Salvo el personal de grandes fábricas y los expertos laboralistas, pocos en la calle sabían que era eso de los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que el Gobierno modeló en el arranque de la pandemia como estandarte de su escudo social para aliviar el impacto del parón económico. El desconocimiento duró poco. En esa situación llegaron a estar más de 3,6 millones de trabajadores en España, el 20% de los afiliados, el 24 de abril del pasado año. Desde entonces van cuatro pactos más para extender y renovar el mecanismo en el marco del Diálogo Social. El último, firmado ayer, prorroga los ERTE hasta el 30 de septiembre, con algunos importantes cambios para incentivar la vuelta a la normalidad en algunas actividades gracias a la evidente mejora de la situación sanitaria por la vacunación y reforzar el apoyo en otras, todavía muy débiles. En la lista de actividades “ultraprotegidas” por la especial virulencia de la crisis, por ejemplo, entran la fotografía, una parte del comercio al por mayor –de café, té, cacao y especias– y la confección de ropa, que en Galicia perdió a uno de cada diez empleados por el golpe del coronavirus en las ventas de la moda. Las tres tienen a partir de ahora las mismas exoneraciones en las cuotas a la Seguridad Social que otros negocios, como la hostelería o muchos del turismo que en la comunidad ya destruyeron más de 12.000 puestos hasta el pasado mes de abril.
Hay seis tipos de ERTE y los seis se mantienen. De las fórmulas originales, de fuerza mayor y no fuerza mayor, quedan en Galicia unos 4.900 y casi 2.800 afectados, respectivamente. El mayoritario ahora es el de limitación, con 10.900 trabajadores. Cubre al personal de empresas atadas de manos por restricciones de la administración aunque su actividad esté permitida. En este caso, el Estado asume el 85% de los pagos a la Seguridad Social en junio y julio y el 75% en agosto y septiembre para las compañías de menos de 50 asalariados y del 75% y el 65% posterior para las más grandes.
Si no queda otra alternativa que el cierre del centro de trabajo por las limitaciones impuestas para contener la expansión de casos, el ERTE es de impedimento. El número de cotizantes en Galicia en esta situación a mediados de mes no llegaba a los 1.200. La exoneración de las cuotas alcanza el 90% para las empresas con más de medio centenar de empleados y del 100% para el resto.
“Hemos sujetado millones de puestos de trabajo”
Vinculados a los sectores “ultraprotegidos” por la especial virulencia de la crisis en sus negocios había el 11 de mayo en la comunidad 4.605 gallegos en ERTE y 416 más en nómina de empresas muy dependientes de ellas. Es aquí donde se notan más las modificaciones para animar la repesca de las plantillas, premiando la salida de los expedientes con mayores exoneraciones: 95% en compañías pequeñas y 85% en las grandes. Para los que se mantengan en ERTE, el porcentaje va del 85% en junio, julio y agosto y el 75% en septiembre en el umbral inferior a los 50 trabajadores, al 75% en los tres primeros meses y el 60% del cuarto en las demás. De este grupo de actividades salen las artes gráficas, la fabricación de instrumentos de óptica y equipo fotográfico, el comercio minorista de productos informáticos, el transporte espacial y el alquiler de medios de navegación.
“Esta experiencia nos debe servir para todo lo que queda por delante”
El quinto acuerdo de los ERTE entre el Gobierno, patronales y sindicatos no fue precisamente el más rápido. Llegó en el toque de campana y su aprobación obligó a celebrar ayer un Consejo de Ministros extraordinario. Ninguno de los protagonistas ocultó el sudor del arreón final. “Hemos sujetado a millones de puestos de trabajo con los ERTE y nos tiene que servir como un antes y un después en el modelo de mercado laboral”, aplaudió Unai Sordo, secretario general de CC OO. La palabra “éxito” se coló en el discurso de todos. Un acicate, en palabras del responsable de UGT, Pepe Álvarez, “para todo lo que queda por delante de mayor envergadura”, en relación a las mesas para la reforma del mercado laboral y las pensiones.
“Hay que estar orgullosos de un acuerdo donde todas las partes dejamos algo”
“La infraestructura sorda –como definió al Diálogo Social el líder de Cepyme y número dos de la CEOE– en la que sacamos lo mejor que tenemos para construir España”. “Todas las partes nos dejamos los pelos en la gatera”, recordó Gerardo Cuerva, visiblemente empático con la vicepresidenta tercera y ministra de Trabajo, recién salida del Hospital La Paz. “Igual –le dijo– hay que ir echando el freno”.
“La protección se extiende y se incentiva la recuperación”
“Una vez más hemos estado a la altura por el bien del país. El esfuerzo ha merecido la pena”, respondió Yolanda Díaz, que admitió que todavía anda con “pocas fuerzas”. Dedicó “el triunfo” a “los equipos técnicos”. “Mi padre me enseñó la importancia de la perseverancia muy joven, que los acuerdos salen cuando uno quiere, aunque sean muy peleones”, destacó, antes de señalar el futuro de los ERTE como “muestra de flexibilidad interna”. “Lo alcanzado es extraordinario”, valoró el ministro de Inclusión y Seguridad Social, José Luis Escrivá, que recordó la extensión también de la prestación de los autónomos, con 28.600 solicitudes aprobadas en Galicia hasta abril.
“Esta es una gran muestra de la flexibilidad interna para el futuro”
