El encarecimiento de la energía disparó los precios en mayo al 2,7 % respecto al mismo mes de 2020, cinco décimas por encima de abril (2,2 %), lo que supone la mayor tasa desde febrero de 2017. El indicador adelantado del índice de precios de consumo (IPC) publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) está marcado por el encarecimiento de los carburantes y combustibles, que en mayo de 2020 bajaban en pleno confinamiento por la pandemia.

Al mirar a la inflación subyacente –que no tiene en cuenta los alimentos no elaborados ni la energía por ser los más volátiles– los precios aumentaron un 0,2 % en tasa interanual, dos décimas más que en abril, con lo que se sitúa más de dos puntos y medio por debajo del IPC general.