta Cedida

El Cova Balea llegó el pasado martes a Vigo después de una larguísima travesía desde Senegal. No soltó amarras de los bolardos del puerto de Dakar esta vez; el buque, de 46 metros de eslora y de la armadora Pesca Baqueiro, había pasado diez días fondeado por un brote de COVID a bordo.

Las principales operadoras, de Vigo y Marín, destinaron más de ocho millones de euros a mascarillas, pruebas PCR, cambios de turno o cuarentenas en hoteles para tripulaciones

La propagación del virus en los buques se tornó en desgracia el mes pasado con el fallecimiento de un tripulante cangués del Playa de Sartaxéns, en Montevideo, tras no superar la enfermedad. Antes –las vacunaciones todavía arrancaron a mediados de mayo–, la práctica totalidad de las armadoras gallegas registraron infecciones entre sus marineros. Desde que se desató la pandemia, la contención del virus ha sido más que un quebradero de cabeza para la industria, tanto en tierra como en la mar.

Tripulación del "Siempre Juan Luis" Cedida

“Hay un coste indirecto –indica el director general de Fandicosta, Carlos Fernández–, por la necesidad de desdoblar en turno en dos, para la no aglomeración de la gente”. Solo este ajuste, que también acometió Grupo Profand en sus fábricas, ha supuesto a la compañía un sobrecoste de 8.000 euros mensuales. En suma, las 15 principales operadoras –que cerraron el ejercicio con 3.500 millones de volumen de negocio, como analizó ayer FARO– destinaron más de 20.000 euros diarios a distinas medidas de protección para sus plantillas. Más de ocho millones de euros desde marzo de 2020, sin contar los problemas logísticos, de relevos o de aprovisionamiento, como informaron desde las propias empresas a petición de este periódico.

 

 

“El principal problema han sido las paradas en la flota por casos de COVID”, ilustra el presidente de Grupo Vieira, Eduardo Vieira. “Ha implicado una reducción importante de las capturas, por paralización de barcos, ampliación de tiempos para las descargas por controles adicionales, problemas logísticos para mover a la tripulación o aumento del coste de estancias en hoteles por la reducción de frecuencias aéreas”.

Tripulación de un pequero argentino (proveedor del Lanzal) Cedida

Y no solo por reducción de vuelos, porque tripulaciones para caladeros de Malvinas, NAFO, Namibia, Seychelles o Noruega se han pasado días en aislamientos preventivos, hospedados en establecimientos de Vigo, Cangas o Marín. Confinamientos previos al embarque, con pruebas PCR y antígenos, que no impidieron brotes a bordo del Venturer (de la armadora Petrel Fishing) o el Argos Pereira (Argos Pereira Limited), participados por las viguesas Pescapuerta y Pereira, respectivamente. El primero estuvo fondeado en Salvador de Bahía, con marineros ingresados en una clínica privada de la ciudad carioca; el segundo pasó por lo mismo en Montevideo (Uruguay).

 

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El impacto

 

La primera compañía del ranking, Nueva Pescanova, se anotó un impacto en el Ebitda de 13,3 millones de euros, como consta en la documentación remitida al Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) para una emisión de pagarés por 50 millones. Los costes derivados de la pandemia (pruebas PCR, protocolos de higienización y limpieza, compensaciones extraordinarias o de viajes) ascendieron a 4,8 millones. En Profand la partida rondó los 100.000 euros mensuales, con los tests, aprovisionamiento de mascarillas FFP2, cambios de turno, pantallas separadoras o comedores. Han sido gastos que las empresas han tenido que anotarse contra su balance de resultados, sin repercutir en coste final, como acontece ante un descenso de capturas (menor oferta) o la imposición de tasas arancelarias (como las recién instauradas para las capturas de las Falkland).

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También Atunlo decidió premiar “el esfuerzo y compromiso demostrado durante el estado de alarma” de sus trabajadores, con una prima extraordinaria de productividad equivalente a un 15% del salario base. Contando con esta partida, el gasto COVID para la pesquera (participada por la viguesa Comercial Pernas y las vascas Pevasa e Inpesca) ascendió a 400.000 euros. Mayúsculo fue también el esfuerzo de Pereira, con unos 300.000 euros, o de Wofco (120.500 euros, desde marzo de 2020). Mascato, por ejemplo, elevó un 12% las partidas destinadas a labor social y patrocinio, también con el foco puesto en el impacto de la pandemia, hasta superar los 403.000 euros.

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